Locales | 02 Ene Los vehículos denominados comúnmente “areneros” tienen un encanto especial; en esta oportunidad, el arenero que hoy presentamos fue realizado artesanalmente, con participación de varios mecánicos, talleristas y artesanos que siempre dan una mano.
Está montado sobre un chasis de Volkswagen de 1980 y lo impulsa un motor de la misma marca perteneciente a un modelo Gol de 4 cilindros de 1.800 cc de cilindrada.
El arenero pertenece a Daniel Roveta y “está andando, aunque todavía falta terminar algunos detalles”, contó. El motor responde a pleno: “Sí, lo preparó Néstor Uccellini, lo alineó, anda realmente bien”, aseguró Roveta.
La parte frontal es de fibra y los faros se ubican en la parte media del capó. La estructura del arenero está compuesta por una jaula, con caños reforzados en los laterales y otros colocados de manera vertical. También los hay en la parte superior de la jaula y otros que salen inmediatamente detrás de las dos butacas y van de manera descendente hasta la popa del vehículo. Sin dudas, una jaula de seguridad para los dos tripulantes que se ubican en el arenero.
Las cubiertas son especiales para rally. Los guardabarros son muy cortos, apenas “tapan” la parte superior del rodado. Las butacas son cómodas. El motor se ubica en posición trasera. La columna de la dirección está en posición prácticamente horizontal con su volante. Está pintado de color rojo con detalles de gris. Tiene un buen desplazamiento, según nos dice Roveta, quien hizo referencia al buen trabajo realizado por los colaboradores.
Fue construido para divertirse en terrenos arenosos, aunque también es válido para circular por las calles de pavimento. Buena mecánica, chasis confiable y una jaula que aporta seguridad.