Opinion | 13 Oct La mejora de infraestructura del puente internacional “General San Martín” constituye una obra necesaria y largamente esperada a nivel local dada la importancia de este paso fronterizo con la República Argentina.
Esta semana el Poder Ejecutivo anunció que antes de fin de año estará disponible el pliego y llamado público para construir en 2017 nuevas infraestructuras e incorporar tecnología en los pasos de frontera en Paysandú y Fray Bentos, con una inversión de 3 millones de dólares en cada uno.
Al realizar el anuncio, el ministro interino de Economía, Pablo Ferreri, dijo que dicha licitación se realiza con el objetivo de optimizar el flujo turístico en primer lugar y que las mejoras también facilitarán el flujo logístico y comercial en el transporte de carga.
“La idea es tener un pliego pronto y llamado público a interesados para construir el paso antes de fin de año, de manera que a lo largo de 2017 estaría finalizado”, dijo el jerarca, quien remarcó que ya hay un “muy buen paso de frontera” en Colonia y que a mediados del año próximo se hará un llamado similar para Chuy.
El puente internacional ubicado en Paysandú reclama inversiones desde hace años, en la medida que resulta totalmente insuficiente para el intenso tránsito vecinal, turístico y el transporte de carga. En particular, este último cuenta con una explanada de estacionamiento muy reducida, por lo que en períodos de alto tránsito los camiones deben esperar en las inmediaciones del puente.
En tanto, resultan harto conocidos los problemas que se plantean a los turistas en momentos de alto flujo vehicular, especialmente durante la temporada estival cuando --a pesar de algunas medidas que han comenzado a instrumentarse en los últimos años a fin de solucionar los problemas que se presentan-- sigue siendo un “clásico” de las fechas de recambio de temporada ver largas filas de automóviles esperando para cruzar hacia un lado u otro del puente.
Las necesidades existentes son también muy conocidas y el diagnóstico claramente identificable. En 2012 un informe de la Comisión Nacional de Desarrollo indicaba que la infraestructura del puente internacional y su Área de Control Integrado ya era “totalmente insuficiente, sin espacio físico, tanto de oficinas como de estacionamientos que permitan la total integración de las autoridades argentinas”.
Entre las soluciones que se analizaban estaba la posibilidad de que “los transportistas de carga circulen por carriles diferentes a los de los turistas o el tránsito vecinal fronterizo, permitiendo una atención diferencial y que se reduzcan los tiempos de demora para ambos”.
También se mejoraría la gestión del puente, ya que “se implementará un sistema informático que permitirá conocer en todo momento dónde se encuentra la carga para el caso de los transportistas y determinar los tiempos de demora de cada organismo, lo que redundará en una mayor eficiencia”.
El documento también señalaba “la falta de visturías para los controles de importaciones y exportaciones y la insuficiencia de casetas de control turístico para atender el volumen de personas usuarias”.
Ante esta problemática, el Ministerio de Defensa Nacional solicitó a la Comisión Nacional para el Desarrollo que efectuara un informe que contuviera “las diversas alternativas de estructuración del proyecto de construcción, mantenimiento y explotación de las Áreas de Control Integrado (ACI) de Fray Bentos, Paysandú y Chuy, debiendo estimar los tiempos y costos asociados a cada alternativa”. Finalmente se optó por el contrato de concesión. Se manejaba la posibilidad de que en cada uno de los puntos de ingreso y egreso se anexaran locales con free shop, restaurante, kiosco, casa de cambio de moneda, publicidad LED, servicios de mecánica ligera, entre otros.
Estos servicios, aún hoy inexistentes, resultan de fundamental importancia para el turista que luego de varias horas de viaje se encuentra muchas veces varado en el puente internacional y sin tener dónde comprar un refrigerio o comida, ni posibilidad de cambiar dinero al país que ingresa, cuestiones que chocan con el eslogan de país de servicios y la bienvenida al turista amigo.
En este sentido, hay que tener en cuenta también que la situación cambiaria determina que numerosos visitantes argentinos crucen a las ciudades litoraleñas en plan de compras y que, tanto en fechas clave de las vacaciones de julio como en el último feriado más de 3.000 personas pasaron diariamente por el puente internacional, en su mayoría argentinos.
Al respecto, también resulta relevante el hecho de que en 2015 arribaron al país 2.038.540 visitantes residentes en Argentina, que aportaron 1.184 millones de dólares a nuestra economía. No pasa desapercibido que algo más de la mitad (53,3%) de ese contingente de turistas del vecino país se desplaza por vía terrestre, esto es, a través de los dos puentes internacionales existentes sobre el río Uruguay y el puente de la represa de Salto Grande, haciéndolo buena parte de ellos por el tendido ubicado entre Paysandú y Colón.
Por otra parte, las termas del litoral constituyen el tercer destino –después de Montevideo y Punta del Este-- para los turistas argentinos, lo que constituye otro factor a tener en cuenta a la hora de planificar el desarrollo de infraestructuras.
Si bien el gobierno uruguayo adelantó que, al igual que en años anteriores, se coordinan acciones con Argentina para agilizar el trámite aduanero para el ingreso de personas en la próxima temporada turística, lo cierto es que es hora de que se concreten de una vez por todas las --largamente esperadas y necesarias-- obras de mejora del paso de frontera local. Esto redundará en una mejor experiencia para el viajero que nos visita y contribuirá a fortalecer la integración para lo cual la planificación de acciones y proyectos debe comprender no solo a las dimensiones políticas y económicas sino también la adecuada interconexión física de los países.