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Paysandú, Domingo 02 de Octubre de 2016

Acción y reacción

Opinion | 26 Sep Cuando transcurre un año y medio de la gestión de Tabaré Vázquez al frente del Poder Ejecutivo, ya se escuchan nombres sobre posibles candidaturas tanto en la fuerza política del gobierno así como en la oposición y se movilizan sectores que pretenden una mayor visibilidad y proyección a nivel nacional. Esto ocurre en un país con campañas electorales largas, que comienzan con las elecciones nacionales, prosiguen con el balotaje y finalizan en las municipales.
En el oficialismo, el ministro de Economía, Danilo Astori, –que cumplirá 80 años en el 2020-- descartó la posibilidad de presentarse en 2019, sin embargo, el presidente del Banco Central del Uruguay, Mario Bergara, respondió que “son cosas que la vida dirá”, ante la pregunta basada en una posible candidatura.
Y añadió un aspecto que no es menor y que se deben a sí mismos la totalidad de los partidos políticos con incidencia en los resultados electorales: “Hay procesos políticos que tienen que analizarse, porque uno no puede tener la aspiración de estar en tal o cual lugar independientemente de las circunstancias, uno pretende estar en un lugar, pero siempre sobre la base de que sea un mecanismo de contribución”.
Es así, más o menos, como se han proyectado algunas figuras sobre las cuales no se analizaron sus circunstancias, se impulsaron de manera independiente ni analizaron un posible rol en el espectro político uruguayo.
Claro que Bergara es un alto funcionario inhibido por el artículo 77, numeral 44 de la Constitución. Allí se indica que los representantes de organismos del Estado deberán “abstenerse de participar de actos públicos o privados de carácter político, salvo el voto” y sus opiniones en ese contexto pueden interpretarse como tal.
Paralelamente, se observan “pases” de figuras coloradas y blancas a Edgardo Novick, indecisiones que hacen temblar las internas como Gonzalo Mujica en el Frente Amplio o la conformación de sectores propios dentro de un partido, como Fernando Amado en el coloradismo.
Al menos, eso resalta en líneas generales. Pero al hilar fino, los blancos se encuentran con “un problema” en el funcionamiento de Alianza Nacional en Canelones, donde la representatividad bajó a la mitad ante el alejamiento del legislador Daniel Peña, quien además se lleva al alcalde de Soca, Roberto Rodríguez y a dos ediles de la Junta Departamental canaria. Es, además, un asunto que preocupa al sector Todos, que lidera Luis Lacalle Pou, en tanto se necesitan liderazgos fuertes y aparatos que contengan una performance electoral.
En el Partido Colorado, el senador de Vamos Uruguay, Pedro Bordaberry, criticó a Fernando Amado y dijo que es “una de las peores personas que me tocó encontrarme en la política”. De esta forma demostró su malestar ante la actitud del joven político (34 años), que se ha mostrado irreverente ante determinadas actitudes que tirios y troyanos no tenían como costumbre dentro de la política, como es el caso de reconocer aciertos en los opositores e, incluso, ensalzar posiciones o decisiones. Por su lado, Amado culpó a Bordaberry por la crisis del sector al que pertenecía, así como a los partidos tradicionales en general, por haber contribuido al invento de “un Frankestein”, tal como denominó al Partido de la Concertación.
De hecho, fue reconocido por el propio Bordaberry, quien junto a Amado votó por la creación de este partido que catapultó a Novick al espectro nacional, con la única idea de juntar fuerzas para ganarle al partido que gobierna la intendencia capitalina desde hace 26 años.
Es que las campañas basadas sistemáticamente en los acuerdos electorales dejan de lado –en ocasiones-- los contenidos y eso, precisamente, es lo que reclaman los ciudadanos cuando transcurren los años de un gobierno y no se cumplen las promesas electorales.
Estos cambios políticos desnudan las inestabilidades internas existentes en los sectores, agotados por las mismas figuras reticentes a dar un paso al costado, viciados por la costumbre de abusar de los minutos en los medios de comunicación y plagados por similares discursos, cuyas palabras invariablemente llevan implícitos los mismos mensajes desde hace años.
Las figuras que se eternizan en la política solo sirven para producir fenómenos más o menos atractivos que reiteran conceptos e inventan definiciones útiles para la pérdida de tiempo o la distracción de los asuntos puntuales que requieren soluciones rápidas en la mayoría de los casos y urgentes, en otros.
Esos mismos referentes adeptos a las etiquetas permanecen anquilosados en definiciones que ya no corresponden a la política moderna, mientras existen problemas pendientes que se exponen en cada consejo de ministros que se realiza en localidades del interior y que demuestran que el pragmatismo no es precisamente, una virtud en estos lares.
En medio de estas cuestiones, aparece la opinión de quien se mantuvo al margen durante la elección interna del Frente Amplio, pero opina sobre posibles candidaturas, convencido de las presiones que ejerce tanto su ausencia como su presencia: el senador del MPP, José Mujica. “No sé si es el mejor candidato, pero es lo que hay, valor. A mí me están presionando de todos lados, estoy entre dos fuegos cruzados: los míos, que quieren que sea, y los otros, que me pegan porque creen que quiero ser”, respondió ante la posibilidad de una candidatura de Danilo Astori y la suya. Y agregó: “No se la agarren con el viejo cadáver para sacar las castañas del fuego”.
Como sea; Vázquez y Astori refuerzan la idea de que los ciudadanos “votan con el bolsillo” y refieren –cada vez que pueden-- al cruce de datos electorales con indicadores económicos, en el marco de una región que puede arrastrar a un crecimiento mayor. Por eso, atraviesan procesos de subestimación de liderazgos y se confrontan intereses continuamente.
Estos aspectos se observan en las encuestas de opiniones y no es difícil de analizar las razones que llevan a ubicar a los partidos políticos en el último renglón de la confianza ciudadana. La encuesta de Factum en 2015 los ubicaba en el cuarto lugar, al tiempo que este año se encuentran al pie de la tabla con 22 puntos, incluso debajo de los sindicatos (25).
Es que acción y reacción es, además, la tercera ley de Newton con la cual intentaba explicar que para cambiar la posición de un cuerpo en reposo era necesario empujarlo o ejercer una acción sobre él.


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