Paysandú, Sábado 27 de Agosto de 2016
Rurales | 22 Ago “Los resultados obtenidos a nivel de corral corroboran evidencias anteriores en cuanto a que habría un efecto depresor del manejo sobre la ganancia de peso a pasto en las primeras semanas de pastoreo”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Álvaro Simeone, explicando que el hecho de tratarse de terneros de destete precoz “podría haber acentuado este efecto en relación con lo esperado cuando los terneros del primer invierno de vida (ADT) salen del corral de invierno a pastorear pradera en la primavera”.
Sin embargo, esta respuesta “no anuló las diferencias en peso vivo y desarrollo alcanzadas por los terneros alimentados en el corral, que mantienen su superioridad al final del otoño. Lógicamente, este efecto residual obligaría a evaluar la viabilidad económica del planteo del DPC, incluyendo en el cálculo de la eficiencia de conversión del alimento en el corral el efecto residual acarreado sobre la performance esperada a pasto”, explicó.
El profesional expuso durante la 18ª Jornada de la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC) sobre la importancia de si es necesario “ocuparnos de la transición de corral a pasto en la categoría terneros”.
Entiende que pensar en un período de transición durante el cual se realice la remoción gradual del concentrado, similar a lo realizado cuando se introduce el concentrado en la dieta, “no demostró atenuar el efecto depresor del cambio de dieta. De hecho, la eventual superioridad en ganancia de peso que fue observada en términos numéricos (no hubo diferencias estadísticamente significativas) solo permitió recuperar al final del otoño las diferencias de peso generadas durante el período de transición”.
Dada la importancia del efecto año en todos los trabajos que se realizan en pastoreo y la posible interacción de este efecto con la respuesta al tratamiento de transición, “será necesaria más investigación a efectos de continuar profundizando para mejor comprender y cuantificar la performance animal en esta fase”, dijo.
A diferencia del corral de engorde en que el novillo va para faena, la inclusión de la alimentación a corral durante la fase de crecimiento, conocida como “corrales de terneros”, básicamente el destete precoz a corral (DPC) o la alimentación diferencial del ternero durante su primer invierno de vida (ADT), “plantea la interrogante en cuanto al posible efecto residual del corral sobre la performance posterior a pasto. Esta hipótesis se sustenta en tres elementos”.
Por un lado, “está la modificación drástica del tipo de dieta, pasando de una con elevada proporción de concentrados en el corral a otra 100% a base de forraje. Una fase de readaptación de la microflora ruminal al cambio en el sustrato de fermentación y las condiciones de ambiente ruminal podría perjudicar las ganancias durante las primeras semanas de pastoreo”.
Por otra parte, la característica del ternero que sale del corral al pastoreo, fundamentalmente su mayor peso vivo, “determina un mayor nivel de requerimientos de mantenimiento, que dada una determinada oferta de forraje si esta no resulta ser de excelente calidad y cantidad, podría dificultar la obtención de altas ganancias a pasto”.
En tercer lugar, las altas ganancias de peso durante la fase de corral “podrían haber afectado la composición corporal del ternero (mayor deposición de grasa), determinando mayores requerimientos energéticos para ganancia de peso vivo, que eventualmente podría acabar afectando al desempeño en la fase poscorral a pasto”.
DESDE SU PROPUESTA INICIAL
Considerando estas hipótesis, el ADT en la UPIC fue abordado desde su propuesta inicial para ser evaluado integralmente en el conjunto del período invierno-primavera. El procesamiento de tres años de evaluación del ADT y seguimiento de la posterior performance de los terneros a pasto durante la primavera evidenció un efecto significativo de la ganancia media diaria del corral sobre la performance en los primeros 28 días a pasto, sin embargo, este efecto desaparecía al considerar el desempeño en los 90 días de la estación.
Este trabajo identificó también el consumo de forraje en el corral como la única variable significativa para explicar la ganancia de peso en los primeros 28 días de pastoreo, sustentando la hipótesis del impacto del cambio de dieta.
