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Paysandú, Miércoles 28 de Septiembre de 2016

Daniel Martínez, el intendente que quiere ser feliz

Locales | 25 Sep Su madre --sanducera, de apellido Villamil-- rezaba por su alma, porque lo creía comunista y pensaba que iba a terminar en el infierno. Su padre abandonó apresuradamente París en 1940, junto a su abuelo, después que Hitler le quitara la energía a la ciudad luz al invadirla. Hoy quiere ser feliz, porque “uno no puede querer cambiar el mundo si no es feliz”. Su mayor ambición es “hacer las cosas bien”. Y dice que no piensa en ser presidente ni en ser reelecto intendente de Montevideo.
Daniel Martínez Villaamil (59) es afable, expresivo. Desde “los ocho años quise ser ingeniero”, pero además de ejercer esa profesión, ha sido sindicalista, exitoso empresario privado, presidente de Ancap, senador, ministro y ahora intendente del departamento más poblado del país, Montevideo. Lo que no es decir mucho, porque la baja densidad poblacional de la capital es uno de los problemas en el aumento de costos, en el transporte público, por ejemplo.
Promueve el proyecto de “ciudad sustentable, inteligente e inclusiva” para la capital; quiere que a mediano plazo el transporte público sea con vehículos eléctricos --comenzando por los taxis--; lucha contra el déficit “duro” del 4%, el que debe enfrentar en su administración; planea un plan maestro de movilidad urbana sin automóviles en 18 de Julio, con reestructura de líneas de ómnibus y reformas en las avenidas Italia y 8 de Octubre; y cree que la forma de combatir la ilegalidad de Uber es cortarle la línea de pago con tarjetas.

EL HOMBRE DE DOS GUERRAS
La guerra civil de 1904 y la Segunda Guerra Mundial tuvieron mucho que ver para su existencia. La primera porque José Batlle y Ordóñez, en 1905, envió a su bisabuelo --integrante del directorio del Partido Nacional por entonces-- como cónsul a París. Su abuelo también se mudó a Francia. Allá hizo su vida, fue nombrado a su vez cónsul uruguayo, se casó y tuvo hijos, uno de ellos quien sería su padre. La invasión alemana apresuró el retorno al país. Su padre tenía entonces 19 años. Uruguay aun no estaba en guerra con Alemania. Y no lo estuvo hasta el 1r4 de febrero de 1945, cuando se aprobó la ley 10.602.
“Soy producto de dos guerras. De la guerra civil en Uruguay por la cual mi abuelo se terminó yendo a Francia, y de la Segunda Guerra Mundial, que envió de regreso a mi padre. Casualidades de la vida”, recuerda, sentado en una sala de EL TELEGRAFO.

UN BUEN EQUIPO
Asumió la Intendencia de Montevideo hace 15 meses. “Todo lo que he hecho en mi vida, lo he hecho con pasión. Los desafíos son tremendos, hay momentos que el cuerpo no me da más. Es que la Intendencia tiene que ver con el ciudadano desde que nace hasta que muere”.
Pero “trasnversalizar el trabajo, romper las chacras es bravísimo” dentro de la Intendencia capitalina. O dentro de cualquiera. Actualmente “estoy tratando de instrumentar un sistema en base a información para la toma de decisiones, lo que llamo profesionalizar el trabajo”. Para terminar aquello de “mojarse el dedo, levantarlo y asumir que viento sopla para un lado o para el otro”. Lo ayuda, “un equipo lindísimo, laburamos con buena onda, estoy contento”. Aunque “dedico entre 10 y 14 horas por día; hay veces que el cuerpo no me da más”.

OJOS EN LA CIUDAD
Con un crédito del BID aprobado por la Junta Departamental, “con los votos nuestros, los de Novick y un par de Alianza Nacional”, compró cámaras para regular el tránsito en 180 cruces críticos, incluyendo 30 cámaras con la tecnología necesaria para establecer multas de tránsito.
“Las cámaras fueron colocadas en cruces peligrosos, donde habían ocurrido accidentes graves y con fallecimientos. En algunos casos reiterados problemas de cruces con luz roja y a alta velocidad. El objetivo es claro: mejorar la seguridad”.
Paralelamente, “el tránsito por la rambla bajó un 40%. Vivo cerca del cementerio del Buceo y estoy demorando un 40% menos de tiempo para llegar a la Intendencia. Además, en promedio, se va más rápido, a una velocidad más pareja, al poder variar el tiempo de los semáforos en base al tráfico”. Mejor todavía, “se redujo un 32% la cantidad de accidentes”.
Junto a las 181 cámaras --“para el final del período tendremos 400”-- hay instalados “unos 70 dispositivos de conteo, que van dando información de la cantidad de autos y camiones --los discrimina por volumen-- por hora”.

