Opinion | 06 Oct La cantidad de turistas no ha parado de crecer en el mundo, generando una actividad productiva que cobra cada vez más importancia y representa aproximadamente el 10% del Producto Bruto Interno mundial. Este crecimiento es ampliamente superior al de la economía mundial en su conjunto y el turismo compite con las exportaciones de petróleo, productos alimentarios y automóviles a nivel del comercio internacional.
Uruguay es el país de América del Sur que recibe más turistas en relación con su población. En este sentido, es importante señalar que el porcentaje de turistas ingresados en relación con la población ha experimentado un importante ascenso en la última década. De acuerdo con datos oficiales, el número de turistas en Uruguay ha crecido sostenidamente desde 2007 hasta alcanzar en 2011 el récord histórico de 3 millones de personas, que gastaron 2.203 millones de dólares ese año. Si bien en los años siguientes la afluencia y los gastos de los turistas disminuyeron levemente, estos valores se encuentran todavía en niveles históricamente altos. A modo de ejemplo, cabe señalar que mientras que en 2003 los visitantes representaban el 50% de la población, en 2014 alcanzaron el 83%.
Según lo informado en las últimas horas por el Ministerio de Turismo, los turistas arribados a Uruguay en 2015, incluidos los pasajeros de buques cruceros, sumaron 3.286.110, quienes dejaron 1.776 millones de dólares, mientras que 2.216.569 residentes en el país viajaron al exterior y su gasto total fue de 1.162 millones de dólares. Este superávit en la balanza turística se desprende del Anuario 2016, que también indica que 68,8% de los visitantes llegaron de Argentina y 16%, de Brasil.
La actividad turística contribuyó el año pasado en 7% a la economía uruguaya, según confirmó el Anuario 2016 elaborado por el Ministerio de Turismo con base en los datos de la Dirección Nacional de Migraciones, de la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y de la Encuesta de Turismo Emisivo, Receptivo y de Cruceros de la propia cartera del área.
En términos de turismo receptivo, se llegó a 3.286.110 visitantes, incluidos los cruceristas, lo que representó un nuevo récord histórico de visitantes que databa de 2011, con 3.244.551. El gasto de los visitantes alcanzó a 1.776 millones de dólares, a razón de 540 dólares en promedio por cada uno. Los principales rubros de gasto de estos turistas fueron alojamiento, con 31,3% del total, alimentación con 24,8% y compras en general con 10,5%. El estudio agrega que la mayoría de los visitantes llegó de Argentina, quienes representaron 68,8% del total, seguido de Brasil con 16% y de los europeos con 5,1%.
Otra forma de medir el impacto de una actividad específica en la economía nacional es a través de su capacidad de generar empleo, por ejemplo, el turismo es una actividad muy intensiva en mano de obra. Genera un gran número de empleos, no solo en actividades directamente turísticas, sino en empleos relacionados con la construcción inmobiliaria y de infraestructura.
Como es sabido, el turismo como industria comprende un conjunto de actividades heterogéneas destinadas a brindar al turista un conjunto de bienes y servicios, comprendiendo diferentes sectores económicos que implican encadenamientos de diversas actividades, tales como transporte, alojamiento, alimentación y entretenimiento, con un amplio efecto derrame sobre toda la economía.
Los últimos datos de la Encuesta Continua de Hogares registran que la actividad turística generó 111.000 puestos de trabajo, 6,7% del total, teniendo a los restaurantes como principal receptor de trabajadores, seguido de los bares y cantinas con 40,9% de los casos, transporte con 22,5% y la alimentación con 20%.
En otro orden, nuestro país ha desarrollado en los últimos años una serie de instrumentos para incentivar el arribo de turistas. Se han diseñado incentivos específicos con régimen de devolución con IVA en servicios turísticos y el gobierno realiza una activa promoción del país como destino turístico en las principales ferias internacionales y campañas publicitarias en los países considerados clientes clave.
Además, existe reglamentación específica para la promoción del sector turístico, ya que se incorporó un régimen especial de promoción de inversiones para los Hoteles Condominio. Otros regímenes especiales relacionados con la actividad del sector son los Free Shops y los comercios de frontera, así como el Tax Free Shop e incentivos tributarios para la inversión en el turismo náutico y para la realización de congresos internacionales. En 2015 entró en vigencia la Ley de Turismo, que constituye al turismo como un derecho y genera herramientas para mejorar la productividad del sector.
Unido a esto, en los últimos años se trabaja fuertemente en el establecimiento de nichos alternativos de turismo, especialmente en regiones menos explotadas turísticamente, pero que tienen mucho para ofrecer, como es el litoral del río Uruguay que ahora se promociona como Corredor Pájaros Pintados y que comprende la zona termal que, con un 14% de visitantes, es el tercer destino de turistas llegados desde el exterior, después de Montevideo (31,6%) y Punta del Este (20,9%), situándose en 2015 bastante por encima de Colonia, que reúne un 8,7% de visitantes.
El turismo de naturaleza e histórico cultural –a partir de la existencia de propuestas específicas en lugares como Montes del Queguay, Meseta de Artigas y el complejo patrimonial Anglo en Fray Bentos-- son alternativas que hoy se pueden ofrecer y complementan la oferta de turismo termal en la región, representado una buena oportunidad para la generación de nuevas fuentes de empleo, con posibilidades de consolidación de la oferta complementando experiencias y atractivos ofrecidos por los diferentes departamentos de la región. A esto se suma el potencial del turismo náutico, que aún debe consolidarse y sumar infraestructura y servicios pero que tiene un mercado próximo muy importante en las miles de embarcaciones existentes en Buenos Aires.
En definitiva, la incidencia económica, social y cultural del turismo está comprobada y éste se ha constituido en una verdadera industria en Uruguay, donde hay regiones –como la nuestra—que miran fundadas expectativas la consolidación de acciones incipientes que requieren inversiones y compromisos sostenibles en el tiempo, así como la formación y capacitación de empresarios y emprendedores para ofrecer propuestas de calidad.