Paysandú, Viernes 12 de Agosto de 2016
Locales | 07 Ago PRIORIDAD: COMBATIR LA POBREZA
A pesar de los cambios de gobiernos y períodos favorables de desarrollo económico, siguen existiendo en nuestro país miles de familias pobres, que viven en casas precarias agrupadas en asentamientos en terrenos fiscales, en lugares inapropiados para construir viviendas. La mayoría están ubicadas en lugares bajos, en las riberas de arroyos y ríos, que cuando crecen inundan esas áreas con aguas contaminadas por los desbordes de pozos negros y basurales. Las familias deben ser desalojadas y pasan varios días fuera de sus casas viviendo agrupadas en carpas, gimnasios, etcétera. Además de las insuficiencias que padecen y por ende carencias de todo tipo, sufren mudanzas periódicas e incomodidades varias.
Pero cuando permanecen en sus precarias chozas, sufren las inclemencias del clima: calores insoportables en los meses de primavera y verano, con su carga de mosquitos y moscas que pululan en los basurales y en invierno los intensos fríos y la humedad.
¿Acondicionadores de aire, ventiladores, estufas, calefactores solares, vidrios dobles en las ventanas? Nada de eso está al alcance de estas familias. Solo les queda soportar las temperaturas extremas y las picaduras de insectos.
Por eso, estas personas están más expuestas y son más susceptibles a las enfermedades, porque a todo esto se debe agregar una alimentación insuficiente y desequilibrada, y como consecuencia, menores defensas orgánicas, que son la primera barrera contra las enfermedades. El papa Francisco ha dicho que el infierno no existe, pero ¿quién puede dudar que los asentamientos son lo más parecido al infierno en la Tierra?
Si pretendemos ser justos y solidarios, si tenemos verdaderamente sensibilidad social y buscamos la equidad, no podemos ser ciegos y sordos ante esta calamitosa situación que padecen miles de familias pobres desde hace tantos años. Por eso, nada es más prioritario que solucionar estos graves problemas que nuestros conciudadanos pobres no pueden resolver. Quien debe atender y solucionar estas carencias fundamentales es el Estado central y los gobiernos departamentales deben colaborar con personal técnico y maquinarias.
Construcción de nueva terminal, hipermercados, peatonales, arreglo de avenidas, vías de circulación rápida, Paseo de la Costa, plazas y parques... Todo queda en segundo lugar frente a la necesidad de combatir la pobreza que produce tantos sufrimientos en los integrantes de las familias pobres.
Si Uruguay terminara con la pobreza, sería un logro extraordinario que nos enorgullecería y pondría como ejemplo en el mundo. ¿Acaso es imposible lo que proponemos? Al contrario, nuestro país cuenta con recursos suficientes para emprender tan necesaria tarea.
Terminar con la pobreza no es solo repartir subsidios ni dar canastas de alimentación a las familias carenciadas. La prueba de lo que decimos la vemos en estos años, en los que se vienen aplicando esas medidas en el país y siguen existiendo cientos de miles de pobres.
Terminar con la pobreza es una tarea múltiple, que requiere educar a todos los integrantes de los grupos familiares. Capacitarlos para el trabajo y la creación, para que puedan producir parte de su alimentación, para que aprendan a cuidar su salud, para que no consuman drogas, para que practiquen ejercicios saludables. Correctamente alimentados, sus organismos tendrán más defensas contra las enfermedades. Por el contrario, cuando padecen deficiencias nutricionales, son los primeros en enfermarse.
En 1997, publicamos en diario EL TELEGRAFO una idea de “Núcleos poblados granjeros” en dos ediciones y en un “Quinto día”. Esa propuesta mantiene total vigencia y con los adelantos tecnológicos que se han conseguido en los casi 20 años que han transcurrido, hoy sería de más fácil aplicación.
El proyecto busca la solución de los problemas que describimos y la idea está basada en la educación y la capacitación de todos los integrantes del núcleo familiar y su activa participación en la solución de sus problemas, con la ayuda del Estado.
El préstamo de 5.000.000 de dólares que el gobierno departamental gestiona frente al BID para hacer arreglos en avenida Brasil y parte de la costanera se podría destinar para dar solución a las necesidades de vivienda a no menos de 500 familias que saldrían de esas zonas inundables.
Ing. Ricardo Brasesco
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