Paysandú, Domingo 15 de Enero de 2017
Policiales | 12 Ene La Justicia dispuso el procesamiento de un electricista de 32 años que durante un trabajo particular en una finca hurtó 50.000 dólares, dinero con el que se dio ciertos lujos que permitieron un cambio en el estilo de vida de su familia, incluyendo la compra de una camioneta Ford EcoSport, muebles y la realización de viajes. Su pareja, que admitió estar al tanto de que el dinero era mal habido, fue procesada por receptación.
De acuerdo con información confidencial obtenida por EL TELEGRAFO, el pasado 4 de enero un hombre se presentó en la Unidad de Investigaciones y denunció que en la finca de su suegra, en las inmediaciones de 19 de Abril y avenida Salto, había constatado la falta de 50.000 dólares de su propiedad que estaban guardados en una caja fuerte ubicada en uno de los dormitorios. Agregó que el dinero lo había colocado allí en febrero de 2016 y no había vuelto a abrir la caja hasta el día de la denuncia, siendo solo tres personas las que conocían su ubicación. Asimismo, dijo que una sola persona poseía la llave para abrir la caja y que no presentaba señales de haber sido forzada ni dañada.
Efectivos de la citada unidad comenzaron así un exhaustivo trabajo que incluyó la reconstrucción cronológica de los movimientos realizados en la casa y las posibles personas que habían ingresado. De la misma surgió que, a mediados del año pasado, la propietaria de la finca había contratado los servicios de un electricista para realizar una tarea que insumió cinco días. Agregó que un día le llamó la atención cierta actitud del contratado cuando guardaba algo en el baúl del automóvil en que se había desplazado, siendo visto por otra persona en actitud sospechosa al ingresar a una habitación en la que no se debía llevar a cabo ninguna tarea. En otra instancia, volvió a solicitarle sus servicios y notó que el electricista arribó en otro rodado.
FUGA Y PERSECUCIÓN
Con pistas a su favor, la Policía pidió a la Justicia la orden para detener al hombre a fin de interrogarlo sobre el hecho. Próximo a las 9 del pasado martes, un cabo y un agente de la unidad de Investigaciones que se hallaban de recorrida advirtieron la presencia de D.R.R.L., momento en que piloteaba una camioneta Ford EcoSport, matriculada en el departamento, a la altura de Dr. Roldán y calle 34.
De inmediato, la funcionaria dio la voz de alto y procedió a identificar al conductor, que descendió del rodado portando termo y mate bajo el brazo. Se le exhibió el carné policial y le pidieron que entregara su teléfono celular. En cuestión de segundos el hombre corrió hacia el rodado y huyó raudamente del lugar.
Rápidamente se cursó comunicación al Centro de Comando Unificado Departamental, alertando sobre la fuga del sospechoso y pidiendo refuerzos para lograr su captura. El electricista, al verse descubierto, tomó por Roldán al sur, a alta velocidad, desviándose por varias calles hacia los cuatro puntos cardinales, intentando que la Policía perdiera el rastro. Ingresó al barrio P-3, salió por 33 Orientales al sur a contramano y pasó el semáforo en rojo de Andresito y Dr. Roldán. Finalmente fue cercado por los uniformados, cuando retornó hacia barrio P-3, y detenido a viva fuerza en Antonio Estefanell y Montevideo.
ALLANAMIENTO Y CONFESIÓN
Con la premura del caso y mediante autorización de la Justicia, se allanó la finca del detenido, ubicada en la zona de Nuevo Paysandú, y se detuvo a su pareja, V.P.G., de 23 años. Una inspección ocular permitió ocupar en forma preventiva la suma de 5.900 dólares (en billetes de cien) y 50.000 pesos (en billetes de dos mil, mil y quinientos), lo que fue documentado por Policía Científica.
Una vez en Investigaciones, la mujer admitió que a mediados del año pasado su pareja llegó a la finca tras realizar un trabajo en casa de una señora mayor con un fajo de dólares, indicándole (el hombre) que los había tomado al ver que se le habían caído de un bolsillo a la dueña de casa.
A las semanas comenzaron a gastar el dinero. Compraron cuchetas, roperos, camas, electrodomésticos, celulares, un televisor led, un juego de living, herramientas, pintura para la casa, aleros, chapas tubulares, material para confeccionar un muro perimetral, rejas, portón corredizo con motor, prendas de vestir y hasta se dieron el lujo de viajar a Buenos Aires y Montevideo en calidad de turistas.
Además, cambiaron el auto que tenían por un vehículo más moderno. Como si esto fuese poco, el electricista invirtió tres mil dólares en una empresa de productos congelados, le dio dos mil dólares a un familiar para que hiciera reformas en la barbacoa en su casa, 600 dólares a un conocido que hace tortas fritas y le compró unas cubiertas a un vecino.
La mujer relató además que durante la fuga, su pareja la llamó y le dijo que la policía estaba tras él, dándole luego indicaciones de que escondiera la plata. Siguiendo la orden de éste, V.P.G., sacó el dinero de un ropero y lo escondió en un caño contiguo a la churrasquera. Respecto a la camioneta en que D.R.R.L. --carente de antecedentes penales-- circulaba, indicó que la habían adquirido hacía unas dos semanas, tras poner unos ocho mil dólares por encima del automóvil entregado.
La policía indagó a los demás involucrados, los que admitieron haber recibido dinero de parte del electricista y que, si bien notaban cierto crecimiento en su economía, no se les había cruzado la idea que se tratara de dinero robado.
Por su parte, en la finca se ocuparon tres cajas de herramientas, conteniendo mechas, tacos, bulones, tuercas, arandelas, grampas, cinta, alicates, destornilladores, llave de cruz, un tester digital, sierras, un extractor tipo morsa, llaves metálicas y térmicas, martillo, espátulas, cepillos y pinceles, entre otros efectos; una bomba de vacío, una garrafa de gas refrigerante, bolsa de portland, silicona, escuadras para aires, ductos, dos cargadores para autos, una navaja, un sensor volumétrico, un porta mate de madera y otros artículos.
Ante esto, la Jueza de Feria Mayor, Lourdes Calcerrada, resolvió el procesamiento con prisión de D.R.R.L., por un delito de hurto y el procesamiento sin prisión de V.P.G., por un delito de receptación, imponiéndole como medida sustitutiva a la prisión la obligación de concurrir a la seccional policial de su domicilio tres veces por semana, permaneciendo dos horas cada vez, por el término de 60 días.
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