Rurales | 06 Ago El presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Federico Stanham, manifestó que “la trazabilidad es un plus de confianza que permite a Uruguay disponer de 120 mercados cárnicos abiertos, la mayoría con altos estándares de seguridad alimenticia, y 20 empresas habilitadas para exportar a esos nichos, que representan más del 90% de la producción”.
En el marco del décimo aniversario del sistema que permite garantizar confianza e inocuidad de producción, indicó que además de “garantizar el sistema de producción cárnica, la trazabilidad es parte ineludible de la marca país Uruguay Natural, estándar en el posicionamiento internacional de los productos nacionales”.
Sostuvo que la experiencia uruguaya impulsó a varios estados de Brasil a implementar la trazabilidad debido a que entienden que esta herramienta “aporta transparencia hacia la interna de la cadena y certezas al exterior”.
Los 12.000.000 de vacunos en el país están identificados de forma individual y asociados a sus propietarios, con registro de su ubicación en el territorio, al igual que los 2,5 y 3 millones de terneros que nacen anualmente. Las plantas de faena reciben 8.500 animales por día, cada uno con su caravana individual, que trae desde su nacimiento, y con los datos básicos de cada animal, que se vuelcan a un sistema digitalizado de información. Una vez en planta, el animal es pesado vivo y posteriormente se pesa en distintas etapas de faena. Entre los pesos, se destaca la media res ya limpia, que se utiliza en la transacción para el pago a productores.
En etapas posteriores y en cada peso registrado, se mantiene la identificación del animal y se divide en media res delantera o trasera. De esta forma, se registran 10 datos de peso, que son almacenados en forma instantánea, en tiempo real, en sistemas inviolables y transmitidos a la base de datos de INAC. “El principal uso de los datos del sistema de trazabilidad son requeridos para determinar el destino industrial de la carne a obtener”, precisó.
Stanham definió a la trazabilidad como una política pública que genera ventajas competitivas en el exterior. Uno de los impactos más importantes es la dimensión cultural y de conocimiento de los involucrados en el negocio agropecuario, que genera posibilidades para el uso de esa información. “Muchos aún por descubrir y para ser desarrollados, como por ejemplo el total de beneficios, estimado en 1% del valor generado en la cadena de carne vacuna”.
La información también se utiliza para facilitar auditorías internacionales que inspeccionan la cadena cárnica, ya que proporciona argumentos confiables sobre el origen de la producción, la posibilidad de montar sistemas de protocolos y certificaciones más complejas y sofisticadas a partir de una alimentación diferencial en establecimientos ganaderos.
El productor accede a información certera y transparente de cada animal en el proceso de faena, programa los destinos de los productos en función de los requerimientos de algunos mercados en las áreas de producción y comercial de las plantas.
En la oportunidad, el funcionario recordó el antecedente del sistema de trazabilidad industrial, mejor conocido como cajas negras en frigoríficos que implementó el INAC en 2004, cuyo objetivo fue el control inviolable individual de faena, desosado y comercialización de carne en el país, “motivado por la necesidad de contar con mayor transparencia y evitar la competencia desleal”, enfatizó Stanham, agregando que “hoy está integrada la producción pecuaria con el procesamiento industrial”. Al 23 de julio, las exportaciones de carnes, menudencias, productos cárnicos y subproductos, suman 900.000.000 de dólares. China es el principal destino con 330.000.000 de dólares, un 37% del total, seguido por los países que integran la Unión Europea con 23% y los que conforman el Tratado de Libre Comercio de las Américas (Nafta, según sus siglas en inglés), México, Canadá y Estados Unidos, con 17%.