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Paysandú, Viernes 24 de Marzo de 2017

Productora australiana observó alcances del proyecto de investigación en genética ovina que funciona en Eemac

Rurales | 24 Mar El proyecto “Mejora de la rentabilidad de la producción de lana y carne ovina mediante el adecuado uso de recursos genéticos disponibles en el país”, encabezado por el ingeniero agrónomo Raúl Ponzoni, y de reciente instalación en la Estación Experimental “Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, fue visitado en la víspera por Lynley Anderson, productora australiana de Merino Australiano, principal de la cabaña Anderson Stud (Kojonup, Western Australia).
La genética de Anderson Stud está ganando reconocimiento en Australia y en el extranjero por sus rasgos superiores de calidad de carcasa y resistencia genética a las parasitosis gastrointestinales sin comprometer la producción y calidad de lana.
Por tal motivo, la productora visitó la Eemac y observó los animales. Para el servicio de 2017, se ha importado al país semen de cuatro carneros de dicha cabaña –con el apoyo clave de Central Lanera Uruguaya–, el cual será utilizado en Eemac y la Estación Experimental de Facultad de Agronomía de Salto (Eefas), entre otros destinos.
En Agronomía Paysandú se utiliza sobre ovejas Corriedale provenientes del Núcleo Resistente del Centro de Investigación y Experimentación “Dr. Alejandro Gallinal” (Ciedag) en Florida, en el marco de un cruzamiento rotacional entre las razas Corriedale y Merino Australiano usando padres intensamente seleccionados por resistencia a las parasitosis gastrointestinales. Investigación que lleva adelante el doctor Daniel “Peto” Castell.
El proyecto que lleva adelante la Eemac “presenta una trabajo de comparación en cinco razas que se evaluarán productivamente y reproductivamente en todos los aspectos”, explicó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo José Francisco Ramos, quien estará a cargo de la actividad diaria en Agronomía. Se trata de 30 ejemplares de cada raza, correspondiente a Corriedale, Corriedale Pro, Highlander, Romney Marsh y Merino Dohne.
El profesional a cargo de la investigación indicó que “durante febrero estuvieron llegando a la Eemac los ovinos, en un trabajo en conjunto entre Facultad de Agronomía y Facultad de Veterinaria, que fue posible además gracias a la excelente colaboración de las respectivas sociedades de criadores”. La propuesta incluye iniciar la encarnerada en el otoño, utilizando dos reproductores en cada majada de su respectiva raza, y a partir del nacimiento de los corderos, iniciar el trabajo de investigación genético. El doctor Julio Olivera de Facultad de Veterinaria destacó que actualmente procuran “manejar de forma correcta en lo sanitario esta majada que proviene de 15 orígenes, lo cual es un desafío en no traer problemas parasitarios o podales a la Eemac, que está libre de cualquier inconveniente”. Y acotó que es un tema “desafiante, lograr esto en momento de lluvias importantes en los últimos tres meses, para tener ese estatus sanitario que nos interesa”.
Recordó que luego del trabajo de investigación en cruzamientos ovinos, que iniciaron en 1996 los ingenieros agrónomos Gianni Bianchi y Gustavo Garibotto, “desde hace algunos años que no había ovinos en Facultad de Agronomía y eso dificultaba hacer los cursos de inseminación ovina en el mes de febrero. Este cambio, en donde siempre la investigación es renovadora y brinda mucho movimiento en la gente, favorece la docencia, en lo que estábamos carentes por la falta de animales, y genera tesis de grado, pasantía de estudiantes de UTU de las tecnicaturas en Paysandú, apreciándose otro movimiento en los animales y el entusiasmo del personal que es importante para mantener las ganas en el rubro”.
El proyecto está pensado para ser de largo plazo, utilizando las razas mencionadas durante cinco años, “y después incursionar en cruzamientos, analizándose la posibilidad de incorporar las razas Poll Dorset y Texel, tras acumular los datos en estos cinco años”, dijo Ramos.

DE 5 RAZAS
El ingeniero agrónomo Raúl Ponzoni, genetista grado 5 en ovinos, mencionó a EL TELEGRAFO las particularidades de las razas que se están utilizando en el proyecto. Sobre la raza Corriedale indicó que “es la raza numéricamente más importante del país”.
En cuanto al Merino Dohne reflexionó que “ha aparecido ya hace un tiempo en el país y se ha perfilado como un competidor del Corriedale”. El Romney Marsh la consideró una raza que “ha sufrido y declinado en su número en los últimos años, pero tiene algunas virtudes que vale la pena investigar”. Respecto de la prolificidad de sus madres, destacó la introducción hace varios años de la raza Highlander; el Corriedale Pro “como una raza desarrollada en el país, sintética, compuesta de Corriedale, Milchschaf y Finnish Landrasse”. Entiende que “no ha existido en el país una evaluación objetiva de esas razas en un ambiente en común, y que permita identificar claramente, en un mismo ambiente, con un manejo lógico, cuáles son en términos relativos las virtudes y las debilidades de cada una de esas razas”.
Aclaró que la idea es “después de constatar esas fortalezas y debilidades de cada raza, tratar de ubicarlas en distintos sistemas de producción y comercialización, y devolver a las respectivas sociedades de criadores que han colaborado con la implantación de este proyecto en forma muy generosa, la información recabada y mejorar aún más sus razas”. De todas maneras, en la medida que con el tiempo “tengamos exceso de hembras, podremos hacer algún tipo de cruzamiento terminal”. Las razas terminales, como pueden ser Texel o Poll Dorset, “en esta fase del proyecto no tienen lugar, porque estamos investigando el comportamiento y desempeño relativo de estas razas, que principalmente tienen un rol maternal”, señaló Ponzoni.


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