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Paysandú, Miércoles 21 de Diciembre de 2016

Camioneta Studebaker de 1950

Locales | 19 Dic Es muy parecida o casi igual a la del modelo de 1951 pero, según expresaron, esta camioneta o pick-up --como quieran llamarla-- correspondería al modelo de 1950.
Por esos años y durante algunos más, se vieron llegar al país un buen número de camionetas Studebaker, que venían para una carga útil de 800 kilos. Las fueron dotando en forma alternativa de cajas de madera o de chapa, como en el caso de esta que estamos presentando.
Las camionetas Studebaker competían en el mercado con las más numerosas Chevrolet, Ford e International, mientras que paulatinamente se sumaron las Dodge, Fargo y en menor medida DeSoto. Estas camionetas Studebaker contaban con un motor de seis cilindros muy económicos para la época --Studebaker lo llamaba Econ-o-miser--, de 2.8 litros (169,6 pulgadas cúbicas) desarrollado en 1939 pero liviano y moderno: incluso tenía avance por vacío en el distribuidor y ajuste del punto de encendido para compensar naftas de mala calidad.
Eran más livianas que sus competidoras Ford y Chevrolet, unos 200 kilos menos, lo que permitía cargarlas más, porque en realidad las otras venían solo para 600 kilogramos de carga --aunque acá les metían 1.000 kilos--. En potencia, los 80 hp no eran muy diferentes de los 90 de la Ford, pero al ser la Studebaker más liviana y más chica, resultaba más ágil en el manejo y aceleración.
También las equiparon con un motor más grande de 245,6 pulgadas cúbicas (4 litros) y 102 hp, pero esas casi no se produjeron.
Por razones obvias en la mayoría de las que aún quedan circulando por acá se fueron sustituyendo los motores originales y en la que presentamos se instaló un motor Perkins de cuatro cilindros diesel.
Ya no quedan tantas camionetas Studebaker de ese tiempo en condiciones, pero hay, como esta, que está bien presentada en su estética, con algunas innovaciones en el rodado, más moderno.
Esta camioneta pertenece a Walter Mario Patiño, quien la tiene en su poder desde hace unos tres años, según nos manifestó su hijo Leonardo Patiño. Cuando Patiño adquirió esta camioneta, ya tenía el motor Perkins con caja de cuatro velocidades.
Se le hicieron mejoras en distintas áreas, se trabajó en la carrocería, en chapa y pintura. Se pintó de azul, se trabajó en la reparación del embrague, se instalaron elásticos traseros nuevos --adelante es con resortes; incluso venía una “especial” con resortes progresivos--, se arregló el tapizado; es decir, se mejoraron aspectos tanto de la estética como del confort.
El característico frontal de las camionetas Studebaker de ese tiempo, con la parrilla horizontal de barras también horizontales, los faros insertos en los guardabarros, el parabrisas dividido en dos tramos, los guardabarros redondeados y los posteriores por afuera de la caja metálica. En resumen, es una camioneta que proviene de la mitad del siglo pasado, con 66 años girando por calles, caminos y carreteras. Se ha convertido en un referente vivo de aquellas que llegaron para ser utilizadas en tareas rurales o ciudadanas, con buen rendimiento.


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