Deportes | 16 Ene A la hora de pasar raya, la conclusión es fácil: Ligas Agrarias hizo su negocio. El seleccionado del interior de Salto sumó un empate sin goles de local ante Paysandú, e incluso pudo quedarse con los tres puntos de no haber sido por Federico Acosta, el golero sanducero que se lució sobre el final del partido con un par de atajadas providenciales.
Es verdad que el debut de la Blanca en la Serie B de la Copa Nacional de Selecciones de OFI no fue el mejor. Pero terminó siendo más que positivo ese punto que le permite seguir con la cabeza en alto.
Y no es menos cierto que el equipo de Sergio Esquibel no pudo desarrollar el juego que en lo previo se había previsto, y que no encontró la manera de encontrar el antídoto al planteo del local, que se aferró con uñas y dientes al libreto ideado.
Pero la gran pregunta pasa por saber qué podría haber hecho Paysandú para alcanzar esos tres puntos. Qué receta pudo haber empleado para superar a Ligas Agrarias.
Y más allá de que se puedan encontrar mil respuestas de manera teórica, es difícil responder esa pregunta cuando hubo varios factores que complicaron el trámite del partido.
La cancha estaba en pésimo estado, y más allá de que lo estaba para los dos equipos, está claro que siempre la sufrirá más el que tenga la idea de poder jugar la pelota por abajo. Así, Paysandú la sufrió mucho más. De yapa, Ligas Agrarias no cedió un centímetro. No dejó hueco en el terreno sin recorrer. Marcó como si se tratara de una final del mundo, y un poco más. Un poco mucho más.
Porque hubo mucha pierna fuerte, por momentos desleal, y el árbitro las dejó pasar a todas, pero las del rival.
Cuesta imaginarse cuál era el ánimo de uno y otro. De la revolución verde y naranja al desconcierto de la Blanca, que no podía encontrarle la vuelta.
Tan fue así que Menoni, uno de los muy buenos exponentes de los salteños, no dudó en gritar y gritar a sus compañeros cuando saltó de la cancha, una clarísima y repetida indicación a uno de sus zagueros, “¡pegale una patada!”, cuando Medina (que rápidamente se sintió en un tobillo apenas ingresado tras una “caricia” rival) esperaba arriba el contragolpe.
Por eso se hace complicado hacer un balance real de esta primera presentación de la Blanca. Lógicamente no llenó el ojo, pero hay que poner todo en la balanza.
Lo positivo fue ese punto, que de visita siempre resulta importante. Y el haber mantenido el cero con 10 jugadores.
Pero también debe asimilar que puede encontrarse nuevamente con esta situación, y debe tener la receta para superarla.
El miércoles, por lo pronto, tendrá que apostar a ganarle a Guichón en un impecable piso del Estadio Artigas. Allí donde no hay excusas para mostrar el juego que se pretende.