NO MÁS VEHÍCULOS PARTICULARES EN 18 DE JULIO
En el marco del proyecto de “smart city”, Martínez y su equipo se proponen realizar “una gran reforma en la movilidad urbana” que incluye operar “en la 'V' que forman 8 de Octubre y avenida Italia, pasar al transporte público eléctrico, que no haya vehículos particulares en 18 de Julio y transformar Ciudad Vieja totalmente peatonal”.
“Es un proceso, no será sencillo concretarlo, pero vamos a ir logrando cosas”, sostiene. La intención de actuar en el tránsito por avenida Italia obedece a que “es la de mayor densidad de vehículos” y sobre 8 de Octubre porque “promedialmente es la que tiene más movimiento de personas”. Por otra parte, preocupa 18 de Julio “porque es la que tiene una gran cantidad de ómnibus en circulación, pero muchos de ellos prácticamente vacíos”.
Todo esto hace necesario “un plan global de movilidad urbana”, que en alguna medida se ha visto retrasado por la quiebra de Raincoop. “Pero hay que ir por una reestructura seria del transporte público. Estamos revisando líneas, porque en algunas sobran ómnibus y en otras faltan. Además, en noviembre se pone en marcha el STM (Sistema de Transporte de Montevideo), por lo que con el tiempo no será necesario la figura del guarda. No pretendemos despedir a nadie, pero se irán jubilando y los choferes que también lo hagan serán suplantados por guardas”, explicó el intendente de Montevideo.

ERAMOS TAN POCOS
Si no se encuentran caminos alternativos, en marzo de 2017 el boleto del transporte público aumentará como mínimo 1,5 pesos. “De acuerdo como viene la inflación, con el acuerdo salarial del sector que además prevé una compensación por un ajuste especial, y con la descomunal caída en la cantidad de venta de boletos, eso podría ocurrir”.
Pese a que la Intendencia capitalina “pone anualmente 25 millones de dólares” para subsidiar el sistema público de transporte, “es estructuralmente caro porque la ciudad tiene una muy baja densidad poblacional. Para llevar muy poca gente hay que hacer distancias gigantescas”.
Además, “las políticas económicas de los años de 1980 y 1990, que no digo que hayan sido hechas para hacerle daño a la gente, motivaron el empobrecimiento de amplísimos sectores que vivían en el centro, Ciudad Vieja, Cordón, Goes, Aguada, Reducto y Bella Vista. Cientos de miles de personas se fueron a la periferia de la ciudad y se fue extendiendo Montevideo. Pero de todas maneras, para la ecuación del transporte público es muy poca gente, por lo que transportarla por recorridos largos, es caro”.
De todas maneras, se han logrado éxitos como “el no aumento del boleto”, por ahora. Con ese objetivo “estamos dejando todo en la cancha”.

EL DÉFICIT Y CÓMO VALORARLO
A Martínez no le preocupa especialmente la deuda de largo plazo que tiene la Intendencia capitalina, de unos 415 millones de dólares. Incluso “el proyecto de Saneamiento Urbano 5, que va la Junta (Departamental) por 60 millones de dólares, se empieza a pagar en dos años y medio. No será problema porque junto a los otros créditos a largo plazo pesa poco, todos los años se van pagando”.
Pero sí le preocupa el 4% de déficit “duro”, pues “es deuda que se tiene que pagar en el corto plazo y no hacerlo solamente lo aumentaría entre amortización e intereses. Por eso es que estamos dando una lucha frontal, descomunal, que ha hecho reducir gastos de funcionamiento y ha dejado cosas que no se podrán hacer. Las críticas no faltan, pero es lo que hay que hacer”.
En cuanto a la recaudación, de cerca de 600 millones de dólares al año, “respecto al Sucive venimos muy bien, es de los departamentos con menor morosidad, y hay algo de morosidad en la contribución inmobiliaria, pero no algo que digas que se nota salado”.

CORTAR LÍNEA DE PAGO A UBER
En cuanto al polémico asunto de Uber, Martínez propone que “la forma de terminar con su ilegalidad es una ley que nos permita cortar la línea de pago mediante tarjetas. Personalmente estoy trabajando en el tema hace ocho meses. Y hay un marco legal que respetar”.
Hasta el momento “hemos hecho más de 100 multas a partir de denuncias. Se necesita que se use una tarjeta internacional, se tenga captura de pantalla o factura de la transacción. Pero después Uber no acepta más esa tarjeta. Hay que cortarle la línea de pago, ese es el camino para terminar con su accionar ilegal, que lo tiene. Pero al mismo tiempo, el servicio de taxis debe cumplir su rol con el ciudadano. Tiene que estar disponible las 24 horas, asegurar determinada cantidad de unidades en la madrugada y aceptar viajes donde sea, aún en las partes más complejas de la ciudad. Porque un servicio público es uno que cumple con la comunidad”.

UNA BUENA PERSONA
Sostiene que no está “obsesionado” con llegar a la Presidencia de la República. “Soy un simple Martínez, hijo de un hombre con siete oficios, porque arreglaba el auto, la instalación eléctrica y hacía muebles. Junto a un compañero nos llamaban las 'urracas mugrientas' porque nuestros trajes eran los más sucios, porque queríamos ver y meter mano en todo. Si mañana soy solamente abuelo, seré feliz”.
“No gobierno Montevideo para los frenteamplistas sino para todos. Por eso me hace feliz cuando alguien me para en la calle y me dice: 'Soy blanco (o colorado) pero usted es una buena persona. Mire que nunca lo voy a votar, pero es una buena persona'. Vamos arriba, no hay mejor elogio que ese”, dice y en sus ojos se nota la emoción. “Sería bueno irme de la Intendencia dejando una huella. Eso me haría feliz. Y ser feliz es lo que realmente importa”, concluye.


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