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Paysandú, Jueves 01 de Diciembre de 2016

De mal en peor

Opinion | 26 Nov La crisis en uno de los principales socios de Uruguay se agrava. En Brasil no bastó con la entrada como presidente de Michel Temer --que llegó al sillón presidencial tras la destitución de Dilma Rousseff-- para calmar las aguas. La economía sigue perdiendo pie y, para peor, los casos de corrupción --que terminaron por desbancar a la exmandataria-- continúan apareciendo. Ahora las balas pican cerca del propio Temer. Uruguay mira con preocupación.
El ministro brasileño de la Secretaría de Gobierno, Geddel Vieira Lima, renunció ayer de forma “irrevocable” después de ser acusado de tráfico de influencias en un asunto que salpica a Temer. “Frente a las dimensiones de las interpretaciones dadas, pido disculpas a quienes hayan sido alcanzados por ellas, pero Brasil es mayor que todo eso”, dice la carta de renuncia, dirigida a Temer y difundida por la Presidencia.
La dimisión ocurrió después de que Vieira Lima fuera acusado por el exministro de Cultura Marcelo Calero de haberle presionado en forma ilegal para autorizar la construcción de un edificio en la ciudad de Salvador, en la que había comprado un apartamento sobre planos.
Calero declaró sobre el asunto a la Policía Federal y aseguró que sintió la misma presión de Temer y del ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, con quienes también había tratado sobre ese asunto. La prensa local informó ayer que incluso existe un audio de la conversación que Calero tuvo con Temer, que podría comprometer al propio mandatario en un asunto de tráfico de influencias.
La actual crisis de Brasil, que tiene el PBI más grande de América Latina y el octavo dentro del G-20, contiene componentes económicos y políticos. Por un lado, el país enfrenta su peor recesión en décadas y, por otro, múltiples investigaciones por corrupción que terminaron con el gobierno de Rousseff.
Un informe sobre perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) señala que el PBI agregado de la región de América Latina y el Caribe se contraerá este año, como reflejo de la recesión de Brasil y otros países que registran problemas económicos. “En términos de la composición por países, las revisiones pueden atribuirse principalmente a Brasil, cuya recesión (causada por la incertidumbre política en medio de las secuelas ininterrumpidas de la investigación de Petrobras) está demostrando ser más profunda y prolongada que lo esperado”, indica el reporte.
De todos modos, la situación política es una de las causas secundarias de la recesión que se vive en Brasil. Los análisis de los economistas han sido lapidarios. La crisis que atraviesa el país ha sido también por los problemas políticos que han paralizado al sector empresarial y que ocasionaron una caída en las inversiones de la iniciativa privada. Sin embargo, esto es un motivo secundario, pues la economía brasileña se encontraba en problemas antes de que los conflictos políticos se agravaran. Hasta ahora, su PBI ha disminuido en un 7,8% desde su nivel máximo.
La dinámica de la deuda en Brasil es “bastante grave”, analizó Neil Shearing, economista de Capital Economics para mercados emergentes. El nivel de deuda pública se incrementó a 70% del PBI en 2015 y podría aumentar a cerca de 90% hacia 2025. “Una pérdida de ingresos fiscales ha contribuido al desorden en este rubro, pero el mayor problema ha sido el fracaso para contener el gasto. A pesar de los crecientes temores, la deuda soberana en default sigue siendo poco probable”, indicó el estudio de Shearing.
Con el plan de ajustes actual, el Ejecutivo pretende recaudar 13.300 millones de reales, casi 3.900 millones de dólares. El Fondo de Pensiones del Estado, incluso con los recortes e ingresos a cuenta, solo dejará de ser deficitario en dos décadas.
En este contexto y de hacerse públicas esas grabaciones (en Brasilia es práctica normal que altos cargos que desconfían unos de otros se graben ocultamente), la hecatombe política que caería sobre Temer --un presidente siempre impopular que lo fía todo a la superación de una crisis económica que nunca llega-- sería impredecible. Las protestas no se han detenido y prometen continuar ante el actual estado de situación.
Un informe de El País de Madrid ejemplificaba en Rio de Janeiro el panorama brasileño. De vuelta a la realidad, tras el espejismo de glamour que significaron los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en esa ciudad en agosto de este año, los cariocas observan cómo la crisis sigue estando ahí, viva, reluciente. “Rio ya no es la ciudad de los Juegos ni un productivo Estado petrolero4 al 6,7% actual, frente al 11,8% nacional.
“Se acabó la fiesta, el precio del crudo se ha desplomado, la crisis nacional y las investigaciones anticorrupción han paralizado las inversiones y, sin nuevas fuentes de ingresos, la euforia terminó. La tasa de desempleo ha pasado del 3,5% en 2014 al 6,7% actual, frente al 11,8% nacional”, subrayó la nota periodística.
Esto para Uruguay no es nada bueno. En la región nadie quiere un nuevo descalabro en el gobierno brasileño. No debería primar el sentimiento de venganza en este sentido. Como se ha visto en el informe del FMI, la salud de Brasil influye --y mucho-- en el ánimo de América Latina. Sin embargo, lo de Brasil parece tener para largo y nadie sabe a cierta cierta las consecuencias de esta crisis.


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