Rurales | 03 Feb “Desde el pasado miércoles estamos haciendo una notificación particular de cada venta de productos garrapaticidas o mosquicidas, productos que en su composición tienen drogas que poseen tiempo de espera para la faena de ganado”, señaló a EL TELEGRAFO el médico veterinario Víctor Álvarez.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca optimizó la gestión de control de venta y uso de medicamentos veterinarios mediante un sistema de control de venta y destino, que involucra pormenores desde la etapa de comercialización hasta su uso final.
De esta forma, los establecimientos que importen o exporten garrapaticidas y mosquicidas para bovinos deberán registrar sus datos en el Sistema Nacional de Farmacovigilancia elaborado por el MGAP. Este se implementó en la plataforma del Sistema Nacional de Información Ganadera o en aplicación móvil.
Álvarez indicó que, para el aspecto operativo, “tenemos que tener cargados en el sistema los Dicose de los productores, ya sea uno o los que tengan. Al momento de concretarse la venta, el productor deberá aclarar para qué Dicose va”.
El profesional sanducero aclaró que el registro se hace de forma periódica. “Todos esos datos se agrupan y hay que pasarlos a través del sistema de control que se utiliza para la trazabilidad, dando a conocer cada una de las ventas”.
Agregó que las ventas saldrán con el Dicose, “en su defecto con el número del veterinario responsable del establecimiento”, aunque acotó que todavía “no está definido qué sucederá con algún extranjero que tiene campo en Uruguay”.
“Esperemos que el sistema no genere una complicación mayor, pero en definitiva, la gente tiene que tener conciencia de para qué Dicose va a comprar el garrapaticida”, dijo.
Al productor le quedará en su poder la boleta en donde está indicado su Dicose para el que compró. “Si un productor adquiere productos garrapaticidas para un Dicose y otras cosas para otro Dicose, habrá que hacer dos facturas”, aclaró.
Además del control de la venta, Álvarez sostuvo que “lo que venimos haciendo en la veterinaria desde los problemas con el Etión es tener una información en el mostrador, para que, ante cada compra de productos, informar los tiempos de espera de cada uno de los productos, ante cualquier riesgo”. Puntualizó que “esto es para que tenga conciencia de que el producto que lleva tiene un período de espera para la faena”.
De acuerdo con lo informado desde el MGAP, el registro se realiza a través de la plataforma del Sistema Nacional de Información Ganadera www.snig.gub.uy o en una aplicación móvil. En todos los casos, será necesario especificar los siguientes datos: fecha y motivo del ingreso y egreso de los productos al establecimiento, origen, destino y cantidades de los productos terminados, según su presentación.
“Toda vez que el producto veterinario especificado en el numeral precedente sea comercializado a un veterinario de libre ejercicio o a un productor agropecuario, deberá incluirse en el registro el número de habilitación del veterinario ante el Ministerio de Ganadería y el número de la División de Contralor de Semovientes (Dicose) del establecimiento”, especifica el texto legal.
La constatación de omisiones con respecto a los registros correspondientes en tiempo y forma o de registros de datos que no se ajusten a la realidad podrá aparejar para el obligado la aplicación de las medidas preventivas y sancionatorias establecidas por los artículos 262 y 285 de la ley N° 16.736, de 5 de enero de 1996, y normas modificativas y complementarias, sin perjuicio de las sanciones establecidas en normas especiales.
CON RECETA
Víctor Álvarez indicó que hay una reglamentación que está vigente, “pero no estaba siendo aplicada en forma corriente, que es la venta bajo receta. Todos los medicamentos hormonales deben venderse con una receta del veterinario que la recetó”, acotó.
Paralelamente, hay otro uso de recetas para las ventas, que son los antibióticos. “En principio, lo que hasta ahora está entendido es que van a ser con antibióticos de última generación --lo nuevo o último que ha aparecido-- y no con aquellos de uso corriente”, dijo. Aclaró que se trata de la “batería terapeútica más valiosa” y destacó que esto surge “apuntando a que no existan residuos de ese tipo de antibiótico en carne que termine generando resistencia a la población humana”.