Paysandú, Viernes 21 de Octubre de 2016
Locales | 19 Oct El conflicto que enfrenta al Ejecutivo de la Intendencia de Paysandú con la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (Adeyom) ingresa hoy en su tercer día sin que las partes dieran signos de conciliación en la pasada jornada, en torno a la no renovación el pasado 1º de octubre del contrato de trabajo al contratado E.R., de la Unidad de Vivienda, que cumplía tareas en la obra de construcción de Verocay y Purificación. Las bases de lucha de Adeyom se encuentran en los departamentos de Obras y Servicios, en tanto en los demás departamentos el acatamiento del paro de actividades es menor. De hecho, algunas oficinas atienden casi normalmente.
Por la mañana Adeyom realizó tres asambleas, una en Servicios y dos en su sede. Entre medio mantuvo otro encuentro con el Ejecutivo, representado por el secretario general Mario Díaz, el subdirector de Administración Gastón Núñez, el director de Vialidad, Gastón Giles, el director de Recursos Humanos Alejandro Machado y la secretaria de Género, Generaciones y Derechos Humanos.
Esto causó malestar en la tercera asamblea, casi al mediodía, porque --como dijo un funcionario-- “queremos hablar con la cabeza, no con los pies”, aludiendo a que en este conflicto el intendente Guillermo Caraballo no se ha entrevistado con Adeyom. Ha dejado el asunto en manos de Díaz, quien habitualmente negocia con el sindicato.
Pero la decisión de la asamblea fue concluyente. Se mandató a la comisión directiva a que “solamente se reúna con el Ejecutivo si está presente el intendente y si hay una respuesta positiva”.
Al mismo tiempo, se decidió suspender a unos diez funcionarios socios de Adeyom por el plazo de un año, “por ser lanares”, esto es por no haber acatado el paro y continuado en funciones. Durante estos doce meses los suspendidos deberán seguir pagando la cuota sindical, no podrán hacer uso de ningún beneficio y no podrán ser candidatos a ningún cargo electivo. Precisamente en vísperas de una nueva elección de autoridades.
“No se trata de una caza de brujas”, confió el presidente de Adeyom Justo Montiel a EL TELEGRAFO. “No vamos contra todos los funcionarios y obreros que entraron a trabajar desconociendo la decisión del sindicato. Esta medida es ejemplarizante porque los sancionados son referentes sindicales. Y a ellos les corresponde una responsabilidad mayor”.
Los sancionados tienen la oportunidad de presentar descargos y de hecho anoche una directiva de alto rango sancionada era recibida por el Consejo Directivo para escuchar sus explicaciones.
POSICIÓN “FIRME” DE NO CEDER
Por primera vez en el conflicto el Ejecutivo habló públicamente. Tras citar a la prensa, a través de las funcionarias de Secretaría del Intendente la arrió hacia una oficina alejada, porque estaba en curso una reunión entre Díaz y los mencionados jerarcas y la comisión directiva de Adeyom. Al mismo tiempo se le llamó la atención al guardia de seguridad de puerta por haber permitido el ingreso de los medios de prensa, aun cuando habían sido convocados por el propio Ejecutivo.
Restablecida la calma y habilitados los medios a ingresar, en la sala José Acquistapace, Mario Díaz afirmó que se mantiene “firme” la decisión de no volver a contratar a E.R. Aseguró que se sienten obligados “a devolver a la sociedad lo que ésta aporta con sus impuestos”, diferenciando a los “trabajadores comprometidos con la labor” de los que tienen “un estilo de funcionamiento que no es el que la sociedad espera”.
Dijo que había convocado a la prensa porque “era imprescindible dar el punto de vista del Ejecutivo ante la decisión que adoptó el sindicato de trabajadores” desde el lunes.
Recordó que desde fines del año pasado el Ejecutivo tiene suscripto un convenio salarial por cinco años con Adeyom, una negociación colectiva. Este acuerdo –agregó-- significó “una mejora sustancial de los niveles salariales de los trabajadores municipales”, así como “una readecuación escalafonaria; la discusión de una nueva estructura escalafonaria; estatutos, etcétera”.
En el marco de ese convenio –recordó-- el Ejecutivo planteó que ese esfuerzo por contemplar las expectativas económicas de los funcionarios “debía ir acompañado por un cambio de actitud en relación al compromiso respecto a la tarea y el trabajo de los trabajadores municipales”.
DETALLES DEL CASO DE E.R.
En el caso concreto del trabajador E.R. comentó que se le venció el período de trabajo el 30 de junio pasado, como ocurrió con “la mayor parte de los contratos” y en ese contexto se consideró que “no debía seguir vinculado a la Intendencia” un trabajador de la Dirección de Vivienda “que había tenido una evaluación de 12”, porque el Ejecutivo había determinado que el mínimo exigible fuera de 13 puntos en 20.
“No obstante, a pedido de la propia Dirección de Vivienda, se planteó darle una nueva oportunidad a este trabajador; hacerle un contrato por 3 meses y no por 6 como al conjunto de los trabajadores –todos los contratos vencen el (próximo) 31 de diciembre--, planteándole con toda claridad que era la última oportunidad que se le daba y que la Administración esperaba un cambio de actitud en relación a su disposición y motivación en relación al trabajo”, puntualizó el secretario general.
