Opinion | 08 Dic La dinamización de nuevos destinos que diversifiquen y expandan la oferta turística nacional no sólo es algo deseable en un país que tiene un gran potencial en este sector de actividad, sino también una necesidad para el desarrollo de muchas ciudades y pueblos esparcidos por el territorio de la República.
El turismo se ha vuelto un sector muy dinámico de la economía nacional que ofrece miles de puestos de trabajo y posibilidades de proyección para empresas de distinto tamaño y emprendedores locales que apuestan a la generación de nuevos puestos de trabajo ofreciendo diferentes productos y servicios atractivos para turistas nacionales y extranjeros. En paralelo, el gobierno nacional ha desarrollado, con apoyo de financiamiento externo, una estrategia de fomento del turismo en lugares donde hasta ahora no existía esa actividad o es escasa. Así, sitios con historia, actividades culturales y recreativas, paisajes naturales con oferta mínima de servicios y productos regionales, han comenzado lentamente a posicionarse como destinos alternativos a los tradicionales de sol y playa o, en nuestra región, el termal.
En este contexto se inserta la creación del denominado Corredor de los Pájaros Pintados, en el litoral uruguayo del río Uruguay --que comprende los departamentos de Río Negro, Paysandú, Salto y Artigas— al cual el Programa de Apoyo al Sector Turístico ha destinado 38,5 millones de pesos para el desarrollo de infraestructura. Dicho corredor tiene por objetivos el mejoramiento de la competitividad territorial a partir de la integración de la oferta turística y también pretende reforzar los emprendimientos de las pequeñas localidades asociados con ofertas más consolidadas y promover la participación conjunta en ferias internacionales del sector, como ocurrió recientemente en la Feria Internacional de Turismo en Buenos Aires.
El Ministerio y el BID han financiado obras por 11 millones de pesos en la estación fluvial Villa Soriano, 5,8 millones en el Galpón de Piedra de San Javier y 3,5 en un paseo costero en Belén. En tanto, destinará 9 millones para la estación fluvial de Nuevo Berlín y 9,2 para el centro de visitantes de Montes del Queguay, en Paysandú.
La estación fluvial Villa Soriano, a orillas del río Negro, a unos 45 kilómetros al Suroeste de Mercedes, fue inaugurada en julio de 2013 y su construcción insumió más de 11 millones de pesos. Las obras en el ex Hotel Olivera, declarado Monumento Histórico Nacional, incluyeron espacios para un centro de información turística y oficinas de la Dirección Nacional de Aduanas y Prefectura Nacional Naval, cafetería con vista al río, sala polivalente y baños públicos.
Dos años después, en noviembre de 2015, se habilitó en San Javier la primera etapa de las obras de restauración del Galpón de Piedra, al que se destinó 5,8 millones de pesos. La construcción alberga un centro de visitantes y de interpretación y es considerada uno de los accesos al área protegida Esteros de Farrapos e Islas del río Uruguay.
En la estación fluvial Nuevo Berlín, 50 kilómetros al norte de Fray Bentos, se invirtieron nueve millones de pesos y su construcción quedó paralizada debido a la quiebra financiera del proveedor aunque, según informó el Ministerio de Turismo, se prevé que antes de fin de año se retomen los trabajos. Desde la localidad se pueden realizar paseos en bote por el río e islas con la posibilidad de visitar los apiarios flotantes y apreciar las colmenas, así como la recolección de la miel, producto por excelencia del lugar.
En Belén (Salto) se destinaron 3,5 millones de pesos para el desarrollo de un paseo costero que permita generar actividades náuticas en el lago de la represa de Salto Grande y poner en valor la zona costera y el acceso a actividades náuticas en el Lago de Salto Grande.
Ubicado a 90 kilómetros de la ciudad de Paysandú, el Centro de Visitantes del área protegida Montes del Queguay, en la confluencia de los ríos Queguay Chico y Queguay Grande, se encuentra en un área donde se concentra una de las mayores masas de montes ribereños naturales del país. Aunque las obras han sido paralizadas al igual que las de Nuevo Berlin, se espera que una nueva licitación permita continuarlas el próximo año para contar con infraestructura para una base del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, un espacio de charlas y atención al público, servicios higiénicos, y provisión de alimentos y bebidas, además de ser punto de partida para once circuitos turísticos, que abarcan desde canotaje de aventura y naturaleza en el río Queguay, senderismo, observación de aves y paseos en mountain bike y a sitios arqueológicos vinculados a los pueblos originarios. El lugar contará con guardaparque a partir del próximo año y ya se encuentra en funcionamiento la Comisión Asesora Específica (CAE) prevista por la Ley 17.234 para las áreas protegidas.
A partir del trabajo realizado en los últimos años, el BID respaldó nuevamente a las localidades que integran el Corredor de los Pájaros Pintados con un primer aporte de 5 millones de dólares de un nuevo préstamo que se complementará con un aporte que realizará el Estado para la recuperación y puesta en valor de atractivos turísticos públicos con capacidad, contribuir a la generación de empleo y renta en destinos emergentes para “consolidar la actividad turística como factor de equilibrio territorial” bajo criterios de adaptación al cambio climático y sostenibilidad ambiental, según informó en los últimos días el Ministerio de Turismo.
Se trata de apoyos necesarios para estos nuevos destinos que se promocionan como “pueblos con encanto” y que han comenzado a transitar la senda de convertirse en tales pero aún les queda un trecho por andar, de forma que puedan consolidarse no solamente en el desarrollo de infraestructura sino también en la capacitación para brindar un servicio de calidad adecuado a las expectativas del visitante. Para esto será necesario, además del empuje de los emprendedores y actores locales de cada destino, el desarrollo de políticas departamentales de turismo con visión de largo plazo e integración de los sectores público y privado que permitan la sustentabilidad una vez que las inversiones iniciales hayan sido realizadas y el dinero “fácil” se haya agotado.