Paysandú, Jueves 06 de Octubre de 2016
Policiales | 05 Oct La jueza de 1er Turno de Fray Bentos, doctora Carol Ceraolo, condenó a más de 20 años de prisión a los dos hombres responsables de violar y asesinar a la adolescente Analía Soledad Perdomo, hecho ocurrido en el predio del antiguo Frigorífico Anglo en 2012.
El caso tuvo varias aristas, ya que los homicidas intentaron por todos los medios involucrar a un joven que había sido novio de la muchacha, al que le adjudicaban la responsabilidad de haberles “entregado” a la víctima. Luego de varias pericias siquiátricas y del trabajo de Policía Científica --vitales para el esclarecimiento del asesinato--, se pudo establecer que los homicidas habían armado una coartada a fin de minimizar su culpabilidad.
EL CRIMEN DE ANALÍA
A las 8.30 del 30 de noviembre de 2012, un hombre que había ido a pescar a la zona de la Ruta Panorámica de Fray Bentos, –que conecta la ciudad con el balneario Las Cañas–, a la altura del kilómetro 98 del río Uruguay, encontró que próximo a la orilla se hallaba el cuerpo de una joven sin vida.
Al ser retirada del agua, la forense constató que se trataba de una persona joven de sexo femenino que no presentaba rigidez cadavérica, datando la muerte entre dos o tres horas al momento del hallazgo. Presentaba herida contusa a nivel de mentón; herida contusa a nivel de labio con fracturas múltiples en la mandíbula; con salida de hongos de espuma a nivel nasal, que demostraba que la muerte se produjo por sumersión en el agua; erosiones a nivel de tórax y de puño izquierdo. Posible fractura en rodilla izquierda; erosiones a nivel intraglúteo con desgarro que podrían indicar un abuso sexual.
Más tarde se estableció que la víctima era Analía Soledad Perdomo, una adolescente de 17 años, nacida en Buenos Aires, domiciliada en la zona del barrio Anglo.
Mientras continuaban las averiguaciones, R.A.S.V., en ese entonces de 20 años, se presentó de forma voluntaria ante Prefectura y brindó su testimonio en el que indicaba que él había estado presente en el lugar del asesinato, pero que fue un “simple” partícipe. A su vez acusó haber ido con un amigo, J.J.D.V., de 43 años, y que ambos fueron instigados por el exnovio de la joven para mantener relaciones sexuales con el consentimiento de la muchacha.
R.A.S.V. declaró que en un momento la víctima discutió con su ex y amenazó con lanzarse del barranco que hay en la zona, pero este “la cinchó para adelante y cuando ella venía para adelante, la empujó para atrás”, ocasión en que Perdomo cayó de la altura antes señalada. El otro detenido, también declaró la misma versión.
INVESTIGACIÓN CRUCIAL
Si bien ambos sujetos fueron rápidamente procesados por el homicidio de Analía Soledad, restaba la sentencia. Para ello, el trabajo en conjunto de los peritos siquiátricos permitió establecer los perfiles de ambos.
El más joven, que al momento del crimen carecía de antecedentes penales, estuvo internado en una dependencia mental debido a que presentaba depresión. El perito forense que lo atendió informó que “se trata de un individuo cuya psicopatología está centrada en un defecto de su personalidad asociado con un bajo nivel intelectual por alteración en el neurodesarrollo intrauterino por exposición al alcohol. Esta personalidad se caracteriza por rasgos antisociales egosintónicos, rígidos, que han generado deterioro en los vínculos y vida social dados por desprecio por el otro, la propiedad y bien ajeno, su mitomanía, dificultad en la empatización, intolerancia a la ansiedad y estrés, egocentrismo, búsqueda de gratificación inmediata, incapacidad de elaborar proyectos de futuro así como de constancia de objetivos y propósitos, con alto nivel de impulsividad; interpretamos su episodio de autolesiones como un intento de lograr el beneficio secundario de la internación y evitar su traslado a cárcel”. En tanto, el otro implicado, J.J.D.V., mostró una actitud diferente, incluso participó del velorio de la joven y mantuvo estrecho contacto con sus familiares en busca de respuestas sobre el homicidio. El siquiatra informó sobre “absoluta frialdad ante los hechos y a quien fuera víctima. Se destaca lo errático e impreciso de su discurso, por momentos contradictorio, siendo evasivo en sus respuestas, que nunca resultan claras y concluyentes. Frío, distante, sin reacción afectiva, presenta discurso contradictorio impreciso, carente de crítica moral, con prolongados silencios (…)”.
Ceraolo concluyó que los dos sujetos “dieron muerte a la adolescente para ocultar su violación, esto es, evitar que hablara como consecuencia de la agresión sexual a la que había sido sometida”, por lo que los condenó como autores penalmente responsables de un delito de homicidio muy especialmente agravado, imponiéndoles una pena de 24 años y 6 meses a R.A.S.V., y de 25 años a J.J.D.V., con descuento de la preventiva.
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