Paysandú, Domingo 18 de Septiembre de 2016
Locales | 11 Sep LABURAR MUCHO Y BIEN
Es cuestión de actitud. Dijo una persona muy conocida que a los uruguayos no nos gusta trabajar. Como toda generalización, es odiosa y pienso que tiene algo de verdad, pero tampoco tanta.
Todo trabajo requiere esfuerzo. Y trabajar mucho y bien, más esfuerzo. Pienso que los uruguayos más que poco laburantes, somos grandes medidores del esfuerzo, con tendencia a una visión cortoplacista. Medimos mucho la relación costo-beneficio en lo que hacemos. Por eso, no es que no queramos esforzarnos o trabajar, sino que no le vemos la utilidad o el sentido. Es, en definitiva, un tema de motivaciones, de sentido y también de aspiraciones.
No ayuda el contexto o el ambiente de nuestro Uruguay, porque no nos exige demasiado. Muchas veces, si no trabajamos mucho, podemos zafar, porque accedemos a una pensión o porque tenemos a quien pedirle ayuda (un político, un conocido o pariente con contactos o alguna oficina estatal) y el uruguayo es solidario, no es de dejarte tirado. Y así vamos tirando. En cambio, cuando el uruguayo se va al exterior, es otro: trabaja duro.
Hay que convencerse de que trabajar mucho y bien nos puede llevar a una mejor vida (más digna, más humana, más feliz), tanto personal como social. Debemos generar una corriente cultural que valore y exija trabajos bien hechos. Es lo mejor que podemos hacer por nuestro país y cada microambiente en que nos movemos.
Existe un motivo muy personal para mejorar la forma de trabajar, pues no nos suele dar lo mismo rendir poco o mucho. Un trabajo bien hecho --en el que uno da lo mejor-- siempre es reconfortante aunque no sea aplaudido. El trabajo dignifica, genera respeto de los demás y satisfacción, además de ser el medio de vida.
Pensemos e imaginemos lo que puede cambiar cualquier lugar de trabajo con gente que se esfuerza por trabajar bien y en serio, y comencemos por nosotros mismos. Tal vez esto sea más fácil de visualizar en el ámbito público, pues en el privado las cosas suelen caer por su propio peso (en general al que trabaja bien le irá bien y al que trabaja mal le irá mal).
En el ámbito público, prestar un buen o un mal servicio puede dar lo mismo. Por eso, es en este ámbito donde se debe llevar la delantera en esa “cultura del trabajo bien hecho” que es tan necesario promover con la óptica puesta en el servicio a la sociedad. Pensemos en una oficina estatal donde somos bien recibidos, donde las oficinas abren con puntualidad, donde la atención es rápida, cordial y eficaz, donde los trámites duran lo necesario (y no más), donde estamos en un lugar limpio, ordenado y bien pintado… donde cada funcionario se esfuerza por hacer el mejor trabajo que puede hacer.
En fin, si el entorno no nos exige mucho, podemos exigirnos nosotros. Podríamos dar un gran salto de calidad como país y está en nuestras manos. Dr. Juan Diego Inthamoussu
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