Locales | 27 Sep Con el objetivo de abrir las puertas del liceo Nº 1 a la comunidad, arrancó ayer la Semana de la Educación Pública con variadas exposiciones y carteleras, la actuación de mimos y estatuas vivientes coordinados por los grupos de arte. “Desde hoy (por ayer) se pueden observar las instalaciones de liceo, que mucha gente no conoce, y acercarse a las distintos trabajos que han realizado los estudiantes”, dijo a EL TELEGRAFO Alice Mayer.
En la zona de la planta baja de la institución educativa, se desplegaron carteleras con diferentes temáticas, como la Primera Guerra Mundial, explicada con mandalas; la revolución industrial del Siglo XVIII, con sus aspectos sociales y económicos, y la división entre el proletariado y la burguesía; las incidencias del hombre en el cambio climático o las características de la biodiversidad.
Además, alumnos de sexto año de agronomía mostraron en distintos estands las actividades e investigaciones que han llevado a cabo durante la temporada lectiva. Es así que unos presentaron la incidencia de las baterías de los celulares y el contenido del ph, la medida de acidez, en diferentes tipos de tierra. Otra exposición era acerca de los campos eléctricos y el impacto en la naturaleza.
Existen las cargas positivas y las negativas. La idea se concentró en aplicar el campo eléctrico a dos plantas de rúcula que crecieron al mismo tiempo en la huerta del liceo y verificar si hubo un cambio positivo o negativo. “Usamos este aparato, una bobina de tesla, que produce un cambio eléctrico que produce cargas positivas”, explicó Matías Sánchez, alumno de sexto de agronomía. Una creció muy bien y la otra perdió vigor, sus hojas se llenaron de agujeros y se marchitaron.
Sofía Sosa, otra estudiante, acotó que los campos eléctricos multiplican las células de la planta y eliminan los minerales de reserva. “Crecen más rápido. Es un proceso que puede ayudar en el futuro a la agronomía. Para obtener productos con más nutrientes y más rápidamente. Es lo que todo el mundo busca cuando tiene un cultivo”, aseveró.
Enfrente, estaban los chicos con su cosechadora Fortunat, un aparato confeccionado por ellos mismos para arar en canteros de una huerta. Lleva una rueda de bicicleta, su cadena, y otra de triciclo; una manguera para llevar el fertilizante hecho a base de componentes orgánicos, como cáscaras de frutas y yerba; un cajón de madera para portar las semillas; luego, hierros y manijas para sostener toda la ingeniería. Y todo muy bien pintado, de rojo y verde, y soldado. Pensaron en adaptar un motor, pero no les dio el tiempo. En un futuro próximo lo presentarán en una feria en Montevideo.
El resto de los proyectos versaron sobre ladrillos hechos a base de cáscara de arroz; alimentos instantáneos; pastillas termovaporales para obtener aceites esenciales a partir de clavo de olor, mental, laurel, albahaca y canela; elaboración de plásticos con material biodegradable y capaz de filtrar los rayos ultravioletas; espirales antidengue; los diferentes usos del almidón; experimentos antiarrugas a base de ajo; las virtudes de la leche caprina frente a la bovina; un repelente a partir de recursos naturales que no afecte al medioambiente; la elaboración de un protector de madera eficiente y la fabricación de tinta para el cabello sobre la base de nogalina.

CONTINÚA EL EVENTO
Las actividades proseguirán hasta el viernes en el liceo Nº 1. Hoy habrá una presentación de la carrera de químico agrícola por parte de sexto año de ingeniería (9 horas); un trabajo interdisciplinario sobre derechos humanos en el salón de actos de la institución (13.30); una clase abierta sobre minoridad, trabajo doméstico y rural en la biblioteca (13.30); una representación de cuadros de pintores uruguayos (15) y una exposición sobre economía financiera, a cargo del BROU (16), y una posterior obra de teatro (16).