Paysandú, Domingo 26 de Febrero de 2017
Opinion | 19 Feb Esta semana se firmará en Paysandú el protocolo que permitirá la aplicación experimental de selladores de caminos en base a polímeros, en un tramo de diez kilómetros en el camino De las Avenidas, en Constancia. Se trata de un proyecto avalado por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), que servirá como prueba piloto a nivel regional.
Hace ya unos cuantos años que desde las zonas rurales se hace énfasis en la necesidad de que el mantenimiento de los caminos se haga con sistemas más duraderos que la compactación con áridos, que duran generalmente meses y con suerte un poco más. Depende siempre del tráfico y la carga que se mueve, pero en cualquier caso se trata de un sistema que exige un plan permanente de mantenimiento. Cuando ocurren lluvias torrenciales, los daños a los caminos se multiplican y la demanda de reparaciones también.
La vialidad rural del país tiene una extensión del orden de los 40.000 kilómetros, casi en su totalidad conformados por pavimentos granulares.
La fase experimental que se desarrollará en Paysandú permitirá evaluar el comportamiento de diferentes productos, de tres tipos diferentes: en base a cemento hidráulico, enzimático y en base a polímeros.
A mediano plazo se podrán determinar estrategias para abandonar paulatinamente el actual sistema de mantenimiento con áridos para pasar a utilizar productos que tienen un costo mayor, pero que se tornan más económicos desde que aseguran un buen rodaje de vehículos en un plazo de entre tres y cinco años. Más económico incluso que el uso de carpeta asfáltica o de asfalto frío.
No hay dudas que es imprescindible comenzar a utilizar mejores productos para el mantenimiento de la red vial rural, por donde transita la producción del país, especialmente teniendo en cuenta los cambios climáticos que se verifican, que implican frecuentes temporadas de lluvia, con períodos de intensas precipitaciones que en muchos casos superan en pocas horas el promedio histórico de un mes.
Es necesario, imprescindible, comenzar a operar a mediano plazo, invirtiendo más ahora en proyectos que tomen provecho de productos que permitan aumentar el tiempo de mantenimiento. Ciertamente, el plan piloto a ejecutarse en Paysandú, será de gran importancia para que la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que tiene a su cargo el Plan de Caminería Rural (PCR) desde junio de 2013, tras aprobarse la ley 19.088, determine un probable rediseño del programa.
El uso de selladores de caminos tiene mejor aplicación en aquellos pavimentos granulares, aunque algunos, especialmente aquellos que tienen en su composición caucho, proveniente de neumáticos descartados, pueden también usarse en otro tipo de pavimentos.
Esta experiencia en Paysandú, debería también ser de interés para la vialidad urbana, aunque ello no ha sido planteado, en la medida que la OPP quiere probarlo con destino a su PCR. Y claramente las intendencias de todo el país, no se sienten con capacidad económica para encarar este tipo de proyectos sin apoyo gubernamental. Por algo más de la mitad de su presupuesto se destina exclusivamente al pago de salarios y aportes patronales.
Pero precisamente, la situación compleja que se vive para llevar adelante inversiones a partir de fondos genuinos, debe hacer pensar en encontrar procedimientos de mayor rendimiento en el mantenimiento de calles y avenidas.
Que se sepa no hay experiencia en el país de uso de productos selladores de polímeros, cemento hidráulico o enzimáticos, por lo que cualquier planificación de aplicación en áreas urbanas tendría también carácter experimental. En la ciudad, una calle es sometida a mayor fatiga por el flujo de tránsito que por el peso de la carga. Inverso a lo que ocurre en caminos rurales. Por lo tanto, seguramente la aplicación de este tipo de productos debe ser diferente.
Pero claramente el uso de selladores plásticos puede ser de enorme importancia en áreas de la ciudad con menor tránsito. Actualmente hay muchas calles del anillo exterior urbano en mal estado de transitabilidad. En muchos casos tienen bitumen pero este se encuentra muy deteriorado. Pensando en una inversión a mediano plazo, es probable que el mismo sistema que se pretende impulsar en la caminería rural pueda ser aplicado, en principio, en esas zonas.
Antes que esperar a que se tenga disponibilidad de equipos y recursos para volver a bituminizar, y antes que gastar en un bacheo de escaso rendimiento, aparece como más conveniente proceder a levantar los restos de bitumen, realizar una sub base con buena compactación y luego imprimar algunas de estas soluciones que estabilizan la calle y permiten pensar en al menos tres años sin otro mantenimiento.
El cambio climático es ya realidad. Hace pocos días cayeron 259 mm en pocas horas, cuando el promedio histórico mensual es de 130 mm. Con la intensidad de los chaparrones, el impacto en la vialidad de la ciudad fue enorme. Esto obliga a la intendencia a destinar todo su personal en tareas de recuperación, especialmente bacheo. No es el mejor sistema, pero si el que permite recuperar un área más amplia.
Esta realidad vino para quedarse, razón por la cual es imprescindible comenzar a estudiar y a aplicar tan pronto se pueda sistemas de pavimento que tengan menor mantenimiento y ofrezcan una durabilidad mayor. La oportunidad de haber sido seleccionado nuestro departamento para esta fase experimental a nivel rural, debe ser aprovechada sin dudarlo para planificar su uso en la vialidad urbana. Más temprano que tarde.
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