Paysandú, Martes 14 de Febrero de 2017
Opinion | 11 Feb Esta semana el diario El País de Montevideo publicó un informe sobre algo que ya sabemos pero que no termina de provocarnos enojo e impotencia. Que el precio del gasoil en Uruguay es uno de los más caros del mundo y que es un lastre en la competitividad del país. Como bien afirma el artículo del matutino capitalino, esto se debe a los niveles de eficiencia de la refinería de Ancap, a la política de precios del gobierno y a la carga tributaria que tiene este insumo, uno de los más utilizados en la producción exportable uruguaya.
El nuevo precio del gasoil en $ 41,80 (U$S 1,45 aproximadamente) es uno de los más altos del mundo de acuerdo a la recopilación de fuentes oficiales que realiza la web especializada www.globalpetrolprices.com y que consigna El País. Solamente hay 10 países con precios más altos, pero ninguno de ellos es competidor directo en la producción agrícola-ganadera. “El precio en enero tiene una particularidad y es que se trata del primer mes luego del ajuste y coincide con una baja en el tipo de cambio. Por lo tanto, debería ser uno de los momentos del gasoil más caro en dólares en nuestro país”, subraya el informe.
Si se mantienen el precio actual en pesos y el dólar evoluciona de acuerdo a las proyecciones, el valor promedio del año estará en el eje de U$S 1,35 por litro. Mientras tanto, otros países como Argentina, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica están en el eje de U$S 1 por litro. Y dentro de la región está el caso de Chile y Paraguay que tienen precios entre U$S 0,70 y U$S 0,80 por litro. “Son diferencias significativas”, recalca, con razón, El País.
“El escenario comercial en los mercados internacionales exige cada vez mayor alineación en las políticas internas para ser competitivos. Los precios de nuestros principales productos de exportación surgen de la dura competencia entre varios países que tienen condiciones de recursos naturales similares. La creación de las mejores condiciones de competencia debería tomar muy en cuenta esta carga que pesa sobre la producción y las exportaciones”, añade el diario montevideano.
Pero esos son conceptos que caen en saco roto cuando se trata de hacer caja y de tapar agujeros en la administración del Estado o el que tiene el propio Ancap. En enero pasado comenzó a regir el nuevo aumento de los combustibles, en un 8%, pese a que durante casi todo 2016 el petróleo estuvo bien por debajo de la referencia de la petrolera estatal.
A principios de este mes, un informe de El Observador revelaba lo que nos habríamos ahorrado el año pasado si Ancap hubiera importado combustible. La cifra no es menor, más teniendo en cuenta lo que ha sido la gestión de este ente en el último tiempo. Los consumidores uruguayos se habrían ahorrado más de U$S 419 millones en 2016 si los combustibles comercializados en el mercado interno y las zonas francas se importaran en vez de ser refinados por Ancap en Uruguay.
El año pasado, el gasto en combustibles --incluye naftas, gasoil y queroseno-- fue de unos U$S 2.250 millones. El precio estimado para el mismo volumen en la hipótesis de que hubiesen sido importados sumó U$S 1.832 millones. Esta cifra implica un sobreprecio de 22,8% medido a precios corrientes.
Del ahorro total que podría haber tenido el bolsillo de los uruguayos, U$S 348 millones corresponden --justamente-- al gasoil (83%), que alcanzó ventas por 859 millones de litros. Mientras en un surtidor el precio por litro era de $ 38,7 el año pasado, si se hubiera importado los uruguayos habrían pagado $ 26,4 en promedio por litro, incluyendo el margen de intermediación y los impuestos.
En el caso de la nafta Super (que es la más vendida), con el total comercializada el año pasado el gasto de los consumidores locales se habría aliviado en U$S 62,8 millones debido a una diferencia de $ 2,6 por litro entre el precio de venta fijado por el Poder Ejecutivo y el precio medio de importación, que en todos los meses del año fue menor al valor de comercialización en las estaciones uruguayas.
“La evolución de los precios de los combustibles no tiene que ver con costos, ni con inflación, ni con motivos comerciales; han aumentado para recaudar. ¿Qué podemos esperar a futuro? Ancap ha cerrado --y continuará haciéndolo-- algunas unidades deficitarias. Pero hasta que el gobierno corporativo de las empresas públicas no mejore y los reguladores sean fuertes e independientes, podemos esperar que surjan nuevos emprendimientos faraónicos con el único fin de ser plataformas electorales”, subraya otro análisis de El Observador.
Si hay algo que ofusca mucho a los uruguayos es el alto costo de vida que padece y que, a cada paso --como queda demostrado con estos ejemplos--, se incrementa. La mala gestión tiene mucho que ver en los precios de los combustibles y la sensación que queda, muchas veces, es que acá no ha pasado nada. Nuestro vicepresidente, Raúl Sendic, y extitular de Ancap, sigue lo más campante casi asegurando que el déficit de la petrolera estatal no fue nada, que todo era para invertir y para que los uruguayos vivieran mejor. Tampoco ha existido demasiada reacción de los uruguayos ante este tipo de situaciones y ni que hablar del Pit Cnt. La central sindical, ante un gobierno compañero, no se mueve de la silla para protestar ante los últimos tarifazos y el afán recaudatorio de esta administración. Así, seguiremos estancados y fuera de competencia.
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