Locales | 28 Ago El presidente del directorio del Frigorífico Casa Blanca, Eugenio Schneider, lleva adelante un juicio contra la Intendencia de Paysandú ante los episodios de contaminación que se presentan en la zona del Vertedero Municipal, con las quemas insistentes, debido a los perjuicios que provoca para la empresa alimenticia.
“Comenzó con la gestión de la Intendencia de Álvaro Lamas y empeoró en las sucesivas administraciones, pero el problema se agrava, con más personas, más caballos y una mayor cantidad de residuos, olor y humo. O sea, es gravísimo”, resaltó.
Recordó que, tras iniciar las acciones legales, “ya tuvimos la primera audiencia, donde la Intendencia reconoció la problemática, pero no pudimos conciliar, de lo contrario no podríamos continuar con el juicio” y aclaró que “no pido plata, sino el cese de la contaminación”.
Schneider sostuvo a EL TELEGRAFO que hasta el momento “no veo ninguna actividad que reduzca la contaminación, sino que la basura llega cada vez más y se desparrama en lugares inadecuados, porque nadie la tapa ni la entierra. Es un vertedero grotesco y yo tengo todos los campos a su alrededor con ganado y pradera, además del pueblo a mil metros por línea recta, donde yo vivo”.
El empresario acumuló material fotográfico “que me pidió el intendente y lo suministré”, a través de un trabajo efectuado “por una compañía de drones de Montevideo que tomó las fotos de la totalidad del área del vertedero, donde se ve claramente el desastre”.
Además de la contaminación, Schneider denunció la profundización de una problemática social que se constata desde tiempo atrás, con “la instalación de gente en condiciones infrahumanas con perros, hay prostitución y droga”, en tanto recordó que “hace unos tres años, se registró el decomiso de vino en cajas de un supermercado y se llevó al vertedero, donde se armó una ‘francachela’ y todos quedaron en estado de ebriedad. No dejaron entrar a los funcionarios municipales, que tenían que volverse en los camiones porque además estaban armados. Eso fue algo siniestro”.
Según el titular del directorio del Frigorífico, “eso es un ejemplo del cero control. Ahora reconstruyeron un edificio para que los recicladores trabajen en la modalidad de cooperativa y si las intenciones son muy buenas, los resultados son negativos”, auguró y explicó que “se formaron otros vertederos, dentro del predio municipal y allí trafican con la basura”.
El presidente del directorio de Fricasa relató que se reunió con autoridades de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y “allí también nos reconocieron que su actuación es relativa sobre los predios municipales”, sin embargo, “clausuran a las empresas pero no pueden clausurar un basural”, rechazó. En Casa Blanca “nosotros recogemos --gratis-- la basura con nuestro camión, en forma diaria para que los perros no destrocen las bolsas”, recalcó.
Para Schneider, “Uruguay es incapaz de resolver esos problemas que se van agravando” y ejemplificó con otras situaciones, donde “las personas ocupan un espacio que no les corresponde, se cuelgan de la luz y ponen banderas partidarias. No estoy contra esa gente, porque son muy eficientes y avanzan con su urbanización espontánea”.
A pesar del juicio, “hay un diálogo fluido con la Intendencia”, destacó. Según el empresario, “Fricasa tiene 673 empleados al 31 de julio” y, de acuerdo con sus cálculos “somos el principal empleador privado”. No obstante, “Paysandú hace todo lo posible para que tengamos que irnos porque nos cerca con basura y caballos sueltos que provocan siniestros graves y fatales, que generalmente afectan a trabajadores del frigorífico, porque pasan sobre las 5 de la mañana, con niebla y oscuridad”.
En tal sentido matizó: “No digo que no les importe lo que pasa, digo que no saben cómo resolverlo. Incluso hablan de un arriero municipal, que no tengo el gusto de conocer y que ubicaba a los animales en el predio del zoológico municipal, pero las personas iban a buscarlos al día siguiente”.
Schneider remarcó que la empresa que dirige cuenta con las habilitaciones correspondientes para la exportación “a un centenar de mercados”, de los cuales “algunos nos inspeccionan --como EE.UU., la UE, China y Chile-- y otros no, como el caso de Brasil o Argentina. Toda esa gente pasa por el vertedero para llegar al frigorífico y cree que se equivocó de camino porque no puede haber una fábrica de alimentos para el mundo, a un kilómetro de esa mugre”, concluyó.