Paysandú, Domingo 05 de Febrero de 2017
Opinion | 29 Ene Existe una total coincidencia en el sentido de que el tango, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, nació en el ámbito rioplatense, especialmente en la región de Montevideo y Buenos Aires, sin más porque resulta imposible establecer el hecho con mayor precisión. Sin embargo, la actitud de uno y otro país han llevado a que Argentina se posesione y posicione a nivel mundial como la “Meca” del tango. No se trata de un avasallamiento ni nada por el estilo. Se trata que mientras los porteños --especialmente-- son amantes difusores del tango, entusiastas predicadores de la “pasión tanguera”, los uruguayos por mucho tiempo nos hemos desinteresado del tango y de su historia al extremo que ha debido refugiarse en grupúsculos de apasionados cultores, generalmente adultos mayores.
El tango revolucionó el baile popular introduciendo una danza sensual con pareja abrazada que propone una profunda relación emocional de cada persona con su propio cuerpo y de los cuerpos de los bailarines entre sí. Refiriéndose a esa relación, Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como “un pensamiento triste que se baila”.
Ahora, según informáramos recientemente en nuestras “Brincadeiras Políticas”, Uruguay reivindica el “patrimonio cultural” que supone el tango aprovechando la celebración, en 2017, de los 100 años de la composición de “La Cumparsita”, considerado himno oficioso uruguayo.
“En una entrevista concedida en Madrid a Efe (agencia española de noticias) con motivo de su visita a la Feria Internacional de Turismo (FiTur), de Madrid, la ministra uruguaya de Turismo, Liliam Kechichián, consideró que ha sido una “responsabilidad” histórica de su país que el tango se identifique mayoritariamente con Argentina. “Creo que ha sido también responsabilidad de Uruguay. Durante muchos años Uruguay no lo reivindicó”, afirmó la titular de Turismo, quien agregó que por eso ahora el gobierno “tiene una política de reivindicación de ese patrimonio cultural” y pretende aprovechar la histórica fecha del 19 de abril, centenario de “La Cumparsita”.
“El denominado ‘tango más famoso del mundo’, compuesto por el uruguayo Gerardo Matos Rodríguez en el ya desaparecido bar ‘La Giralda’, de Montevideo (en realidad allí fue donde se interpretó por primera vez en público), será protagonista de una serie de eventos ‘en todo el país y durante todo el año, más allá del mes de abril’, explicó Kechichián. Una foto en blanco y negro de la fachada de aquella legendaria confitería preside el estand de Uruguay en esta feria”.
“Estamos viendo la posibilidad de hallar 100 versiones de ‘La Cumparsita’, 100 orquestas en todo el mundo tocándola, incluso de formas de bailarla. Pero también queremos hacer algo de tango inclusivo, con el sector discapacidad, con niños en las escuelas, jóvenes. Habrá en cada esquina de Montevideo especialmente mucho tango”, detalló.
En primer término resulta alentador que se reconozca por gobierno que se ha actuado mal, o quizá sea mejor decir que no se ha hecho nada para “defender” o difundir el tango y la importancia de Uruguay en su “nacimiento”. También resulta doloroso el habitual despótico centralismo de “en cada esquina de Montevideo especialmente”.
Para ser claros y breves, anotemos simplemente que Carlos Gardel nació en Tacuarembó, más precisamente en la zona de Valle Edén. Alfredo Eusebio Gobbi vio la luz “a la vuelta de la plaza Artigas”, en la esquina de Ituzaingó y Carlos Albo, aquí en Paysandú. Francisco Canaro en San José de Mayo. Julio Sosa en Las Piedras, Canelones. Olga Delgrossi, la “Dama del Tango”, también en Tacuarembó.
Ante este panorama, los sanduceros deberíamos reaccionar para defender un estilo musical que, nos guste o no, es nuestro, tan nuestro como el sentimiento de todos aquellos que lo vivieron y de todos los que hoy siguen considerando al tango una expresión popular sin entrar en preferencias ni gustos, ya que la música es una sola y lo único que cambia es la forma de disfrutarla.
Con estas premisas claras, sería importante implementar una serie de actividades destinadas a celebrar los cien años del “Himno de los tangos”, pero no debemos detenernos allí.
Sin ninguna duda es necesario recordar, difundir y reconocer la obra de Alfredo Eusebio Gobbi, el sanducero que integró el movimiento inicial de creación del tango canción, el coterráneo que llevó el tango a París y Estados Unidos mucho antes, cronológicamente, que Gardel, por ejemplo.
Estamos hablando de quien nunca olvidó su tierra en canciones como "¿Qué hacés Pulentín?", "El compadre oriental", "París-Londres", "El Uruguayo”. Llegando hasta el hecho de editar discos con la marca Artigas, hechos en Alemania. En definitiva, creemos que las dependencias comunales correspondientes deberían promover actividades concretas de difusión del tango y de homenaje a Alfredo Eusebio Gobbi.
Se ha conversado de que en el entorno del Balneario Municipal se levante el ya en proceso monumento a Los Iracundos, luego otro a Aníbal Sampayo y un tercero al músico Gobbi.
Todos sabemos que, con aportes del Ministerio de Educación y Cultura, la Intendencia Departamental levantará un espacio cultural en el local que ocupara el antiguo Cine Astor y ¿qué puede ser más justo que dicho centro se llame Alfredo Eusebio Gobbi?
*Tomado de la letra de “Che papusa oí” de Gerardo Matos Rodríguez y Enrique Cadícamo
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