OPINIONES

Locales | 06 Nov HACIA DÓNDE VAMOS
El que siembra tormentas, recoge tempestades, decía la gente de campo antiguamente. Yo viví en un lugar donde había mucho monte natural y cuando entrabamos al potrero, mirábamos hacia arriba y si veíamos cierta cantidad de cuervos y caranchos sobrevolar un lugar concreto, íbamos directamente ahí, porque sabíamos que allí había un animal que estaba pariendo al que estos depredadores seguramente le querían comer los ojos o la lengua, o estaba muerto, y ellos se saciaban el hambre con su osamenta. Hoy vivo en la ciudad y en estos últimos días me da la sensación de que me están esperando como aves carroñeras a que atraque el vehículo con una pequeña parte de él sobre una zona reservada o que me haya olvidado de encender las luces cortas.
No iba ni a exceso de velocidad ni alcoholizado ni contra flecha, que son verdaderas infracciones al tránsito, que --a mi entender-- son las que atentan contra mis conciudadanos. Yo creo que si el señor intendente quiere organizar el tránsito como debe ser, puede poner toda la gente que quiera a controlar las infracciones pequeñas como así también las graves, pero estas primeras deberían ser sin fines de lucro y luego sí, a los reincidentes, el mayor rigor de la ley. Y, si fuera necesario, suspenderle la libreta de conducir por un tiempo lógico y determinado.
Ahora, si vamos a largar gente a la calle a recaudar dinero como aves de rapiña buscando sus osamentas, eso es otra cosa, como también es lamentable de pie a cabeza la Dirección de Tránsito y el desdichado e inoportuno Sucive, que en opinión de varios profesionales no existe, no tiene sustento legal ni un marco jurídico que lo regule. Es como el título del señor vicepresidente de la República Oriental del Uruguay.
¡¿Qué explicación tiene todo esto?!
Guillermina Menegazzi