Paysandú, Jueves 15 de Diciembre de 2016

OPINIÓN

SOLICITADA

Locales | 11 Dic LOS CREADORES INVISIBLES
Siempre he pensado que las sociedades crecen por el trabajo, las ideas, los aportes de un sinnúmero de invisibles grandes personas, que día a día, desde el anonimato construyen, crean y sueñan un mundo mejor. La historia que traigo a colación, la conozco de primera mano ya que en ese entonces, siendo estudiante universitario, vivía yo en su casa particular que a su vez alquilaba alojamiento para estudiantes de Paysandú.
Don Paulino C. Cardozo, sanducero de pura cepa, participante de varios emprendimientos en Paysandú, por motivos familiares se había instalado en Montevideo y era un activo dirigente de la Asociación Paysandú en Montevideo.
A principios de 1980 aproximadamente en virtud que dicha Asociación necesitaba mantenimiento edilicio hicieron un convenio con la intendencia de Paysandú que a cambio de 4 o 5 lugares para alojamiento de estudiantes en la misma, el Municipio se encargaba de las reformas necesarias.
En ese momento Don Paulino planteó su inquietud por ser Paysandú, a pesar de su grandeza, uno de los pocos departamentos que no contaba con una residencia para estudiantes de escasos recursos para que fueran becados. Las autoridades municipales toman el guante y consideran viable la posibilidad de concretar ese anhelo.
Es el propio Don Paulino que publica en los clasificados solicitando casas de varios dormitorios y pone su número telefónico --si no me falla la memoria el 49-46-66--, para que le informen los interesados. En una libretita al lado del teléfono iba anotando todos los llamados y él personalmente, con su paso cansino, iba a verlas generando luego un informe de casas viables para el proyecto, entre las que se encontraba la que finalmente se compró en calle Rodó y Juan A. Rodríguez, que envió a la Intendencia.
Aún recuerdo claramente la alegría en su rostro cuando leyó a través de la prensa --ya que en su momento por algún descuido no fue informado--, que finalmente Paysandú inauguraba su casa de estudiantes en Montevideo.
Cuando sus allegados le decían en broma que él mismo estaba fomentando la competencia a su propio pensionado, su respuesta tranquila pero contundente era “a mí no me van a faltar inquilinos, pero si no sale la residencia municipal a un montón de gurises pobres les va a faltar la posibilidad de estudiar”
Han pasado los años, muchos estudiantes pudieron ser profesionales porque existe el Hogar Estudiantil y muy seguramente no tienen conocimiento de cuánto los ayudó Don Paulino.
Seguramente su nombre pasará al olvido, por la sencilla razón que los creadores invisibles son así, invisibles, pero han sido, son y serán imprescindibles para que las sociedades crezcan más humanas, más solidarias. A mi querido y entrañable Don Paulino Cardozo, creador invisible, que como tantos y tantos otros construyeron una sociedad más solidaria, por el simple placer de ayudar a los demás sin nunca esperar nada a cambio, eternamente gracias.
Julio Scarmatto
Bernasconi


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