Deportes | 30 Ene No la ha pasado fácil a lo largo de su carrera, que le dio satisfacciones y amarguras. Pero Ignacio Schneider se levantó. Y hoy está cumpliendo un sueño: jugar y ser protagonista con la selección de Paysandú.
Anoche fue clave, la gran figura del partido. Y el público, ese que la mayoría de las veces es frío desde la tribuna, festejó sus jugadas, y alentó y apoyó como hacía tiempo que no sucedía.
“Esto me enorgullece mucho, porque es el primer clásico que gano acá, en mi estadio. Estuve demasiado tiempo sin poder jugar acá, ya que lo hice afuera y también en otras selecciones. Esto era algo que tenía pendiente”, dijo mientras seguía siendo sorprendido por el aplauso de la gente.
“Este aplauso es para todos, porque todos le ponemos ganas y sabemos que a un equipo así es muy difícil que se le pueda ganar”, afirmó.
Reconoció que “a veces es normal quedarse un poco” como pasó en el complemento del clásico ante Salto. “Cuando tenés la pelota, con dos goles arriba, bajás el ritmo. Además venimos con una seguidilla de cinco partidos en menos de 20 días, y acá la gran mayoría de los jugadores trabaja”, resaltó.
La alegría era inmensa. Las felicitaciones iban y venían adentro del terreno tras un partido caliente. Pero, más allá de los festejos, el plantel sigue con los pies sobre la tierra.
“El grupo está muy bien. Tenemos muy claro que vamos partido a partido. Pero no desde ahora, sino desde el principio. Es importante porque todos tenemos el mismo pensamiento. Hay un perfil bajo importante, pero sabemos que cuando saltamos a la cancha tenemos que ser protagonistas”, confesó.
“Nacho” miraba a la gente. A la tribuna. “Ojalá que la gente se pueda empezar a entusiasmar con esta selección como lo hacemos nostros”, deseó.
La sonrisa era la de un niño sumergido en una juguetería. Y no era para menos. “Es lo que soñé, y ahora se me dio. Lo estoy disfrutando”, dijo el delantero sanducero antes de fundirse en un abrazo con sus compañeros.