Locales | 21 Oct Con la inauguración de la intervención en la cuadra de 19 de Abril entre 18 de Julio y Leandro Gómez, culminó el proyecto de readecuación del centro, que incluyó la semipeatonal de 18 de Julio entre Zorrilla de San Martín y 33 Orientales. Aunque la obra inaugurada también tiene carácter de semipeatonal, será peatonal desde las 19 horas de los viernes hasta las 7 de los lunes.
“Cuando la institución Intendencia presentó el proyecto y fue aprobado por el FDI, era semipeatonal”, dijo el intendente Guillermo Caraballo en un aparte con EL TELEGRAFO. “Pero las cosas no son cerradas; no solo incluyen la parte técnica y la parte política, porque hay otra parte, que es la apropiación de la gente. Notoriamente esa apropiación ya empezó a pasar, y vamos camino a la peatonal”, añadió.
“Más temprano que tarde se producirá un nivel de apropiación de la gente. Eso en los papeles no estaba considerado”, agregó y subrayó que “esta es una obra de todos los sanduceros, no es de los comerciantes”. Entre estos, “muchos acompañaron el proyecto, otros no tanto”.
Si bien se trata de una obra comenzada en la anterior administración, “tiene nuestra impronta y de hecho el concepto es muy diferente al desarrollado en el resto. Originalmente el proyecto era muy parecido, pero lo cambiamos radicalmente. Hasta tuvimos que rescindir el contrato con la empresa anterior y confiamos en una sanducera. El resultado es, a la vista está, muy diferente”, indicó Caraballo. En realidad, como luego lo destacó en su discurso, fueron varias empresas locales, entre ellas Nolla y Nolla, Tecnodyl y Cora y Cora.
El diseño del proyecto correspondió al arquitecto Sergio Babic, en tanto la obra fue dirigida por el también arquitecto Ramiro Dangelo, bajo la coordinación del director general de Obras, Gonzalo David de Lima. “Y hay que agregar que el dinero con el que contábamos no era suficiente para la obra que soñábamos, así que esta Administración tuvo que poner el dinero que hacía falta”, destacó el intendente departamental.
Una de las partes más destacables es la iluminación de la cuadra. Una estructura a nivel de piso, otra red a nivel de peatón y en tercer lugar la renovada iluminación del teatro Florencio Sánchez que controlada por un sistema informático permite variar la intensidad y color de las luminarias. Citando al asesor Andrés Piaggio, Caraballo dijo que “no se trata de una obra más, es la culminación de un largo camino de discursos que hoy plasmamos en una realidad: obras de calidad para los próximos 20 años”. “Los recursos son en su mayor parte de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP, a través del Fondo de Desarrollo del Interior, FDI), computados en su enorme mayoría a las partidas asignadas a este período de gobierno, y una contrapartida de la Intendencia”.
Al confirmar el uso semipeatonal, Caraballo explicó que “se va a habilitar el pasaje de vehículos con tránsito muy lento, porque el propio diseño con curvas está pensado para que se vaya enlenteciendo la marcha”. “El espacio está diseñado como si fuera una gran vereda y las bochas --borlas creo que le llaman-- marcan el límite. Este es un espacio donde durante el tiempo de funcionamiento comercial va a haber mucha interacción y van a estar conviviendo peatones y conductores”, dijo más adelante.
No obstante, advirtió que “es una tendencia a nivel internacional que los proyectos que impliquen cambios urbanísticos, tengan un margen de modificabilidad porque tienen que integrar la práctica que la gente haga del lugar. Quiero decir que la apropiación debe ser incorporada en el proyecto”.
“Depende cómo sea la forma que la gente se apropie de un lugar vamos a tener en cuenta la funcionalidad de la ciudad”, subrayó. “Hay obras que tienen menos margen pero en este caso sí hay margen. No vamos a ser un equipo de gobierno necio, porfiado, lo vamos a testear y lo vamos a volver a mirar”, destacó.
Después de las palabras, de los aplausos de los alrededor de 200 presentes, llegó el tradicional corte de cinta. Liberado de la tensión del acto, el intendente dejó libre a su sonrisa, que se adueñó de su rostro. Se abrazó con algunos, estrechó la mano de otros, besó a algunas damas. Ni que decirlo, estaba feliz. Aunque es una obra que proviene del gobierno anterior, es realmente la primera que tiene su impronta. Desde el sistema de amplificación, Diego Torres seguía cantando que “lo mejor está por llegar” (La vida es un vals). Y mientras los concurrentes caminaban por la calle peatonal, casi tiernamente comenzó una muy leve llovizna. Prácticamente nadie reparó en ella. Menos el intendente. Que siguió conversando con vecinos y comerciantes. Aunque había subrayado que era una obra de los sanduceros todos, no desconocía que la noche era una de esas noches de satisfacción y disfrute. Porque las obras vienen y van. Como un vals.