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Paysandú, Martes 20 de Diciembre de 2016

Una de cal y otra de arena

Opinion | 17 Dic El jueves los uruguayos recibieron dos noticias distintas desde el punto de vista económico, de diferente tono pero de igual importancia para el país. Una alentadora, que hace rever algunas previsiones y que lleva esperanza al sector productivo de Uruguay; y la otra desmoralizadora, en especial para las finanzas hogareñas. Lo primero que sale decir es: “ufa, otra vez esto”.
La buena es que la actividad económica se aceleró por un empuje del consumo y la inversión privada, un dato que sorprendió al gobierno que considera corregir al alza proyección de crecimiento para 2016. La mala es la anunciada suba de las tarifas de UTE, Antel, Ancap y OSE. Según el Ministerio de Economía y Finanzas, los aumentos tuvieron en cuenta la inflación del año y el mentado equilibrio fiscal. Supuestamente debería ser buena para las arcas del país, pero no se tuvo en cuenta, una vez más, el bolsillo de los ciudadanos.
Pero vamos primero al desempeño de la economía uruguaya, que por tercer trimestre consecutivo mostró un incremento, gracias a una mejora generalizada en los distintos sectores de actividad y a una reactivación del consumo y la inversión de privados. Según datos de Cuentas Nacionales divulgados por el Banco Central (BCU), en los tres meses cerrados a setiembre el PBI se expandió un 2% interanual, lo que implicó una aceleración respecto al dato previo de 1,5%. Fue la mayor suba en seis trimestres.
La mayoría de los analistas y el gobierno no aguardaban un dato con esos registros. Incluso, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, aseguró que ya manejan una posible corrección al alza de la proyección de crecimiento que se tiene para este año, hoy en 0,5%. “Estamos muy contentos con esta cifra porque sin establecer pronósticos autocomplacientes estas cifras superan nuestras expectativas. Son cifras que alientan a seguir adelante. Tenemos mucho camino por recorrer”, dijo Astori en conferencia de prensa.
Respecto a la formación de capital sector privado, se dio una expansión de 5,3%, que compensa sobradamente el descenso de 6,1% de la inversión pública que, de acuerdo al BCU, se debió a una disminución en la inversión de obras de construcción. Por parte del consumo privado, hubo un aumento por cuatro trimestre consecutivo al registrar una suba de 0,7% frente a los tres meses cerrados a setiembre de 2015. El gasto público, sin considerar inversiones, aumentó 1,5% a precios constantes. Las exportaciones de bienes y servicios también dejan ver buenas notas. Pasaron de registrar una caída de 7,4% a un aumento de 1,2%. La mejora respondió a una mayor colocación de bienes ante el descenso de exportaciones de los servicios. En tanto, las importaciones tuvieron un muy leve deterioro de 0,2% frente al tercer trimestre del año pasado.
Estos números resultan muy buenos para el país, en momentos en que parecía que su economía estaba estancada, sin mucha mejora en el corto plazo. Lástima que la ciudadanía no pueda disfrutarlo del todo. Otra vez, la suba de las tarifas empañan el panorama. Unas tarifas que ya son súper caras de por sí, que no reflejan el servicio que se brindan a través de sus prestaciones. Que además vienen por malos manejos, por la incapacidad del gobierno y por un Estado enorme, y que apuntan a, justamente, a tapar los agujeros que los entes públicos dejan aquí y allá.
El jueves, el ministro de Economía Danilo Astori, flanqueado por los presidentes de las empresas públicas y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), anunció la impopular suba de las tarifas que está en línea con la inflación (hoy en 8,1%) esperada para el año --el jerarca insistió en este punto y dijo que para el caso de la electricidad estará por debajo-- y que comenzará a regir a partir del 1º de enero. Es así que las tarifas de Ancap subirán 8% al igual que las de Antel; OSE aumentará 8,2% con una suba complementaria adicional de 7,3% sobre el cargo fijo de acuerdo a la capacidad de consumo de cada cliente; y la de UTE lo hará 7,5% sin que alcance a los hogares que pagan la denominada tarifa social.
Por supuesto, el ministro Astori explicó y justificó esta medida. “Se tuvo en cuenta la evolución de la inflación y el equilibrio fiscal que es también muy importante y es uno de los motivos de trabajo y de preocupación de la política económica”. El aumento de la tarifa de Ancap --se sigue pagando un precio por la nafta de locos-- tuvo también el comentario de la presidenta del ente, Marta Jara.
Dijo que se tuvo en cuenta el aumento esperado del petróleo por el mercado internacional que se ubica en promedio en unos 10 dólares y la evolución al alza del tipo de cambio. Esa suba del dólar tiene efectos sobre la deuda que Ancap tiene nominada en esa moneda, haciendo que la misma crezca en pesos generando “pérdidas por tipo de cambio”, señaló la funcionaria. A ello se agregan los costos de mantenimiento que tendrá la parada de la refinería que se llevará adelante en 2017, que Jara estimó en unos 55 millones de dólares.
Siempre parecen haber motivos para el incremento de las tarifas. Así las cosas mejoren. Siempre habrá algún agujero para tapar. Como criticó el senador nacionalista Álvaro Delgado, UTE sube su tarifa en un año en que bajaron los costos de generación por la buena hidraulicidad que permitió el uso intenso de las represas, por la incorporación de energía eólica y porque casi no debieron usarse las centrales de generación que utilizan combustibles fósiles. Cuesta entender por qué, al menos, no se mantienen las tarifas tal como están.


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