Deportes | 22 Ago Se van. Se despidieron y dejarán un hueco enorme en la historia del olimpismo.
Las dos enormes estrellas de los Juegos Olímpicos de un tiempo a esta parte, el nadador estadounidense Michael Phelps y el velocista jamaiquino Usain Bolt, se retiraron a lo grande, y dejaron en todos la sensación de tener el privilegio único de haberlos podido ver en acción en las últimas citas.
Phelps terminó su carrera inundando la piscina de oro. Su última prueba, la 4x100 libre, le dio la posibilidad de sumar su quinta medalla dorada en Rio, a la que se sumó una plata.
Así, decidió retirarse nada menos como el deportista más laureado de toda la historia olímpica, con nada menos que con 28 medallas, y 23 de ellas de oro.
Solo un atleta había acumulado 12 títulos individuales: el corredor griego Leónidas de Rodas, en 152 A.C. Hasta que llegó Phelps.
Usain Bolt, en tanto, también se despidió de los Juegos Olímpicos, y lo hizo --como es su costumbre-- a toda velocidad. El jamaiquino se llevó de Rio otras tres medallas doradas, al imponerse en las pruebas de los 100, 200 y 4x100 metros, al tranquito.
Así, el hombre más rápido del mundo retuvo los títulos por tercera vez, algo nunca conseguido.
Bolt inició su era en Beijing 2008 con el oro en cada una de sus pruebas, la mantuvo en Londres 2012 y la cerró en Rio 2016.
Al igual que sucedió con Phelps, a lo largo y ancho del mundo los amantes del deporte se paralizaron frente al televisor para ver en acción al “Rayo” jamaiquino, que antes, durante y después de cada salida a la pista, derrochó carisma y espectáculo.
El nadador y el velocista ingresaron en la historia máxima del olimpismo, despidiendo sus carreras de la mejor manera.
Iniciaron el camino, brillaron, y largaron la posta. Pero será difícil, y seguramente habrá que esperar más de la cuenta, para que alguien pueda retomar sus pasos.