Paysandú, Martes 22 de Noviembre de 2016
Deportes | 21 Nov Eugenio Figueredo estaba rodeado. Corrían los primeros meses de 2006 y la AUF estaba en jaque. Sobre todo su presidente, sobre el que se posaban todas las miradas. Desde el gobierno se apuntó al fútbol, y se sigue recordando aquella frase del por entonces ministro de Turismo y Deportes, Héctor Lescano, que no dudó en asegurar que al fútbol le hace falta un baño con jabón y cepillo de alambre.
Figueredo, que en 1997 se había convertido en el presidente de la AUF, aguantó hasta julio de 2006 y, jaqueado, dio el portazo. Durante su presidencia apareció la polémica cesión de los derechos televisivos del fútbol uruguayo y de la selección a Tenfield, por 50 millones de dólares por 10 años, aunque la empresa Bersabel había ofertado 82 millones de los verdes. Para muestra sobra un botón.
El presente del expresidente es conocido, cayendo en manos de la Justicia por innumerables casos de corrupción dentro de la Conmebol y la FIFA.
Pero hace pocos días, cuando Uruguay enfrentó a Chile por las eliminatorias, el nombre de Figueredo volvió a ser recordado: fue el presidente que, en marzo de 2006, designó a Oscar Tabárez como entrenador de la selección uruguaya, abriendo su segundo ciclo al frente de la Celeste.
La semana anterior, el martes 15 de noviembre ante los trasandinos, Tabárez alcanzó los 167 partidos, igualando al alemán Sepp Herberger, al que en marzo de 2017 superará, cuando Uruguay enfrente a Brasil por las eliminatorias, para transformarse en el entrenador que más compromisos habrá estado al frente de una misma selección.
En marzo de 2006, durante su presentación oficial en la AUF, Tabárez manifestó tener "la confianza para iniciar un nuevo proceso que provoque la vuelta de Uruguay a los primeros planos". Y no se equivocó.
El maestro no solo estaría al frente de la selección mayor, sino también inmerso en el trabajo de las selecciones formativas, para las que tuvo prioridad a la hora de definir los nombres de los entrenadores. Y no dudó en asegurar que las selecciones "van a jugar con un 4-3-3, un sistema que tiene historia en nuestro país", dado que esa figura táctica "nos permite jugar con menor potencial técnico y contar con más posibilidades de triunfo".
EL PRIMER CICLO
Tabárez ya tenía en claro lo que era dirigir a la selección mayor, y había asimilado su experiencia previa, incluso con la Sub 23 de oro en el Panamericano de 1983 o la Sub 19 de años venideros, antes de calzarse el buzo de la mayor.
Su primera etapa se extendió durante dos años, desde 1988 a 1990, siendo vicecampeón de la Copa América de 1989, y clasificando al Mundial de Italia 1990 en la que la Celeste llegó a los octavos de final, quedando eliminada por el dueño de casa que se impuso 2 a 0.
Fueron 34 partidos los que estuvo en el banco. De ellos ganó 17, empató 8 y perdió 9, habiendo debutado al frente de la selección mayor con triunfo 2 a 1 ante Ecuador el 27 de setiembre de 1988 por la Copa Boquerón.
A lo largo de este primer proceso, Tabárez tuvo en cuenta a 44 jugadores.
LA NUEVA HISTORIA
En marzo de 2006 Tabárez fue confirmado nuevamente como entrenador de la Celeste. El gran objetivo no era otro que poder volver a estar en un Mundial, tras no haber clasificado para jugar en Alemania 2006. Sudáfrica 2010 era el gran objetivo. El entrenador comenzó a delinear la estrategia, y el 5 de mayo dirigiría su primer partido en este nuevo ciclo, venciendo en partido amistoso jugado en New Jersey a Irlanda del Norte por 2 a 1.
Tabárez se puso al frente del equipo en una pequeña gira por Estados Unidos y Europa, con un balance más que positivo.
Más allá de que habría varios amistosos por delante, Tabárez decidió tomar como banco de pruebas pensando en el inicio de las eliminatorias a la Copa América de Venezuela.
El torneo jugado en 2007, en el que Uruguay fue cuarto, era vital para saber a ciencia cierta qué tenía entre manos, y a la larga le sirvió no solo para ver jugadores, sino también para darse cuenta de que aquel 4-3-3 que había anunciado no sería un esquema rígido, sino que habría que adaptarse a la realidad propia y la de los rivales.
Así se llegó al Mundial 2010, clasificando por la vía del repechaje. Y Uruguay todo se sacudió con un cuarto puesto en Sudáfrica, una posición que varias generaciones ni siquiera conocían pese a la rica historia de la Celeste. Sudáfrica 2010 fue el primer gran paso. La vuelta al ruedo internacional de la Celeste, que en 20a1 se coronó campeona de la Copa América, en Argentina, por 15ª vez.
Este segundo ciclo de Tabárez al frente de la selección nacional depararía la clasificación al Mundial de Brasil 2014 repechaje mediante, un cuarto puesto en la Copa de las Confederaciones 2013, la eliminación en la cita mundialista en octavos de final. Y la presencia en cuartos de final de la Copa América 2015, así como el trago amargo de la eliminación en primera fase de la Copa América Centenario este año.
Hoy, Uruguay continúa segundo en la eliminatoria para el Mundial 2018, el gran objetivo de la selección. En este segundo ciclo al frente de la Celeste, Tabárez dirigió 133 partidos, de los cuales ganó 64, empató 36 y perdió 33. Y desde 2006 a la fecha ha tenido en cuenta en la cancha a 93 jugadores. De los partidos jugados en ese tiempo por Uruguay, el técnico solo no estuvo en seis, ya sea por no tener contrato renovado, por problemas de salud o por suspensión.
CLAVE
Guste o no la propuesta en la cancha, el segundo ciclo de Tabárez al frente de la selección ha sido más que importante para revitalizar a Uruguay en el ámbito internacional.
Pero la clave no es solo la idea táctica, el reconocer y asumir limitaciones, la integración de un grupo férreo a la hora de plantear objetivos, sino en la organización que exigió para las selecciones nacionales.
Desde jugar sí o sí amistosos internacionales, hasta ser punto clave en la construcción del Complejo Uruguay Celeste. Y también fueron responsables los presidentes de la AUF que apoyaron incondicionalmentela idea, fundamentalmente Sebastián Bauzá y hoy Wilmar Valdez.
Y dentro de la cancha, Tabárez tuvo indiscutiblemente tres aliados de lujo. Forlán, Suárez y Cavani (el primero retirado de la Celeste) fueron fundamentales en este segundo proceso del maestro.
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