OPINIÓN

Locales | 20 Nov PALABRAS DE RECONOCIMIENTO
Días pasados, en un programa de televisión, se presentó la historia de un alumno adolescente que había escrito una carta a Secundaria, contando lo que le había sucedido cuando perdió un examen de filosofía. En resumen, cuando perdió el examen, se enojó y acusó a los docentes de dicha pérdida, gritando improperios y dando portazos al salir del salón.
En el camino de salida de la institución, una profesora lo cruzó y le preguntó cómo le había ido en el examen, a lo que el joven volvió a repetir el motivo de su amargura, diciendo que no le importaba el examen perdido sino el hambre y el futuro incierto, y que este juego, la pobreza, no daba tregua, y que cualquier error lo podía enterrar en el destino de los marginados. Que cualquier error le puede condenar a ser una mano de obra barata, incapaz de escapar de la periferia más turbia. La profesora lo abrazó fuertemente y lo convenció de que un examen perdido no es todo en la vida. Que él podía darlo nuevamente.
En un segundo período salvó el examen, siguió estudiando y pasaron algunos años.
Hoy, con 18 años, estimula a otros a estudiar y agradece muy especialmente a esa profesora que lo “abrazó fuertemente” en ese momento tan importante de su vida de estudiante.
Soy docente, ya jubilada… y recuerdo en mi vida varios episodios como éste, que he tenido con mis alumnos en los cuales no enseñaba las materias por las que la Institución me había contratado, pero sí escuché muchas veces los problemas de mis alumnos, intercambié ideas, reflexioné con ellos los motivos por los que eran rebeldes, los entendí y guardé muchas veces sus secretos en mi corazón.
Estas líneas son para agradecer a Sebastián Lanzani que con sus palabras de reconocimiento y valor al docente, en un momento del país en que no se valora el trabajo docente, me llegó profundamente y espero que haya llegado también a muchos de mis colegas, que como yo, hemos dejado la vida en el aula.
Docente jubilada