Paysandú, Jueves 22 de Diciembre de 2016
Opinion | 22 Dic Hace casi tres años, en enero de 2014, OSE informó que había resuelto realizar un nuevo proyecto para la planta de tratamiento de líquidos residuales de Paysandú, elevando la calidad del tratamiento con la finalidad de contar con una descarga que cause mucho menos impacto en el río Uruguay.
Se trata de una obra que se viene reclamando hace más de 20 años y que una y otra vez, por distintas razones, ha sido postergada aunque es de fundamental importancia por el impacto ambiental que representa continuar tirando todos los efluentes sanitarios de ciudad totalmente “crudos” al río Uruguay, que es bebedero y cloaca al mismo tiempo.
En noviembre de 2015 el ente anunció la construcción de la planta de tratamiento de efluentes de Paysandú con nuevas características a las del proyecto anterior, que era una planta de pre tratamiento. En cambio el nuevo proyecto permitirá un grado superior de tratamiento, asegurando una mayor inocuidad del vertimiento de los líquidos residuales al curso de agua. No obstante, ya se estimaba en ese momento que en la práctica, esta decisión dilataría los plazos de concreción de la obra.
En ese momento, el presidente de OSE, Milton Machado, se reunió con el intendente Guillermo Caraballo y anunció que de la planta de tratamiento de efluentes que se realizará en este quinquenio, posiblemente en 2018 tras el diseño del proyecto, preparación de licitaciones y autorizaciones necesarias. Son éstas tareas previas que demandan un importante trabajo y requieren de la intervención de la Dirección Nacional de Medio Ambiente y la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).
Aunque en marzo de este año se informó que la construcción de la planta de tratamiento y disposición final de efluentes provenientes de la red de saneamiento de Paysandú estaba “demorada” porque aún no se tenía la aprobación final del proyecto por parte de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) –requisito para poder realizar el llamado a ejecución de obras--, en setiembre pasado el presidente del organismo aseguró que la planta “se va a hacer”.
“La seguimos teniendo en el horizonte. Tenemos algunas dificultades financieras, hubo algunas reprogramaciones, pero el proyecto está en marcha y la planta se va a hacer. Eso quiero transmitir públicamente, porque sé que había inquietud respecto a eso”, aseguró Machado.
Es necesario explicar que una planta de pre tratamiento como se la pensaba hacer inicialmente, retiene los residuos sólidos gruesos y arenas, pero la mayor parte de la carga contaminante llega al río a través del emisario.
En cambio, una planta de tratamiento terciario como la propuesta en última instancia reduce la materia orgánica y además reduce las cargas de fósforo, nitrógeno y nutrientes. Según lo informado por fuentes de OSE en ese momento, el nuevo proyecto, además debe cumplir con los parámetros bacteriológicos y de esa forma no hay afectación alguna al curso de agua.
Desde este punto de vista, se trata de una obra que resulta impostergable para la mejora y conservación de la calidad ambiental del río Uruguay.
A modo de ejemplo cabe señalar que las cianobacterias están por casi todos los ambientes acuáticos urbanos y suburbanos, así como cuencas que son productivas donde proliferan con éxito. Una de las razones principales de su éxito de expansión y supervivencia es la eutrofización del agua debido a la actividad humana: el aumento de nutrientes (fósforo y nitrógeno) en las aguas se asocia históricamente con las prácticas agrícolas y los aportes de aguas residuales domésticas, industriales o ganaderas no tratadas, que –como en el caso de Paysandú-- llegan directa o indirectamente a los sistemas acuáticos.
En este sentido, cabe señalar que más allá de las playas, la recreación y los efectos sobre el turismo y la diversidad biológica, es importante señalar que las floraciones algales tienen efectos sobre la salud de las personas y los animales, ya que las cianobacterias son tóxicas en más del 50% de los casos. La eutrofización trae como consecuencia un aumento de la cantidad de fitoplacton que crece en forma desmedida, fenómeno denominado floración. Como resultado, el agua se vuelve turbia, lo que limita el ingreso de luz solar y el ambiente se deteriora.
Estas floraciones afectan negativamente la calidad del agua ya que le dan color, mal olor y mal sabor, pero especialmente porque pueden producir sustancias tóxicas para los animales y para el ser humano.
Estas sustancias se llaman cianotoxinas y de ellas se conocen más de 100 variedades, aunque se piensa que quedan más por descubrir.
En consecuencia, la disminución de la descarga orgánica en las aguas del río Uruguay tendrá un impacto positivo en la calidad de las mismas en beneficio de su ecosistema y los usos que hacemos de ese curso de agua, tanto como suministro de agua potable como con fines recreativos. En este mismo sentido cabe recordar que la misma OSE suele gastar sumas importantes en el uso de carbón activado como mecanismo de eliminación de cianobacterias, organismos muy resistentes y adaptables que datan de hace aproximadamente 2.700 millones de años y a las cuales la vida moderna está sobrealimentando.
Más allá de esto, si pretendemos dinamizar la costa y que turistas lleguen a nuestras playas aunque sea por el día, no es sustentable seguir contaminando el río y continuar contribuyendo a la elevación de los niveles de fósforo por el vertido de materia orgánica puesto que es algo que atenta contra la calidad del disfrute de la naturaleza que se pretende ofrecer.
Es de esperar entonces, que las importantes y costosas obras previas a la planta de tratamiento que ha realizado OSE en la ciudad puedan tener en el año que se inicia el corolario de un avance significativo en la posibilidad de contar con tan importante obra para Paysandú y la región.
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