Locales | 16 Nov A un paso de cumplir los dos siglos, la Armada Nacional aprovechó para entablar una serie de reclamos y criticar la falta de respuestas ante las necesidades planteadas, con la falta de medios para cumplir con las tareas y con efectivos que se encuentran por “debajo de la línea de pobreza”. En el acto ayer por los 199 años de esta fuerza, el prefecto de Paysandú, Javier Craigdallie, leyó el discurso que horas después pronunció en Montevideo el comandante en Jefe de la Armada, Leonardo Alonso, en un encuentro que contó con la presencia del presidente Tabaré Vázquez.
La Armada pidió al gobierno que deje de “darle la espalda al mar” y solicitó “respuestas concretas a las reiteradas preguntas” sobre el futuro de la Armada Nacional. “Muchos de los hombres y mujeres trabajadores se encuentran muy por debajo de la línea de pobreza y a pesar de ello día a día luchan dignamente por un futuro mejor, pese a las dificultades y a la adversidad. La nobleza del personal no es medible, solo hay que experimentarla”.
Craigdallie dijo a EL TELEGRAFO que una de las tareas de la Armada está centrada en la acción policial, que le compete a la Prefectura, en atención a casos de narcotráfico, contrabando o como auxiliar de la Justicia. “Velamos por los intereses de la soberanía del Estado y el control de sus riquezas”, indicó el prefecto. “Quizás por falta de renovación y de mantenimiento, esa capacidad está disminuida a la mínima expresión”.
“Este compromiso se asume voluntariamente, lo de ser militar y estar sometido a los códigos y reglamentos, con un montón de restricciones y de sacrificios, como la permanente postergación de la familia, sin cobrar dedicación integral ni horario nocturno, 24 horas subordinado a esto, sin pagos por horas extra ni acumulación de licencia no gozada y salario vacacional”, continuó Craigdallie.
Tampoco tienen la posibilidad de realizar otra actividad remunerada, no puede ingresar en política ni ser militante sindical, deben estar disponibles para movilizarse dentro de todo el territorio nacional y se encuentran sujetos a los tribunales de honor, de justicia militar y justicia ordinaria. “Son tres lupas que nos miran”, dijo el prefecto. “Pero si todo esto no va acompañado de una buena remuneración, el panorama se complica”, añadió.

SITUACIÓN INCAMBIADA
El discurso de Alonso “habla también de lo magro de las remuneraciones, beneficios, sueldos, retribuciones personales. Él, que tiene más de 40 años en la institución, le es difícil hacer entender y explicar esto a sus subordinados. Cuando da una orden, para hacerla de forma exigente y con seguridad, lo mejor es que el otro cobre un sueldo digno (un marinero con 20 años de servicio cobra unos 15.000 pesos) y utilice barcos seguros. Por ejemplo, no hay un helicóptero que pueda extraer una persona de un barco, porque no tiene el cabrestante que baja la camilla”. Craigdallie subrayó que con este texto de su jefe se trató de “transmitir públicamente” la realidad y la preocupación de esta fuerza armada.
“Las necesidades de la Armada ya se conocen y hace un año formulábamos algunos requerimientos esenciales”.
“Lamentablemente, la situación se ha mantenido incambiada con el agravante de que los buques están un año más viejos y que aún no podemos realizar nuestra tarea de control de áreas jurisdiccionales y salvaguarda de la vida humana en el mar de forma eficiente, al no tener al capacidad de extraer a una persona a través de un helicóptero naval, o la de abordar desde el aire a un buque navegando que no sea cooperativo y que se encuentre realizando una actividad ilícita en nuestras aguas”, dijo Alonso en su discurso en la capital.