Respecto a la hipótesis del posible efecto negativo de una composición corporal diferente (terneros “más gordos”) en la transición corral-pasto, clasificaron a los teneros a la salida del ADT según el espesor de grasa dorsal subcutánea (EGD) evaluada mediante ultrasonografía, hallando que los teneros con mayor EGD presentaron menor ganancia de peso durante la primavera.
Sin embargo, al final del otoño siguiente, antes de ingresar al corral de engorde, este grupo era más pesado y presentaba mayor EGD y área del ojo de bife en comparación con los que presentaban menor EGD a la salida del ADT.
EFECTO INDIRECTO
“Estos antecedentes evidencian la existencia de un efecto indirecto de la alimentación previa en la performance en la fase pastoril, cuyo impacto parecería estar acotado a las primeras semanas posteriores a la salida del corral, pero que luego se diluye en el largo plazo sin perjudicar el resultado final”, precisó el entrevistado. No obstante, el manejo animal durante dicha fase de transición al pasto “amerita continuar siendo investigado, a efecto de desarrollar estrategias de mitigación del impacto del cambio que permitan optimizar el desempeño animal y capitalizar el beneficio del corral en su totalidad”. En función de lo anterior, durante el otoño 2016 se realizó un experimento para evaluar en terneros de destete precoz el efecto del sistema de alimentación posdestete durante el verano (alimentación a corral tipo DPC o suplementación con concentrado sobre praderas) y de la forma de remoción del concentrado (abrupta o gradual) sobre la performance posterior en pastoreo durante el otoño.
EL MANEJO
Se utilizaron 48 terneros y terneras Hereford que habían sido destetados precozmente el 21 de diciembre del año pasado a los 60 días de edad. Finalizada la transición a la dieta sólida, fueron manejados durante el verano, a partir del 15/1/2016, en dos sistemas de alimentación: 24 terneros fueron alimentados a corral con una ración totalmente mezclada sin fibra larga, ofrecida ad libitum, mientras que los otros 24 fueron suplementados a razón del 1% del peso vivo con ración comercial 18% PC sobre pradera mezcla de festuca y lotus, pastoreada con una asignación de forraje de 8 kilos de Materia Seca (MS) por 100 kilos de peso vivo.
A inicios de abril, faltando 14 días para la salida del corral y para la finalización de la suplementación a pasto, los animales en cada manejo fueron asignados al azar a dos formas de remoción del concentrado: gradual o abrupta, dando lugar así a cuatro tratamientos: alimentación a corral, transición abrupta; alimentación a corral, transición gradual; suplementación en pastoreo, transición abrupta; y suplementación en pastoreo, transición gradual.
Cada tratamiento quedó constituido por tres repeticiones, estando cada repetición integrada por cuatro animales. En los tratamientos provenientes de la alimentación a corral, la remoción gradual del concentrado se realizó durante un período de 14 días (7 al 21 de abril de 2016), reduciéndose gradualmente la cantidad de concentrado y aumentando la cantidad suministrada de heno de alfalfa en la RTM hasta alcanzar el 100% de heno.
En los tratamientos con suplementación en pastoreo, la remoción gradual del concentrado se realizó durante igual período, simplemente reduciendo la cantidad de suplemento hasta su eliminación.
En los tratamientos con remoción abrupta del concentrado, la totalidad de la RTM y del suplemento fue retirada en el día 15, cuando todos los tratamientos pasaron a pastorear exclusivamente praderas. Finalizada la transición, todos los animales pastorearon la misma pradera (21 de abril al 29 de junio), cada repetición (4 terneros) en una parcela independiente. El pastoreo en otoño fue realizado con una asignación de forraje de 8 kilos de MS por 100 kilos de peso vivo, en franjas de siete días de ocupación. Durante esta fase se registró el peso vivo cada siete días previo ayuno de doce horas, semanalmente se estimó para cada franja de pastoreo la utilización del forraje y, a partir de esta, el consumo de materia seca. Adicionalmente, a efectos de caracterizar el ambiente ruminal, al finalizar el período de transición (día 14 de la transición) se midió al final de la tarde el pH del líquido ruminal, extraído mediante sonda gástrica.
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