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Paysandú, Lunes 09 de Enero de 2017

El Parlamento 2017

Opinion | 04 Ene El Parlamento cerró el 2016 con la votación de algunas iniciativas que se consideraban cruciales para el partido de gobierno, tales como la postergación del retorno de las tropas en Haití o el proyecto de transferencia fiscal.
El ciclo se cerró con violencia y un discurso relativo, pero con las manos alzadas, en tanto el oficialismo aceptó la “recomendación” para extremar los “esfuerzos” y “compatibilizar el texto del proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo con el espíritu de esta resolución”. Aunque hubo un quiebre en la interna, la votación afirmativa se hizo posible.
Pero más allá de los vaivenes políticos, el año recientemente finalizado demostró las debilidades y desgastes propios de un gobierno perpetuado en el poder, que ha demostrado el cansancio de algunos y las egolatrías de otros, bajo un fuego cruzado de expresiones, según el tema en cuestión.
En 2016, la fuerza política que gobierna perdió la mayoría en la Cámara de Representantes que ostentaba desde 2005. A partir de allí, se trazó un camino sinuoso para arribar a los consensos, que anteriormente solo se perfilaban y resolvían en la interna, sin mayores dificultades.
El voto del diputado 50 deberá obtenerse en acuerdo con la extrema izquierda o con otro representante que circunstancialmente encuentre matices a favor de un asunto en discusión para votarlo junto con el oficialismo.
Como sea, es un escenario diferente porque --incluso-- del otro lado existe la posibilidad de laudar acuerdos y que la oposición se plantee iniciativa propias, aunque resulten no aprobadas en la Cámara de Senadores, donde el clima está incambiado desde hace 11 años.
La agenda oficialista ubica en sus primeros renglones las reuniones de la Agrupación Nacional de Gobierno, al Congreso Nacional y Plenario Nacional, además de los acuerdos para la Rendición de Cuentas que deberá enviarse al Parlamento en junio y necesita 50 voluntades. Sin embargo, la rebeldía de Gonzalo Mujica plantea que el Frente Amplio hoy cuente con 49 votos y que, a la luz del comportamiento en 2016 de otros legisladores también autoproclamados “en rebeldía” --pero que finalmente fueron convencidos--, nada parece indicar que el camino será para tránsito liviano.
Es importante destacar que los legisladores pertenecientes al Partido Comunista, Liga Federal y Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) apoyaron la primera parte de la iniciativa, a la espera del cumplimiento de sus propuestas impositiva presentadas al presidente Tabaré Vázquez.
El Ejecutivo anunció que este año revisará la marcha de la economía, efectuará nuevos ajustes y, por esa razón, se elaborará algo similar a un nuevo presupuesto, ante un escenario regional cambiante. En todo caso, se deberá aguardar, en febrero, la reunión de la Agrupación Nacional de Gobierno, donde el ministro de Economía, Danilo Astori, presentará sus lineamiento a los legisladores. Todo esto bajo el marco de renovación ideológica que estará a cargo del Congreso Nacional del Frente Amplio y que será el preámbulo para que el plenario de la fuerza política debata los mecanismos que presentará para una reforma de la Constitución.
Sin embargo, esta interna movida no ocurre bajo la inercia de los demás sectores. El Partido de la Gente, que lidera Edgardo Novick, tiene representación en ambas cámaras y, a pesar del escenario de incertidumbre que se exhibe a nivel nacional, ha sacudido la interna del oficialismo y de la central sindical. Por lo tanto, lo ubican como un contendiente de calibre que amerita reacciones ante las declaraciones del empresario que llegó a la política.
Por su parte, el Partido Colorado votó mal en las últimas elecciones, busca un líder en consonancia con los discursos actuales y un programa que lo acerque al nuevo perfil de votante. El Partido Nacional se posiciona como la alternativa de gobierno hacia 2020, con la búsqueda de nuevos espacios de inclusión hacia la interna. Este 2017 no será fácil, en tanto ya se observan que las figuras salieron al ruedo en la arena política y, en el caso del oficialismo, deberán resolver quién se encarga de la dificultosa renovación de los liderazgos, ante otras figuras a las que les cuesta --demasiado, en algunos casos-- emprender la retirada.
No obstante, el sentir republicano se encuentra allí, en el palacio de las leyes. En ocasiones, solemos remitirnos a grandes discursos o interpelaciones de antología que ya no existen sino en la historia, porque se ha herido a esa herramienta parlamentaria de gran valor.
Es imprescindible que se transforme en un ámbito de debates con altura y enriquecimiento democrático, porque allí no se resuelve otra cosa que los intereses de los habitantes de este país y los acuerdos no hacen más que sostener al gobierno. A pesar de las nuevas tecnologías, redes sociales y renovados reclamos instalados no solamente en Uruguay sino a nivel global, que exigen la revisión y actualización de conceptos e ideas, el Parlamento no pierde su centralidad. El asunto es que se ha extraviado la brújula para seguir los debates --prácticamente inexistentes-- y, a cambio, se presentan acusaciones de escasa altura y una sordera crónica, que demuestra que únicamente se escuchan entre pocos. No obstante, permanecen los problemas de gestión en los demás poderes y entes estatales que se reflejan en el clima político del Parlamento, movilizado con la creación de comisiones legislativas que revelaron algunos aspectos ocultos.
Igualmente, si comparamos las realidades propias con las cercanías regionales, el resultado no llega a asemejarse; por lo tanto, las valoraciones resultan, a la postre, de relativo positivismo.


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