Paysandú, Sábado 13 de Agosto de 2016
Opinion | 08 Ago La Intendencia de Canelones organizó un foro denominado “Reflexiones Canarias”, donde dirigentes sindicales, empresarios y representantes del Poder Ejecutivo abordaron la problemática existente en torno a las negociaciones en los Consejos de Salarios. El director Nacional de Trabajo, Juan Castillo, alertó ante las pretensiones empresariales que se abordan sobre la mesa, donde el mensaje parece claro: “Mira, estas son las condiciones que tengo, si no cierro y me voy”, precisó.
Esa situación fue planteada por un frigorífico de Canelones que llegó a pedir “que se cambien las reglas de juego, los criterios de trabajo y los laudos salariales” para no trasladarse a Paraguay. Ante ese escenario, Castillo reconoció un marco competitivo dentro del Mercosur y aunque su deseo es un mayor abordaje de este asunto del lado uruguayo, el contexto requiere de un análisis diferente.
Hace algunos meses tuvo una gran receptividad el Foro de Inversión Paraguay+ 2016, realizado en Córdoba y allí se exhibieron las facilidades que presenta aquel país para la concreción de negocios, enmarcado en una visión de apertura para la captación de nuevos capitales extranjeros y el sector inmobiliario que ha proyectado un gran dinamismo en los últimos años. Por ejemplo, la creciente clase media demanda su primera vivienda y dispone de créditos para el comprador por parte del gobierno, además de abrirse a un progresivo mercado de inversiones extranjeras.
Paralelamente, se ha demostrado una baja presión tributaria, que según el propio gobierno paraguayo, puede sustituir en buena medida a las manufacturas provenientes de China con un aporte a la disminución de los costos de logística. Es, precisamente, en la etapa en que se encuentra el vecino paraguayo: trata de convertirse en un centro logístico y manufacturero de la región, a pesar de su condición de país mediterráneo, que --sin dudas-- le genera costos adicionales.
Sin embargo, un duro papel han jugado la credibilidad y el marco institucional con relación a su pasado reciente, que requirió de reformas legislativas relevantes para otorgar un mayor sustento jurídico a las inversiones, mientras que el presidente Horacio Cartes, presentó un plan de infraestructura basado en la producción de alimentos, la necesidad de potenciarse como centro de la industria manufacturera y la asunción de un rol protagónico en la hidrovía Paraguay-Paraná. Nada mal para alguien que no tiene salida al mar.
Para todo eso, Cartes desarrolló el régimen fiscal 10-10-10, es decir, 10% de impuesto a la renta de las empresas, 10% a las personas de mayores ingresos y 10% de IVA. A todo esto, estableció un régimen laboral “amigable” y el menor costo de energía eléctrica en toda América Latina a inversores provenientes de Japón, Corea del Sur o Alemania, que ya se han instalado en Paraguay.
De hecho, desafía a otros socios del bloque, en tanto las industrias abonan un promedio de U$S 57 por cada MWh, contra U$S 183 que cuesta en Brasil y mientras se importan maquinarias y materias primas sin pagar tasas de importación, los bienes acabados pagan el 1% sobre el valor de la factura.
Los fabricantes de vehículos en Brasil exportan las piezas desde Paraguay, dentro de los regímenes existentes en el Mercosur, libre de tasas arancelarias, con un mínimo de 40% de insumos producidos en la región, que aprovechará hasta 2019, como un incentivo a su industrialización, al tiempo que Brasil y Argentina tienen el 60%.
Asimismo, cuenta con la Ley de Maquila, que es un sistema de producción basado en la producción de bienes y servicios para su exportación, cuya producción se efectúa por encargo de una matriz ubicada en el exterior y se envía a cualquier parte del mundo. La maquila paraguaya se encuentra en plena etapa de expansión, a través de un trabajo conjunto entre públicos y privados, con la mediación de las entidades comerciales e industriales con injerencia en la materia.
Algunos ejemplos: la mayor proveedora de arquitectura vehicular en el mercado brasileño, Delphi, estudia la posibilidad de abrir una unidad de montaje y el Ministerio de Hacienda informó que se autorizó la instalación de proyectos de inversión en estructura vehicular, autos eléctricos y accesorios en general, servicios gráficos y similares por varios millones de dólares. El régimen de maquila, entre otras ventajas, ha beneficiado a Paraguay hasta convertirlo en un socio estratégico con participación internacional.
O el caso de los textiles paraguayos que sufrieron los embates del proteccionismo argentino y los escollos no se han superado sin esfuerzo, pero han logrado pequeños acuerdos con Brasil para superar el contrabando. Sin embargo, este pequeño buscó negocios con la Asociación Brasileña de la Industria Textil y de la Confección, que ayudó al gigante del norte a ocupar un lugar privilegiado en la exportación, superando U$S 50 millones, en 2014, cuando se concretó dicha reunión. Es que a Brasil también le atraen los menores costos de producción y logística existentes en Paraguay, junto a una posición estratégica regional.
La flota fluvial aumentó de 15 remolcadores a 150, y de un centenar de barcazas a unas 3.000, posicionándola como la tercera más grande del mundo, y ayudará tanto al servicio agrícola, como a los demás sectores de la economía que tienen la necesidad de importación y exportación a través de los puertos de los países vecinos.
A fines de 2014, Argentina ocupaba el segundo puesto detrás de Brasil en el origen de inversiones en Paraguay, y los guaraníes se convirtieron en el segundo destino internacional para las marcas argentinas, detrás de Uruguay, cuando operaban un total de 62 firmas en Asunción, en aquel entonces.
En cuanto a Uruguay, a comienzos de 2016 había unas 53 empresas uruguayas de diferentes rubros que habían instalado sus sucursales, atraídos por una similitud demográfica y donde el 70% de la población tiene menos de 30 años.
La compra de tierras es el principal negocio para los empresarios uruguayos, que tienen en sus manos aproximadamente 2 millones de hectáreas; por eso, Paraguay es un país “de moda” para las inversiones. Está despertando en una región que siempre pulsa el freno de mano ante cualquier coyuntura y apela a los aumentos tarifarios para su reordenamiento interno o, como ahora se denomina en Uruguay, de “consolidación fiscal”.
Y no es un dato menor: en Paraguay se registra una inexistencia de conflictos sindicales, en tanto en 2013 se creó el Ministerio de Trabajo. No obstante, el ministro Ernesto Murro ha reconocido las intensas discusiones que ha tenido con empresarios uruguayos para que no se vayan a lares guaraníes, porque allí las normativas laborales, de seguridad social y libertades sindicales son “muy bajas”. Pero, en este caso, el interés empresarial de trasladarse a Paraguay no radica en cuestiones de conflictividad o baja productividad uruguaya, sino en asuntos de mayor amplitud, que requieren de mayores encuentros entre socios que hoy están muy desencontrados.
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