Paysandú, Jueves 02 de Febrero de 2017
Opinion | 28 Ene En unas tres semanas, si se cumple el cronograma establecido por la Intendencia Departamental de Paysandú quedará formalmente establecida la ampliación de la Zona Azul, que de solamente las cuatro cuadras actuales pasará a ocupar el perímetro integrado por las calles Uruguay, Montecaseros, Sarandí y 33 Orientales.
Cuando en 1994 se estableció la Zona Azul en 18 de Julio a la altura del microcentro, no impactó entre los residentes porque la zona es eminentemente comercial, y en definitiva al abarcar solo una calle a lo sumo a la vuelta de la esquina podía estacionar sin pagar. Pero ahora la situación será diferente desde que el área nueva de la Zona Azul es fundamentalmente residencial, y muy extensa. Muchos de quienes en ella residen tienen vehículos particulares, autos o camionetas. Que hasta ahora podían estacionar libremente sin tener que pagar por ello en horario alguno.
Todo parece indicar que eso cambiará a partir del establecimiento de la ampliación de la Zona Azul. Los residentes ya han expresado su descontento con la intención declarada de la Intendencia Departamental de Paysandú de cobrarles por el estacionamiento frente a sus domicilios o en la cuadra donde viven.
Las autoridades del Ejecutivo Departamental han reaccionado ante este reclamo en la medida que han determinado una reunión con los residentes para comienzos de semana.
No hay dudas que la ampliación de la Zona Azul será una herramienta que permitirá mejorar el tránsito en el centro de la ciudad, donde hoy hay --en horarios centrales-- muchos más vehículos intentando estacionar que los espacios disponibles. Los autos dando vueltas a la espera que otro abandone un espacio enlentecen el tránsito y aumentan la contaminación ambiental y sonora.
Es evidente que ampliar la zona de estacionamiento tarifado hará que solamente accedan a la zona quienes van a realizar trámites por poco tiempo (no más de dos horas en general) y llevará fuera de la zona a los vehículos de trabajadores y propietarios de negocios en la zona, que hoy pueden libremente estacionar sin tiempo y sin costo.
Los sistemas de estacionamiento tarifado surgieron por la necesidad de generar espacios para estacionar en sectores de la ciudad donde hay importante demanda, especialmente en el centro de las ciudades, donde siempre la oferta de lugares termina por ser menor a la demanda. Y eso es especialmente cierto en tramas urbanas que fueron diseñadas mucho antes de la explosión en cantidad de vehículos que hoy se vive.
Resulta pues necesario, diríamos también imprescindible establecer un mecanismo que apunte a generar la rotación de vehículos estacionados, a establecer límites de horarios de estacionamiento y determinar zonas específicas a estos efectos. De esta manera se optimiza el uso del espacio, logrando la mayor cantidad de actos de estacionamiento posibles.
Con la ampliación de la Zona Azul, la ciudad de Paysandú podrá mejorar hoy el tránsito en el centro y sin dudas da un paso fundamental para asegurar que en el futuro a mediano plazo se mantenga esa mejoría.
Sin embargo, eso no puede ocultar que hay sectores que se ven lesionados en lo que consideran sus legítimos derechos. Caso claro, los residentes, que pagan sus impuestos --de mayor valor por ser zona céntrica-- que deben mantener en buen estado y prolijas las veredas --lo que no se exige en toda la ciudad con el mismo rigor-- que deben soportar la contaminación sonora de una zona que es densamente transitada a toda hora.
Hasta ahora, la intendencia ha anunciado que habrá una tarifa especial para los vecinos, pero no ha mostrado sentirse dispuesta a acceder a la gratuidad que piden los residentes.
En realidad, mirando lo que ocurre en otras ciudades y países, en zonas de pago tarifado los residentes no acceden gratuitamente al estacionamiento y cuando lo hacen es solamente en determinados horarios. En Montevideo, pagan media unidad reajustable por mes --unos $470-- y para ello deben tener el automóvil empadronado en la capital y con pago de patente al día. Además, se otorga un solo permiso por residencia y por persona.
En Miami, en las zonas de Residents Parking Only, quienes viven allí, deben pagar 25 dólares al año, que para Estados Unidos es como decir gratis. En Benidorm, la ciudad de Alicante, España, famosa por su festival de música, donde en 1968 Julio Iglesias triunfó con “la vida sigue igual”, y ya nunca más su vida fue igual, hay cuatro horas con estacionamiento gratuito para residentes. Pero no en horario corrido sino de 9 a 10, de 13 a 14, de 16 a 17 y de 19 a 20. En Cartagena, Colombia, hay una Zona Azul para visitantes, una Zona Verde para quienes trabajan en el área y una Zona Naranja para residentes. Quienes igualmente deben pagar una tasa anual.
Ahora bien, ¿cómo la experiencia de otras ciudades y países puede aplicarse en Paysandú? Por un lado, quienes tengan garaje podrán estacionar gratuitamente frente al mismo. Pero quienes no tengan, ciertamente merecen ser considerados especialmente. Pero esto no será solamente una negociación bipartita intendencia-residentes sino tripartita porque también deberá ser considera la empresa que administrará la zona de pago tarifado.
¿Cómo componer las tres posiciones? Fácil no será porque no hay coincidencia. De la discusión y especialmente de la resolución surgirá claramente qué derechos tienen los vecinos por vivir donde viven. El espacio público es propiedad y cuidado de la intendencia. No obstante, por costumbre los residentes usan el mismo adecuándolo a sus necesidades. Una de ellas es la costumbre de dejar el vehículo estacionado en la cuadra donde viven mientras están en sus domicilios. Por otra parte, el vecino frentista debe mantener en buen estado y limpia su vereda, a su costo, para que en cierta forma la Intendencia y la empresa adjudicataria lucren con el usufructo de ese espacio. Por lo tanto corresponde una consideración muy especial, que bien puede ser la exoneración total del estacionamiento de un vehículo --en la cuadra donde reside al menos-- o un descuento en la Contribución Inmobiliaria. O en su defecto, la Intendencia debería hacerse cargo de las veredas.
Es por eso que desde la lógica del residente, la Zona Azul parece un nuevo tributo, desde que aunque sea con una tarifa especial parece evidente que deberán pagar para estacionar donde viven.
Por el lado de la intendencia, se pretende establecer el estacionamiento tarifado en acuerdo al uso que del mismo se hace en muchas otras ciudades.
La empresa, que no ha hablado porque aun no se sabe cuál de las tres que se presentó ganará, seguramente pretenderá tener la mayor cantidad de espacios para cobrar, desde que eso aumentará sus utilidades.
Desde aquí hay que expresar con claridad que no pueden desconocerse los derechos de quienes residen en el centro y que por no tener garaje, de la noche a la mañana ven como porque tienen un auto y lo quieren estacionar en su cuadra, ahora deberán pagar. En consecuencia, la intendencia deberá tener esto en cuenta y si define cobrar, seguir la línea de ciudades como Miami, donde no resulta oneroso para los vecinos el pago, porque además tienen zonas claramente determinadas y reservadas. Esto resultará clave. Si los residentes deben pagar, deben además tener la seguridad que puedan tener un espacio preferente. Porque de esa misma seguridad gozarán quienes tienen garaje, un espacio que les es exclusivo. La Zona Azul mejorará el tránsito en el centro de la ciudad. Algo muy bienvenido. Solamente hay que cuidar que sea una incorporación bienvenida por todos.
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