Deportes | 24 Mar URUGUAY 1 BRASIL 4
Escenario: Estadio Centenario. Público: 55 mil personas. Árbitros: Patricio Loustau, Diego Bonfa y Gustavo Rossi (Argentina).
Uruguay: Martín Silva; Maximiliano Pereira, Sebastián Coates, Diego Godín, Gastón Silva; Carlos Sánchez (Abel Hernández, 77), Egidio Arévalo Ríos, Matías Vecino, Cristian Rodríguez; Diego Rolan (Cristian Stuani, 58), Edinson Cavani. DT: Oscar Tabárez.
Brasil: Alisson; Dani Alves, Marquinhos, Miranda, Marcelo; Paulinho, Casemiro, Renato Augusto (Fernandinho, 81); Philippe Coutinho (Willian, 86), Roberto Firmino (Diego, 89), Neymar. DT: Tite.
Goles: Cavani (9, penal), Paulinho (18, 51, 90), Neymar (74).
Amonestados: Maximiliano Pereira, Diego Godín, Sebastián Coates (U); Casemiro, Marcelo, Dani Alves (B).

Era complicada. Sacar a bailar a la más fea de la pista no es fácil. Y terminó siendo un calvario.
La sexta fecha de las eliminatorias lo cambió todo. Brasil empató a dos con Paraguay, y fletaron a Dunga para traer a Tite como nuevo técnico.
Fue como poner patas para arriba las eliminatorias. Los brasileños, a partir de ese momento, volvieron a ser los brasileños: golearon a Ecuador 3 a 0, vencieron a Colombia 2 a 1, humillaron a Bolivia con un 5 a 0, le ganaron a Venezuela 2 a 0, a Argentina por 3 a 0, y a Perú por 2 a 0.
Por eso era difícil para Uruguay. Porque también hay que leer los antecedentes, y porque una cosa es la Celeste con Suárez, ese que festeja goles y obliga en todo momento, y otra es sin el “Pistolero”. La receta cambia, y mucho; y el resultado final también.
Uruguay la sufrió. Cedió un 4 a 1 en el Estadio Centenario, perdiendo el invicto en casa en estas eliminatorias. E importó poco el hecho de que festejara rápidamente al abrir el marcador, porque la historia se dio vuelta como una tortilla en mucho menos de lo esperado. O no tanto.
Cavani aprovechó la insospechada ingenuidad de Marcelo, que bajó de pecho la pelota para su golero, sin tener en cuenta que el goleador celeste estaba atento. Fue penal de Alisson, y gol del salteño.
Iban apenas 9 minutos, pero claro: varios minutos antes Neymar había apilado gente y Brasil se perdió el gol.
Esa jugada fue el primer aviso de la noche que se vendría para Uruguay. Porque Brasil se enchufó (bah, fue el conocido Brasil), Uruguay no pudo controlar la mitad de la cancha, cometió demasiados errores en terreno propio, y lo pagó caro.
Paulinho puso, con un zapatazo de afuera del área, el empate. Y después, ya en el complemento, siguió de largo.
El volante se despachó con un triplete ante un rival que tenía pocas ideas, y que contaba con prácticamente como única arma la pelota quieta. Suárez se extrañó demasiado, y su ausencia permitió que Brasil se soltara. Uruguay quiso. Las corrió todas. Pero sin rumbo. Y Brasil hizo lo que sabe: abrió la cancha, tocó, hizo algún lujo, y se dio el gusto de que Paulinho festejara un triplete propio (el último de pecho en la boca del arco), y de que en el medio, Neymar anotara un golazo definiendo por encima de Martín Silva.
La ventaja era clara. Y quedó plasmada en el tanteador: Uruguay no pudo frenar a un rival que tiene casi los dos pies en el Mundial de Rusia.
Pero la Celeste no puede darse el lujo de lamentarse. Borrón y cuenta nueva, porque el martes tiene un partido fundamental ante Perú, en Lima. Y ahí, si quiere mantenerse segundo en la eliminatoria y dar un pasito más al objetivo, tiene que ganar para sacar cabeza en una tabla que quedó pareja.