Opinion | 09 Feb Uruguay no solo es líder en desarrollo digital en América Latina, sino uno de los países que más ha acortado las brechas existentes en esta materia, democratizando el acceso a la tecnología y las oportunidades que éstas brindan. Luego de haber sentado las bases para esto, ahora el gobierno acaba de aprobar la denominada Agenda Digital 2020, que apunta a la “transformación con equidad” para avanzar en este cambio de forma inclusiva y sustentable, con el uso inteligente de las tecnologías, a fin de que todos los habitantes puedan aprovechar al máximo los beneficios de la sociedad de la información y del conocimiento.
En la última década, Uruguay ha transitado un período de importante crecimiento económico y desarrollo social, acompasado de un desarrollo digital concreto y visible en diferentes ámbitos. Parte de las políticas públicas se han orientado a asegurar el acceso de la población a las tecnologías digitales y reducir la brecha a través de distintos planes y acciones (Plan Ceibal, Ibirapitá, e-gobierno, etcétera) con el objetivo de garantizar el derecho de todos los sectores sociales a las oportunidades que brinda la sociedad de la información y el conocimiento.
Como reconoce la propia agenda, en el Uruguay Digital convergen esfuerzos de diversos actores de los sectores público y privado, la academia, la sociedad civil organizada y la comunidad técnica, quienes en los últimos años han desarrollado un proceso que dio lugar a las agendas digitales previas, en 2008, 2010 y 2015. Éstas han servido para marcar el rumbo del avance el desarrollo de la infraestructura y la cobertura de servicios.
De este proceso se visualizan avances tangibles: una amplia cobertura de infraestructura de telecomunicaciones, la conexión con fibra óptica a cada hogar, el ofrecimiento de planes gratuitos de Internet para la población, las tarifas de conexión más bajas de la región y las velocidades más altas, el acceso a una computadora por cada escolar, 100% de trazabilidad bovina, avances importantes en gobierno electrónico y el inicio de la formación de la población en competencias básicas de alfabetización digital, el diseño de historia clínica electrónica nacional, entre otras iniciativas que han dado a nuestro pequeño país un lugar destacado en desarrollo digital con el consecuente reconocimiento internacional.
En particular, las políticas sociales que promueve la Agenda Uruguay Digital 2020, aprobada por el decreto 459/016, tienen como objetivo reducir las diferencias generadas por la adquisición desigual de conocimientos y ese es un tema importante que es necesario abordar si hay verdaderos objetivos de desarrollo y si están dadas las bases que señalábamos anteriormente.
La Agenda 2020 se articula en cuatro pilares: políticas sociales e inclusión, el desarrollo económico sustentable, la mejora de la gestión de gobierno, gobernanza para la sociedad de la información. Esto implica el reconocimiento de que las tecnologías digitales inciden en las formas de producción, distribución y consumo, modificando todas las dimensiones del desarrollo económico. A la vez, avanzar en en la transformación digital del gobierno implica gestionar y usar estratégicamente los datos, y habilitar la incorporación de tendencias digitales y tecnologías emergentes para crear valor público, innovando para la toma de mejores decisiones y en la adopción de nuevos modelos de relacionamiento con la ciudadanía.
La nueva agenda digital planificada con participación de la sociedad civil con participación de más de 20 instituciones públicas y privadas, plantea 47 metas que incluyen prioridades nacionales como el plan Ibirapitá, la historia clínica electrónica, la teleasistencia en el Sistema Nacional de Cuidados, el cable submarino de interconexión, los laboratorios de fabricación digital, la gestión de emergencias, los trámites en línea del gobierno o la ciberseguridad. Se incluye la iniciativa Jóvenes a Programar y la capacitación en programación dirigida a 5.000 personas, facilidades para la formación en áreas como domótica, robótica, biotecnología y nanotecnología, la creación de estudios universitarios de especialización en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), creación del Sistema Nacional de Repositorios que permita compartir y consultar artículos científicos, tesis y libros de textos de producción nacional a nivel universitario, accesibles en el Portal Timbó.
En el marco de las metas de Agenda Digital hacia 2020 se prevé que 90% de las empresas radicadas en Uruguay cuenten con conexión a Internet por banda ancha a un precio competitivo. También se espera que queden cubiertos por fibra óptica 65% de los hogares del país y, de ese total, 90 % que acceda por banda ancha y 65% de LTE. A esto se sumará un radiotelescopio para facilitar el tratamiento de grandes volúmenes de datos.
Es cierto que muchas de estas iniciativas desarrolladas hasta hoy se han podido concretar en Uruguay por un tema de escala ya que es muy difícil para países en desarrollo de tamaño más grande entregar, por ejemplo, una computadora a cada niño que concurra a la educación pública o a los jubilados de los sectores socioeconómicos más vulnerables. Pero también ha habido un decidido compromiso en cuanto al diseño y ejecución de políticas públicas –avalado en leyes y otras normas jurídicas e interconectadas con políticas sociales— que convierten lo que podrían ser simples iniciativas en, justamente, políticas de largo plazo y capacidad transformadora.
Las tecnologías digitales son herramientas, no un fin en sí mismas. Contienen, como señala la agenda, “el potencial de transformar la estructura de oportunidades del país” pero es necesario utilizarlas con sentido y objetivos claros. En este caso, el objetivo es no solo el acceso a la tecnología, sino profundizar el acceso a la información y el conocimiento focalizándose en la disminución de las brechas digitales generadas por la adquisición desigual de competencias, motivando el interés y la formación de habilidades cada vez más sofisticadas. Si lo logramos, será un paso importante para nuestro pequeño país, que está siendo casi un laboratorio para la introducción de tecnología con el objetivo final del logro de cambios con impacto social relevante.