El 30 de setiembre, al vencerse nuevamente el contrato de este trabajador, “la valoración que se hizo desde la Dirección de Vivienda y del personal afectado a la obra a la que este trabajador estaba vinculado, no se modificó, obteniendo en ella una evaluación también de 12”, informó. “Esto motivó que la Administración determinara el cese de su relación laboral con este trabajador”, afirmó.
Díaz agregó que, sumado a estas evaluaciones insuficientes, “este funcionario había sido en alguna oportunidad observado en forma escrita –a través de un cuaderno de obra-- por negarse a realizar las tareas que el capataz le había indicado”. Además, el funcionario “alguna vez había manifestado algún tipo de problema de relacionamiento con el capataz”, ante lo cual “en cuatro oportunidades se le ofreció cambiar de obra, para justamente resolver esa problemática”. “Lamentablemente este trabajador en ningún momento aceptó el cambio de obra”, informó.
Díaz subrayó que el Ejecutivo “tiene la potestad de evaluar a los trabajadores ante el vencimiento de cada contrato” y se trata de “una potestad a la que la Administración no está dispuesta a renunciar”.
“Hoy estamos en esta situación” de conflicto con el sindicato “porque un trabajador en dos oportunidades obtuvo una evaluación insuficiente y la Intendencia entendió que no correspondía seguir contando con sus servicios”, afirmó.
Por otra parte, se mostró sorprendido por las informaciones de que E.R tiene “una supuesta situación” de discapacidad visual. “De eso nos enteramos el lunes, producto de que hasta ahora no había sido planteado como un tema que hubiera afectado su desempeño laboral. Este tema nunca estuvo sobre la mesa en el relacionamiento con el sindicato”, subrayó.
Al respecto, ratificó que la actual Administración “en más de una oportunidad ha demostrado su sensibilidad ante situaciones que lo ameritan”, algo que quedó de manifiesto al comienzo de la Administración, cuando se procedió al cese de todos los funcionarios que habían ingresado un año antes o menos. Aseguró que se contempló un planteo de Adeyom relacionado “a un conjunto de trabajadores. El intendente, demostrando su sensibilidad, propicio la evaluación de la situación familiar de cada uno de esos trabajadores y casi todos ellos fueron reincorporados a la tarea laboral”, afirmó.
Díaz, al subrayar que “en la presente situación” no hay disposición para ceder a las demandas del sindicato, aseguró que “los trabajadores son fundamentales para el desempeño de una buena gestión” pero que es necesario diferenciar a “aquellos trabajadores comprometidos con la labor y la tarea que se les encomienda”, de aquellos que “lamentablemente han estado acostumbrados a un estilo de funcionamiento que no es el que esperamos y no es el que la sociedad espera”.
La Intendencia –agregó- apunta a que “sus servicios sean cada vez mejores, cada vez más eficientes” y con ese cometido se llevan a cabo las evaluaciones, al tiempo posee la potestad de resolver su desvinculación con aquellos trabajadores que “no están desempeñando su labor de acuerdo a las expectativas”.
“CARABALLO DEMUESTRA INSENSIBILIDAD”
El sindicato, que alrededor de las 10 realizó una manifestación --“movilizamos 300 compañeros”, dijo Montiel--, con bombas de estruendo e instrumentos de percusión, rechazó la postura del Ejecutivo con dureza. “Estas cosas no pasaban desde los tiempos de (Walter) Belvisi” y “se dicen un gobierno de sensibilidad, pero Caraballo demuestra insensibilidad; no le gusta que se le diga esto, pero es la verdad. Es más, sabe que es la verdad, quizás por eso no se aparece”.
Indicaron que “rechazamos la evaluación porque claramente está viciada; no tiene la firma del evaluador y solamente la del director”, para el caso Federico Pollini. “Lo que pedimos es tan simple y sencillo que si no lo aceptan es simplemente porque demuestran insensibilidad. El compañero tiene una manifiesta incapacidad visual. Ha perdido prácticamente el 100% de la visión de un ojo y tiene seriamente comprometida la del otro. Es probable que no pueda continuar cumpliendo su tarea. Pero no por eso hay que echarlo a la calle. Quizás deba ir a retiro por incapacidad, pero para eso tiene que estar trabajando. Es algo tan evidente como sencillo. Echarlo no es de un gobierno departamental que nos represente”.
Asimismo indicaron que el guarismo de 13 es “antojadizo” porque está legislado “que el mínimo sea 12 y el compañero tuvo 12.8”. Esto podría desembocar “en una acción jurídica, que por el momento no la hemos tomado, porque esperamos una reacción. Pero si no la hubiera, ese sería el camino”.
Anoche Adeyom recibió a la bancada del Partido Nacional --reunión en la que no tuvo inconvenientes en estar presente EL TELEGRAFO-- en la cual los ediles subrayaron que “no venimos a avivar el fuego, venimos a ponernos a disposición para llevar adelante las acciones que ustedes crean convenientes”. Por el momento, no se vislumbra un acercamiento en las posiciones. Cada uno en su sitio, con el brazo extendido, listo para un gancho o para un barrido, con el cual bajar el antebrazo del oponente. La pulseada está a pleno.
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