Locales | 21 Ago La Ingeniera Alimentaria y jefa de calidad del Frigorífico, Antonella Goyeneche, informó que el MGAP exige “un control de la cloración del agua cada una hora. Cada cincuenta minutos se hace un monitoreo que es por tres partes, en la usina donde se potabiliza, en la planta por control de calidad y, a su vez, el ministerio también lo controla oficialmente”.
A esto se suman “los resultados microbiológicos, que exigen dos muestras semanales y fisicoquímicamente, cada seis meses tanto del agua en el río, como en la planta, los corrales y todos los puntos de la cadena de potabilización, que reciben un monitoreo permanente”.
Goyeneche resaltó que “esta situación era sensorialmente evidente y no hacía falta la concreción de análisis de ningún tipo para decidir que era imposible continuar con la faena. Nadie nos avisó y podrían habernos avisado para que cortáramos la toma de agua y el sistema de potabilización”, que los obligó a purgar todo el sistema y “debimos usar ‘toneladas’ de carbón activado. Había medidas de contingencia que no se tomaron en cuenta”.