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Paysandú, Lunes 12 de Diciembre de 2016

Rosas y espinas en la economía

Opinion | 09 Dic Integrantes del equipo económico de gobierno expusieron en las últimas horas en el foro de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) su visión respecto al escenario económico del Uruguay, una evaluación del año y sobre todo adelantando impresiones sobre la evolución que tendrá la economía uruguaya en 2017 a la luz de los elementos que se perciben hasta ahora.
Uruguay es un país que depende en grado sumo de la coyuntura externa, y el grado de incertidumbre que significa el advenimiento en pocos días al gobierno de Estados Unidos de la administración del presidente electo Donald Trump constituye por ahora poco menos que un acertijo. En este contexto debe tomarse con extrema cautela el sesgo proteccionista de los anuncios del próximo mandatario de la economía más grande del mundo.
Igualmente, los conductores de la economía uruguaya han arriesgado visiones --todas optimistas, en realidad--, y seguramente ha tenido incidencia en esta impresión el hecho de que se han enlentecido significativamente los índices inflacionarios, el incremento incesante del dólar de principios de año ha dado lugar incluso a un margen de estabilidad y hasta descensos, y por ende el debilitado mercado interno se ha ido revitalizando y revirtiendo en alguna medida un proceso que estaba preocupando a ojos vistas.
Pero estas rosas que exhiben los economistas tienen igualmente muchas espinas, desde que nuestro país es tomador de situaciones externas. Sin embargo no se ha podido superar otra piedra en el zapato, que es sin dudas el déficit fiscal, es decir el desnivel entre lo que recauda y lo que gasta el Estado, por cuanto este guarismo se mantiene en el orden del 3,5 del Producto Bruto Interno (PBI), que es una cifra alta y condiciona severamente toda medida que intente tomarse.
En el marco de esta evaluación los economistas del gobierno consideraron que este año se cerrará con un crecimiento de la economía de un 0,5 por ciento, y un 2017 que mejorará a 1% (se mantienen ambas proyecciones), por lo que en el Ministerio de Economía y Finanzas evalúan que hay señales "positivas", si bien la elección de Donald Trump en Estados Unidos traerá efectos "negativos" y a su juicio la política fiscal deberá seguir con "cautela" pero cumpliendo el programa de gobierno.
La presentación del equipo económico se tituló "Más inclusión, más innovación y mejor inserción: la política económica frente a nuevos desafíos", oportunidad en la que el ministro de Economía, Danilo Astori, subrayó que el gobierno "no tiene un modelo de política económica ni una estructura inflexible", sino que se fijan rumbos de orientación que son los que sustentan al país "cuando hay turbulencias". Puntualizó que el objetivo macro es recuperar la senda de crecimiento y señaló que "Uruguay está en condiciones de hacerlo". Por su lado el jefe de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía, Andrés Masoller, destacó que el país mantuvo crecimiento en los niveles de actividad pese "a los shocks negativos externos" que sufre desde 2008 con la crisis internacional y la posterior caída de las economías vecinas.
"Estos 14 años de crecimiento son el período más largo desde que se lleva registro", dijo Masoller y agregó que en magnitud es el mayor guarismo de actividad desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. También resaltó que Uruguay se desacopló de la región y mantuvo registros positivos pese a las complicaciones recientes en las economías de Argentina y Brasil. Añadió que la meta primordial del equipo económico "es evitar las crisis porque debilitan los niveles sociales".
Masoller incluso se animó a pronosticar que el Producto Bruto Interno crecerá en 2018 medio punto por encima de la proyección del gobierno --de 2% a 2,5%-- por las obras de infraestructura necesarias para la instalación de la segunda planta de UPM y el impulso de la obra civil. Para 2019, el arrastre de estas actividades será de un punto, elevando el pronóstico de 3% a 4%, según estimó.
Sin dudas que en esta visión tan optimista de Masoller ha podido más su condición oficialista y los deseos que una evaluación técnica o por lo menos con mayor prudencia de como se manifestará el contexto interno, sobre todo a partir del anuncio de Trump de deshacer --por lo menos así lo dijo-- determinados acuerdos que provocan pérdidas de empleos en Estados Unidos y buscará proteger lo que se elabore dentro de las fronteras de su país, lo que traería aparejado un deterioro de las reglas de juego que han regido hasta ahora. Además, falta ver el verdadero impacto que tendrá la reforma tributaria que implementará nuestro país y que comenzará a regir recién en enero de 2017.
Ergo, estos pronósticos optimistas conllevan un alto componente de augurios y voluntarismo, y deberían a la vez incluir la necesaria dosis de cautela, para empezar, y dar paso a medidas que permitan tener espalda para encarar los desafíos que sobrevendrán. Para ello se debe empezar por tener la casa en orden.
A este aspecto aludió, aunque no con el énfasis esperado, el ministro Astori, al señalar que “desde el punto de vista fiscal, Uruguay tiene que mantener la prudencia, pero sin olvidar" que hay un programa que cumplir. A su vez, indicó que el mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos "es una condición fundamental" para retomar el crecimiento. "Ninguna transformación en el mundo se sostuvo sin un orden económico" y señaló que "son importantes" todos los objetivos: la política fiscal, la monetaria y la de ingresos.
Astori también mencionó que el país "viene muy atrasado" en la capacitación del capital humano y en el desarrollo del capital físico. Señaló que "hay enormes desafíos" en ambas áreas y se requerirá "de un trabajo intenso y constante" para mejorar los resultados.
Bueno, a esto nos referimos cuando señalamos que debemos darnos un baño de realidad, porque las declaraciones optimistas pueden dar dividendos para el aplauso de la tribuna, pero los agentes económicos, los inversores que toman las decisiones, los que toman el pulso a la marcha de la economía para decidir, no son tan fáciles de encandilar con expresiones de optimismo contagioso.
Y un dato significativo lo aportó Pablo Ferreri, subsecretario de Economía, cuando recordó que Uruguay cuenta con el 31% de sus exportaciones amparadas en acuerdos comerciales, mientras que en países como Chile asciende al 96%, lo que genera "un riesgo importante para el país en cuanto a acceso a mercados". Es decir, algunas luces verdes, otras amarillas y otras rojas, para por lo menos inducir al gobierno a que deje por un momento la inclinación a la autocomplacencia, que no se deje arrastrar por la presión de corporaciones que no representan el interés general y asumir que la ideología nunca va a poder más que la realidad, que termina por imponerse.


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