Rurales | 14 Nov “Ya tenemos la máquina en un predio de la colonia, por lo que este lunes la vamos a poner en funcionamiento y así la gente, cuando asista a la jornada el miércoles, la ve trabajando”, dijo a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira Machín, técnico del Instituto Plan Agropecuario.
Es que se ha generado mucha expectativa por el hecho, no solo por la trascendencia de contar con una herramienta propia en la zona para una tarea de significativa importancia, sino por el esfuerzo realizado prácticamente entre sanduceros: para el diseño del plano, la construcción de la cosechadora, los retoques en aspectos trascendentes.
A tal punto ha llegado la atención de técnicos y productores, que se espera la presencia de gente desde Argentina y Brasil que concurrirán a la actividad, que en un principio estaba pensada para efectuarse en las instalaciones de la Sociedad Fomento de la Colonia Juan Gutiérrez --al norte de la ciudad de Guichón--, pero que se concretará en el predio de Mariela Bracesco, para verla en acción.
Para la construcción de esta primera máquina comercial --cosechadora de pooles de semillas de campo natural-- que se realiza en Uruguay, se han utilizado muchos elementos de otras máquinas que existen en Australia, Estados Unidos y Canadá.
Pero la misma es posible gracias al proyecto de investigación Más Tecnología, que involucra al Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), pero fundamentalmente a la Sociedad Fomento de la Colonia Juan Gutiérrez, conformada por un grupo de productores que viene haciendo cosas muy importantes para la región.
“Esta cosechadora tiene como objetivo procurar restaurar el campo natural, ya que hay lugares en el país en el que el acceso a la semilla comercial es imposible porque no hay, y esto brindaría la posibilidad de cosechar pooles de semilla para restaurar y acelerar el proceso de formación de campo natural”, explicó el profesional sanducero.
La máquina “quedó muy linda y habrá que probarla”, subrayó Pereira, quien manifestó que “la ciencia es la construcción del cepillo, que nos ha dado muchísimo trabajo y ha sido casi artesanal”.
“No es un invento nuestro, sino que miramos diferentes máquinas en el mundo y así construir este primer prototipo para Uruguay, ya que la importación estaba por encima de los U$S 50.000, y dispusimos para el proyecto de U$S 10.000 para su construcción”, aclaró.
Comentó que muchas veces en Europa los campos no se pueden restaurar porque no hay semilla: “En Estados Unidos se cosecha solamente semilla en las banquinas porque no les queda nada y desapareció casi todo, mientras que en Uruguay tenemos la gran ventaja de que hay mucho y muy buenos campos naturales”.
Explicó que también se está haciendo otra máquina, pero ésta no es una innovación: “Denominada máquina de batea, son dos tanques de 200 litros que se ubican en el frente de la camioneta. Se circula a 15 kilómetros en la hora, van golpeando la planta y cayendo la semilla dentro de esa batea”.