Opinion | 22 Oct El Correo Uruguayo, y sus trabajadores, parecen no haberse dado cuenta del mundo digitalizado y competitivo en el que nos movemos en la actualidad. Están muy bien las reivindicaciones salariales y el querer mejorar a nivel personal y familiar. Pero, ante las reiteradas presiones por esos objetivos, hacen perder de vista que el público, los clientes, prefieren eludir los servicios del correo cada vez que pueden. Desde la época de la Onda --que, paradójicamente, los paros le provocaron el cierre definitivo--, que llevaba más rápido los paquetes a Montevideo que el servicio estatal, hasta estos tiempos donde el correo electrónico ha suplantado las cartas y en donde hay otras firmas de entrega de sobres y cajas, tanto para enviar correspondencia a nivel nacional como internacional.
Es así que el actual conflicto en el Correo Uruguayo se ha acentuado y las cartas se acumulan en los depósitos. La Asociación de Funcionarios Postales de Uruguay (AFPU) resolvió agudizar las medidas de protesta desde la próxima semana, en el marco de las reivindicaciones salariales que impulsan los trabajadores. Consultado por El Observador, el presidente de AFPU, Juan Ignacio González, dijo que a más de 20 días de iniciado el conflicto la negociación aún se está “lejos” de llegar a un acuerdo con el directorio de la empresa por lo que el sindicato está listo para “pasar a una fase superior del conflicto y agravar las medidas”. González aseveró a radio Monte Carlo que estos paros podrían afectar al 100% de las áreas.
Estas nuevas medidas se sumarán a las que ya estaban impulsando los trabajadores, que afectaron el sistema de distribución de cartas y paquetes internacionales. Ahora, también se afectarán otras líneas de distribución, como los paquetes nacionales. Tampoco se retomará la atención al cliente en las ventanillas, lo que repercutirá en la inscripción de usuarios consumidores de marihuana que el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) tenía previsto comenzar este mes. “El Ircca no se levantó ni se va a levantar. Nadie nos ha pedido nada ni llamado nadie”, dijo González.
El sindicato reclama la renovación del convenio colectivo del sector que está pendiente desde marzo, mejoras salariales y cambios en la carga horaria semanal, de manera que sean 40 horas semanales y cinco días a la semana.
El directivo del Correo, Fernando Saralegui, dijo que la situación es preocupante ya que “se están empezando a llenar los depósitos”. Al día de hoy, la distribución de paquetería “está trancada” así como también el servicio Casilla Mía que permite a los usuarios recibir las compras hechas por Internet en tiendas de Estados Unidos y la entrega de cartas certificadas, dijo Saralegui. Esto implica un “perjuicio muy grande”, agregó. El sindicato no tiene cifras sobre la demora en la entregas. Por su parte, la presidenta del Correo, Solange Moreira, dijo a Subrayado que no iba a dar información sobre el atraso mientras siga el conflicto.
Saralegui dijo que el directorio está trabajando para atender los reclamos salariales del sindicato pero aclaró que el organismo depende de la aprobación del nuevo presupuesto para saber si podrá o no realizar aumentos a los trabajadores. El convenio de la Administración Nacional de Correos (ANC) con su sindicato venció el 31 de diciembre del año pasado, y que, si bien existía un acuerdo para tener un borrador para el 31 de marzo de este año, aún no ha habido novedades.
Sin hacer juicio de valor por las reivindicaciones, el Correo no hace otra cosa que perder pie ante la competencia. Para mandar una carta a un amigo o familiar en otro departamento (si es que envía esa misiva, quizá lo mejor sería un e-mail o un WhatsApp), en estas circunstancias elige acudir a Copay o Agencia Central o a Tiempost. La que sea. Lo mismo para una encomienda. Ni que hablar para el exterior. La efectividad de DHL , UPS o Fedex ni se compara a la del Correo Uruguayo. Uno igual paga más por un mejor servicio. Lo mismo sucede con las empresas courier, que se utilizan para efectuar compras en el exterior, especialmente, a Estados Unidos. El Correo cuenta con Casilla Mía, abierta para competirle a las otras firmas que ya estaban en el rubro, incluso antes desde que se abrió ese régimen.
Por más beneficios que pueda brindar una empresa estatal, el usuario no tiene tiempo para aguantar las idas y vueltas sindicales que, al final de cuentas, repercute contra el trabajo, contra eso que dicen defender. El Correo Uruguayo, desde la aprobación de la Ley de Presupuesto del 5 de enero de 1996, se convirtió en un servicio descentralizado de naturaleza comercial. Como resultado de esto, aseguran que se dieron una serie de transformaciones y mejoras que detallan en su página web: el Correo Uruguayo controla hoy al menos el 65% de la correspondencia, en un mercado con más de 120 empresas autorizadas; mejoramiento de los estándares de entrega de piezas al nivel de los mejores correos del mundo (superior al 90% en 48 horas); el Correo es hoy uno de los 15 correos públicos en el mundo con seguimiento de piezas mediante código de barras y fue el segundo correo en el mundo en ofrecer el seguimiento de piezas por Internet.
Son datos que no podrán sostenerse de continuar y que bien puede llevar a la ciudadanía a no acordarse más del Correo Uruguayo. Alternativas hay para no quedar rehenes de este servicio.