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Paysandú, Jueves 30 de Marzo de 2017

“El Betito”, el delincuente más peligroso del país, se fugó en 2002 de la excárcel sanducera

Policiales | 25 Mar Hoy recupera su libertad el delincuente catalogado como “el más peligroso del país”, Alberto Suárez, de 34 años. Tras cumplir la condena de ocho años que le había sido impuesta por la Justicia Penal, el popular “Betito” volverá al barrio Marconi, en Montevideo, donde reside gran parte de su familia. Al menos eso se supone, porque la mera presencia del sujeto ha puesto en alerta al propio Ministerio del Interior, ya que se presume (dado la metodología que utiliza) que los hechos de violencia entre bandas dedicadas al tráfico de drogas podrían recrudecer.
Cuando aún no contaba con un historial delictivo importante, “el Betito” llegó a estar recluido en la antigua cárcel departamental sanducera, de donde --en 2002-- logró fugarse. Según indica un diario capitalino, fue su madre quien luego confirmó que Suárez se había fugado hacia el exterior. Al retornar, luego de haber hecho escuela con narcotraficantes colombianos, lo hizo con otra impronta e incluso –se dice-- llegó a ser el forjador de una red de 50 sicarios que controlaban algunas zonas de Montevideo.

VASTO HISTORIAL
“El Betito”, como tantos otros, comenzó a delinquir siendo menor de edad. Familiares cercanos, incluso, contaban con varios procesos por delitos principalmente de hurto y rapiña.
Su primer antecedente como mayor fue a los 18 años (2001) por un delito de tenencia de drogas. En abril de 2002 fue detenido por la Policía capitalina tras cometer un hurto y meses después un copamiento. Para ese entonces, su nombre se iba transformando en un clásico de la crónica roja. Debido a su conexión con otros delincuentes y a que su fama como ideólogo de otros golpes (actos delictivos) iba en aumento, se decidió remitirlo a la cárcel sanducera. Ese año, por causas que oficialmente no se dieron a conocer, “el Betito” logró burlar la seguridad del recinto y darse a la fuga. Todo habría sido parte de un plan “craneado” por Suárez, ya que tiempo después se supo que cruzó a Argentina.
Pasarían cuatro años para que decidiera, luego de hacer escuela en el exterior, volver al país. Al retornar, en 2007, formó una banda a la que llamaba “los profesionales” y “la superbanda” con la que se dedicó a asaltar bancos, estaciones de servicio y locales comerciales, sobre todo de Montevideo. Precisamente durante un operativo, cuatro delincuentes (entre ellos, él) viajaban en un auto a toda velocidad hacia Montevideo cuando, al llegar al kilómetro 18 de la ruta 48, en “Paraje Colorado”, chocaron de frente contra una camioneta que era guiada por un productor rural. El impacto fue de tal magnitud que los tres delincuentes que viajaban en la camioneta junto al “Betito” murieron en el acto, al igual que el productor.
El prófugo de la Justicia, único sobreviviente del accidente, se liberó de los hierros retorcidos, y corrió hacia un descampado de la zona. Los agentes, que estaban esperándolos cerca porque conocían los movimientos de la banda, encontraron en el vehículo un revólver calibre .38, otro calibre 45 y una pistola HK de 9 milímetros. Tras un breve tiroteo en un bosque de eucaliptos, “el Betito” fue detenido por los efectivos que lo rodearon y lo despojaron del arma automática. Estando internado --al mejor estilo Hollywood--, se supo que personas que trabajan para él tramaban un plan para rescatarlo del hospital. De inmediato se montó un espectacular operativo con decenas de policías que, finalmente, lograron detener una camioneta en la que iba la madre de “el Betito” junto a su pareja, un conocido distribuidor de pasta base en el Cerro.
Nuevamente tras las rejas, Suárez comenzó a dirigir un ejército de 50 sicarios que cumplían sus órdenes con tal de que él no perdiera terreno en la venta de drogas. A la organización manejada por el narcotraficante se le atribuyen varios asesinatos por cruces entre bandas, ajustes de cuentas y muertes ocurridas dentro del penal de Libertad.
Asimismo, en la cárcel, fue procesado tres veces, dos de ellas por comandar redes de narcotráfico. La primera fue en enero de 2009, con lo que se inauguró el juzgado de Crimen Organizado. Suárez manejaba, a través de mujeres que hacían de correo, y de celulares, una banda de veinte personas. La policía sospechaba entonces que llegó a mover 500 mil dólares por mes en droga, traficando pasta base desde Argentina. Estando en la cárcel protagonizó además varios incidentes, como el incendio de su propia celda, por el que también fue procesado con prisión en noviembre de 2014, o el enfrentamiento con policías. De todas maneras, redujo su condena con trabajos dentro de la prisión.

HABLÓ BONOMI
Consultado sobre la liberación del delincuente más peligroso, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, dijo que no puede decir si le “preocupa o no”, porque se trata de la decisión de la Justicia. Pero “si genera problema habrá que practicar las políticas de prevención”, dijo.
“Cuando los procesos de rehabilitación son evidentes se pueden tener en cuenta para anticipar la libertad” y “en este caso no creo que sea liberado por haber mediado la rehabilitación sino porque se cumple el plazo previsto para estar preso”, sostuvo el ministro. “Tengo claro que lo que se busca es que se vuelque a las ocho horas, pero no quiero juzgar las leyes ni es mi cometido. Si la Justicia lo pone en libertad, hay que cumplir”, precisó Bonomi.


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