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Paysandú, Domingo 18 de Septiembre de 2016

Y la basura desaparece…

Opinion | 18 Sep Bajo el título “Retiraron más de tres camiones de envases de agroquímicos de un vertedero clandestino” informábamos el viernes de la intervención llevada a cabo en un “depósito” ubicado en el camino a Paso Guerrero.
“Según indicó a EL TELEGRAFO la directora de la Unidad de Gestión Ambiental de la Intendencia, Mercedes Paradiso, se trata de un depósito irregular que existía hace por lo menos cuatro años y sobre el que pesaban diversas denuncias de los vecinos, tanto a nivel de la comuna como de Dinama, del Ministerio de Salud Pública y del de Ganadería, Agricultura y Pesca”.
“Según las estimaciones de quienes participaron en las tareas de remoción, existían en el lugar más de 6.000 envases de agroquímicos: herbicidas varios, insecticidas y pesticidas. Si bien las etiquetas estaban borradas, se da por seguro que había glifosato entre las sustancias que contenían”.
La funcionaria señaló que en estos casos se actúa sobre el titular del campo donde se encontraba el depósito. “No se puede identificar quién tira los envases, no tenemos ningún registro, no hay una foto ni nadie viendo cuando tiró y los envases no están identificados con quien los compra, por eso es el dueño del campo el que se tiene que asegurar que si apareció 1, 2 o 3 inmediatamente levantarlos para que eso no se transforme en algo que después sea difícil de manejar”.
“La Asociación Civil CampoLimpio inició sus actividades en octubre del año 2013 con el objetivo de gestionar los envases de agroquímicos y fertilizantes que vuelcan sus asociados al mercado, asegurando su destino final. Actualmente nuclea a más de 70 empresas importadoras o formuladoras de productos agroquímicos y fertilizantes. Se dedica a recibir en todo el país los envases de agroquímicos. En el procedimiento normal, el productor tiene la obligación de, después de usar un envase, hacer el triple lavado, disponer el enjuague en la misma máquina en la que fumigó y mandarlas a CampoLimpio”.
Lógicamente, nuestra primera reacción es censurar duramente a quienes tiran en cualquier lado los envases y restos de productos químicos que tan perjudiciales pueden resultar para nuestro medio ambiente y por ende para toda la población. A la vez, es de congratularse de la existencia de una organización como CampoLimpio que se ocupa concienzudamente del problema.
Pero, de inmediato nos surge el hecho de que somos conscientes de que los residuos de agroquímicos son sólo una pequeña parte del manejo y disposición final de la basura, genéricamente hablando.
Creemos que el hecho de que los envases hallados deban ser llevados a Young para su procesamiento es una muestra clara de las falencias que tenemos en Paysandú.
Mucho hemos informado y opinado sobre la situación y funcionamiento del Vertedero Municipal y, consideramos que las medidas que se han tomado, tímidas y escasas no son ni por asomo suficientes para el presente y mucho menos para el futuro.
Entendemos el razonamiento que se plantea en el sentido de que el utilizar un predio que cuenta ya con autorización de Dinama (Dirección Nacional de Medio Ambiente) simplifica algo las cosas pero las dificultades que implican obtener otro predio mejor ubicado serían absolutamente comprensibles para un resultado mucho mejor, sobre todo pensando en un futuro cercano.
Sin embargo, el principal problema no es la ubicación sino el sistema de funcionamiento y la forma de manejo del vertedero local.
En primera instancia es evidente que debería haber otro tipo de cerramiento (si es que el actual lo tiene) y en este sentido se debería considerar la posibilidad que se ha sugerido a través de nuestra sección “Cortocircuitos ciudadanos”, en el sentido de construir grandes muros utilizando cubiertas en desuso dándoles así un aplicación práctica. También es lógico que se impida la creación de “apéndices” o “sucursales”, como sucede actualmente, en el entorno de la dependencia comunal.
Pero, sin ninguna duda, el punto clave es la utilización de métodos adecuados para la eliminación o reciclaje de los residuos. Y aquí surge claramente la necesidad de emplear un método que incluya el uso de un horno u hornos para transformar la basura que no es reutilizable en ceniza y humo inocuos.
En estos momentos es posible obtener hornos que cumplen a la perfección los objetivos deseados, llegando inclusive a generar energía eléctrica a partir de la materia prima aludida.
Por ejemplo: hay hornos basados en el principio de Combustión Pirolítica (descomposición de los residuos mediante el calor de la materia orgánica contenida en los mismos en ausencia o defecto de aire).
Según se indica, “durante este proceso de combustión pirolítica, se producen tanto cenizas sólidas ricas en carbono, como un gas conocido ‘piro – gas’, que posee del 70 al 80 % del contenido calorífico, que está presente en los desperdicios”. Esta no es la única posibilidad, ni mucho menos, simplemente queremos mostrar que existen varios sistemas para eliminación de la basura.
También sería absolutamente necesario que se incluyeran otras funciones como las de autoclavado para los residuos hospitalarios, procesamiento de cubiertas, gestión de aceites usados y otros.
En definitiva, todos los días aparece una nueva razón para que tomemos una medida inteligente, drástica y previsora. Construyamos un nuevo espacio para deponer los residuos de la zona solucionando así los problemas de hoy, a la vez que previendo las necesidades de los próximos veinte, treinta o más, muchos más años.


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