Nacionales | 01 Sep El expresidente y actual senador José Mujica dijo que con la destitución de Dilma Rousseff en Brasil se consumó “un golpe de Estado que estaba anunciado desde hacía rato”.
Mujica fue el orador principal en un acto que el Pit-Cnt realizó ayer “en apoyo a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que fuera electa por más de 54 millones de brasileños en 2014 y que fue destituida ayer producto de maniobras que viene efectuando la derecha en Brasil”, informó El País.
En otra parte de su oratoria, el expresidente uruguayo dijo que el proceso en el gigante vecino “tiene muchas enseñanzas” y afirmó que “la compañera Dilma no tuvo cancha para negociar, y sobre todo desconcertó a mucha gente de su propia fila, porque quiso hasta frenar el peso de la crisis económica con algún tipo de medida relativamente conservadora en el seno de su economía”.
Mujica calificó el proceso de destitución como “una simple pantomima” y agregó que “la oposición brasileña es demócrata cuando le conviene; no aceptaron la derrota en las urnas”.
Por su parte, el exmandatario Jorge Batlle dijo que la destitución de Dilma de la presidencia de Brasil “es el fin de una conducta económica negativa y desastrosa para el pueblo” de ese país. Batlle indicó, en declaraciones a radio Monte Carlo, que “la destitución de Dilma obedece a la violación que ella hizo durante su gobierno y a las obligaciones que tiene el Ejecutivo brasileño en cuanto al uso de un endeudamiento indebido para tapar agujeros fiscales”.
“No es porque ella haya cometido un delito de carácter penal sino por la violación de una disposición constitucional”, explicó. El expresidente aseguró que Rousseff “sabía el agujero fiscal terrible” en el que su gobierno, calificado por el expresidente uruguayo como “populista y de corte marxista”, había incurrido.
En tanto, el también expresidente Luis Alberto Lacalle manifestó que la destitución de Rousseff responde a un “trámite” constitucional que “nunca es agradable pero que está ahí como una válvula de salida para determinadas circunstancias”.
El Senado de Brasil despojó ayer del poder a Rousseff, acusada de diversas irregularidades fiscales, por 61 votos a favor y 20 en contra. Tras la destitución, el vicepresidente durante el mandato de Rousseff, Michel Temer, juró ante el Congreso Nacional como nuevo mandatario brasileño.