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Paysandú, Jueves 18 de Agosto de 2016

Un faro cultural que debe mantenerse

Opinion | 16 Ago Datos aportados recientemente por Limber Santos, responsable del Departamento de Educación Rural de Educación Primaria, son reveladores sobre la tendencia del escenario que se vive en el medio rural, tal como se recoge en el artículo de EL TELEGRAFO en el que se da cuenta de la charla ofrecida recientemente por el jerarca en nuestro medio.
En exposición enmarcada en talleres dirigidos a docentes rurales y alumnos de magisterio en Paysandú, el jerarca explicó que el descenso continuo de la matrícula y el cierre de los locales por el despoblamiento son algunos de los problemas que padecen las escuelas rurales. Destacó que unas 600 instituciones, de 1.100 que hay en todo el país, tienen 10 alumnos o menos, y evaluó que la matrícula en las escuelas rurales desciende porque es una consecuencia directa del descenso de la población rural y la migración del campo a las ciudades.
No es una tendencia nueva, por supuesto, pero según el responsable del Departamento de Educación Rural el fenómeno ha incorporado recientemente aristas más complejas, y consideró que hay situaciones disímiles de acuerdo a la zona de que se trate, por cuanto “aunque podemos encontrar medios rurales puntuales donde la población se mantiene estable, aumenta en distintos departamentos”.
Observó sin embargo que esos incrementos son circunstanciales, al punto que está atado a dinámicas laborales que son circunstanciales o fuentes laborales que “hoy están y mañana no”.
Es decir que en un marco de descenso del número de alumnos en el medio rural, aspectos como la cambiante matrícula es un factor adicional en cuanto a complicaciones por la cantidad de cargos que se necesitan o por los recursos con que cuentan los centros, lo que repercute en dificultades sobre cómo deben distribuirse los recursos por el Consejo.
Otro efecto visible es la desaparición de algunas escuelas cuando se quedan sin niños, pero con el agregado de que en esta migración “también ha pasado que escuelas cerradas han tenido que reabrir” y consideró que una manera de abordar el problema es apoyar a los docentes para que puedan gestionar la escuela en esa situación tan excepcional de contar con menos de cinco niños.
Dijo que en Uruguay hay unas 250 escuelas rurales con menos de esa cantidad. “Eso implica un vínculo donde la mayor cantidad de esa comunidad viva en la zona, pero no tengan niños en la escuela”, en tanto ello da cuenta de que una característica que se pone de manifiesto es el común denominador del envejecimiento de la población del país.
Estos aspectos ponen de relieve realidades y desafíos, al mismo tiempo, tanto desde el punto de vista de los factores que inciden en la despoblación rural como en la necesidad de que desde el punto de vista pedagógico se encare una actualización que esté a tono con este escenario.
En este último aspecto consideró el jerarca que en escuelas de pocos alumnos pueden presentarse problemas en los aprendizajes, al punto que el docente “se las tiene que ingeniar para que sus propuestas sean innovadoras. Esa es una situación que se soluciona acompañando a los maestros de la mejor manera posible, con los equipos técnicos y apoyo en su formación”.
Más allá del desafío docente, nos encontramos con que en el contexto del país, casi la mitad de las escuelas son rurales, pero solo asisten menos de 18% del total de alumnos de toda la escuela pública. Si se tiene en cuenta la totalidad de escuelas públicas, y no se cuenta Montevideo, que no tiene escuelas rurales, las instituciones rurales son muchas más que las urbanas.
Pero estaríamos limitando seriamente la proyección de esta problemática si estuviéramos evaluando a las escuelas solo como un ámbito de educación constreñido al alumnado que concurre a diario, por cuanto con ser igualmente un aspecto importante, la escuela rural tiene una proyección que va mucho más allá de la misión que cumple en los centros urbanos, donde la problemática es diferente y naturalmente, tienen muchas veces dificultades adicionales.
Ocurre que en el medio rural la escuela no es solo un centro docente al que concurren los niños provenientes de una amplia zona, recorriendo muchos kilómetros a pie, a caballo o bicicleta, sino que es además un foco cultural y referente para la zona, para la comunidad rural, y en gran medida también caja de resonancia de las inquietudes y necesidades de los rincones más olvidados del país.
Y desde el punto de vista pedagógico es importante que una institución pública esté en una comunidad por más que tenga pocos alumnos. “La escuela es una referencia y tiene un rol social, es la presencia del Estado para las comunidades”, dijo e informó que en los centros rurales de todo el país asisten 18.500 niños, con unas 600 escuelas de 1.100 que hay en todo el país que tienen 10 alumnos o menos.
La realidad es que a las escuelas “se trata de tener abiertas hasta tanto sea posible. Nos quedamos con escuelas con bajo alumnado porque es el referente para la comunidad y porque para esos niños no hay otra institución cercana”, reflexionó el encargado del Departamento Rural de Primaria.
El panorama en las escuelas rurales es por lo tanto un reflejo de lo que ocurre en el interior profundo de nuestro país, donde es preciso contar con atractivos para que el poblador rural permanezca en su lugar de origen y sobre todo encuentre formas de satisfacer sus aspiraciones en materia de servicios, de empleo, de realizarse en la vida, con parámetros que naturalmente no suelen ser los mismos que los de un habitante de un centro urbano.
Y de los conceptos vertidos por el jerarca de Primaria surge claramente que en el ida y vuelta de la migración rural, en términos generales sigue manifestándose la crónica emigración desde el campo a los cinturones de las ciudades o centros poblados, en el marco de una tendencia mundial que se ha acentuado desde la segunda mitad del siglo pasado, fundamentalmente.
La escuela rural, con ser tan importante, es solo una pieza en esta estructura social y comunitaria de nuestro interior profundo, y por sí sola no puede cambiarla, porque es receptora de una situación, aunque sí contribuye a que dentro de determinados límites tenga un aporte decisivo como faro de cultura, educación, capacitación e integración en la comunidad.
Porque como ha quedado demostrado, el único posible dique de contención y desarrollo en nuestra campaña radica en promover la inversión y generar polos de desarrollo que se transformen en fuentes de empleo. A partir de esta apertura, es posible sentar las bases del círculo virtuoso de trabajo, oportunidades, servicios y mejora de la calidad de vida para que la emigración no siga vaciando nuestro interior.


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