Paysandú, Sábado 01 de Octubre de 2016
Opinion | 01 Oct La necesidad tiene cara de hereje, asegura el refranero popular, una frase que se ajusta a la realidad que viven los partidos tradicionales de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2019. Como los uruguayos siempre estamos en campaña, es claro que la hoy oposición piensa en volver a ganar luego de tres períodos de gobierno del Frente Amplio. Pero para eso tendrán que afinar un plan conjunto más allá de las diferencias históricas. Dejar de pelearse entre ellos, es decir entre el Partido Nacional, el Partido Colorado y el Partido Independiente, y de dejar a un lado las diferencias internas. Esto les ha valido un desgaste tanto que la verdadera oposición al gobierno de Tabaré Vázquez parece estar dentro mismo de algunos aliados del Frente Amplio.
En un almuerzo el jueves en el salón Punta Cala, convocados por la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), los líderes de los partidos fundacionales se presentaron en conjunto, con ánimos de mostrarse como aliados. Aunque, por supuesto, dejan en claro, cada vez que pueden, que no son lo mismo. Blancos y colorados nunca lo van a admitir; son 180 años de enfrentamientos que, en algún momento, tuvo batallas y derramamiento de sangre. Hoy la situación es muy distinta y tienen un rival en común. Para enfrentar a la coalición de izquierda que los desplazó en 2005, necesitan brindar una imagen de unidad y estrategia política en caso de que uno de ellos pase al balotaje dentro de tres años y que el resto pueda apoyarlo. Y, con ellos, sus votantes.
Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou, por el Partido Nacional, y Pedro Bordaberry y José Amorín Batlle, por los colorados, disertaron en ese encuentro que estuvo colmado de asistentes. Lograr entendimientos en grandes temas pensando en el futuro fue algo compartido en la charla. Pero de ahí a juntarse, en una especie de Concertación nacional, aún se está lejos. Las diferencias, según los líderes, están marcadas en los tiempos para aliarse.
Para Larrañaga se debe acordar en cuatro o cinco grandes temas como la educación y la seguridad; Lacalle Pou habló sobre coordinar sobre esos asuntos pero dejó en claro que estaba sentado ante “competidores”. En tanto, Amorín Batlle dijo que no piensan igual en todo y Bordaberry insistió en que juntarse no es necesario y que perderían las elecciones, “lejos”, si se fusionan.
Lacalle Pou afirmó que “desde el Pacto de la Cruz en adelante” blancos y colorados han concebido acuerdos a lo largo de los años. “Si hay tensiones y diferencias, nosotros podemos llegar a un justo término”, resaltó. Esa dijo que es la diferencia con el Frente Amplio que pese a sus mayorías muestra “enfrentamientos” que impiden ejercer el gobierno. “Los partidos vamos a tener una base bien ancha de acuerdos y tendremos que definir el sentido de la urgencia en las soluciones para el país”, afirmó.
“¿Fusión de los partidos? Eso va contra la naturaleza de las cosas, en contra de la historia, contra mucho sentimiento. Eso es no comprender al país”, aseveró. De cualquier modo, “es notorio que tenemos que abrir la cancha. La fusión es una pésima estrategia electoral”, subrayó Lacalle Pou.
Esta instancia dejó en claro que la propuesta del empresario Edgardo Novick no ha calado entre los partidos tracionales. Novick, que fue candidato a intendente por Montevideo y logró una gran votación en esa instancia, busca trabajar en un lema común, en una Concertación a nivel nacional. Ya “robó” legisladores a los otros partidos, ha sumado personas vinculadas a los blancos y colorados, y ha salido a recorrer el país cual candidato presidencial. En las últimas encuestas lo dan con la misma cantidad de votos que el Partido Colorado. El empresario asegura que si no se juntan no hay posibilidad de vencer al Frente Amplio. Pero, pese a su buena performance en ese sentido, los analistas no ven que este outsider de la política sea un candidato serio en 2019.
“El día que conozcamos sus propuestas veremos las posibilidades de acuerdo”, dijo el senador Brodaberry respecto a Novick. “Hoy no se conocen”, remarcó. Bordaberry aún no definió si volverá a ser candidato, pero en su discurso dejó entrever qué competirá. “Yo se que si me toca ganar cuento con el Partido Nacional y el Partido Nacional sabe que si gana cuenta con el Partido Colorado”, dijo.
En tanto, Larrañaga pidió “olvidarse un poco del 2019” y pensar hoy en soluciones para la ciudadanía. “No habrá 2019 sin 2017 y 2018 primero. Olvidemos al abanderado y miremos la bandera”, recalcó. Larrañaga explicó que su idea es que los partidos acuerden grandes líneas y “preserven sus identidades”. Reclamó trabajar “desde ahora más allá de la competencia. Ojo con volar los puentes del diálogo”, advirtió.
Entre las cosas que no hay que olvidar es la educación, como dijo Amorín Batlle. Destacó que la situación de la enseñanza pública es el tema que “más preocupa en la actualidad porque tiene un nivel lamentable”. Amorín afirmó que el gobierno “no hace los cambios imprescindibles” que se necesitan y que no los hace “por falta de convicción y firmeza. Este gobierno ya no lo va a hacer, por lo cual será una tarea prioritaria para el próximo gobierno”, dijo.
Hoy en día los partidos tradicionales se parecen tanto en sus propuestas como en esa insistencia de remarcar las diferencias entre ellos. Que son, sobre todo, históricas. Concuerdan en casi todos los grandes asuntos y plantean, más o menos, las mismas soluciones. Para sus intereses, es buena la idea de mostrarse conciliadores y lejos de conflictos entre opositores. Se verá si la fórmula de continuar sin fusionarse les resulta para retornar al gobierno a uno de ellos.
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