Paysandú, Lunes 07 de Noviembre de 2016
Locales | 06 Nov A CABALLO SE HIZO LA PATRIA
El caballo ha sabido acompañarnos a lo largo y ancho de nuestra Patria, ya sea en las cruentas luchas por la independencia, en el duro trabajo de la campaña, como transporte, recreación o incluso equinoterapia en la actualidad; animal de gran nobleza, inteligencia y fidelidad, tanto o más que un perro. No es casualidad que nuestro mayor prócer, el general José Gervasio Artigas, haya sido inmortalizado junto a su caballo en tantas plazas de otras tantas ciudades de nuestro país.
Hoy día son maltratados tirando día y noche de un carro y, para que puedan alimentarse, son liberados a la buena de Dios para que coman en las volquetas si es necesario, provocando accidentes en el tránsito que han terminado con la vida de más de una persona. ¿Quién es el culpable? ¿El animal o la persona dueña? Sin lugar a dudas su dueño es el responsable y el que debería pagar severamente al ser requisada su propiedad, pasar al juzgado penal si ha provocado un siniestro y confiscado el animal si no posee marca. El fiscalizador y tenedor responsable de estos animales requisados, mientras tanto, es la intendencia que, de acuerdo con la ley de bienestar animal N°18.471 en su artículo 9, deberá mantenerlo en condiciones físicas y sanitarias adecuadas según su especie, de acuerdo con las reglamentaciones establecidas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y con las pautas de la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales. Mientras que en su artículo 13 establece que la persona física o jurídica que abandone deliberadamente un animal del cual es tenedora seguirá siendo responsable y de los perjuicios que este ocasionare a terceros, conforme con lo dispuesto por el Código Civil y a las sanciones previstas en el presente texto legal.
Sin embargo, esta intendencia tomó los animales y, cual si fueran motos, los amontonó en un potrero sin comida ni agua, cerrando la portera con candado mientras todo a su alrededor era verde. Sin atención veterinaria, a pesar de que había varios lastimados y enfermos, teniendo un profesional pago que no se apareció en los diez días que estuvieron sufriendo este encierro. Lo único que en parte les permitió resistir fue el puestero del lugar que en un tarro les pasaba agua a través del tejido como podía, ya que la portera estaba con candado. Esto derivó en que la fuerza impuesta por la desesperación terminó haciendo ceder el tejido, lo que evitó que siguieran muriendo en el calvario de su encierro. ¿Merecen este castigo los animales por andar liberados a la buena de Dios por los irresponsables de sus dueños? ¿Será que los otros caballos al saber de este maltrato dejarán de circular por las calles o lo harán con más cuidado, respetando el tránsito? Creo que la respuesta es de Perogrullo, no existe aquí más responsable que los tenedores de estos animales y sobre ellos deben recaer las sanciones correspondientes, que nunca consideraron a los caballos ni a las demás personas que sufrieron los perjuicios de los animales sueltos, que debieron ser tratados con la dignidad y el cuidado que se merecen al ser requisados por la intendencia municipal.
Cuando se trató este tema en la Junta hace poco tiempo, se nos dijo que se preparaba una conferencia de prensa del Ejecutivo Departamental para el lunes siguiente en la que se daría explicación a este tema y tendría los descargos correspondientes. Hasta el día de hoy estamos esperando dicho lunes.
Javier Pizzorno
Edil del Partido Nacional
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