Paysandú, Domingo 02 de Abril de 2017
Rurales | 30 Mar Ciertas malezas que han sido prohibidas en el protocolo firmado entre Uruguay y China para la exportación de soja genera una zafra de desafíos e incertidumbre en el recibo y acopio del grano, porque “hay dudas sobre cómo se logrará sacar eficientemente las malezas”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero Guillermo Pérez, director del Laboratorio Analítico Agro Industrial (LAAI). Y señaló que “las malezas también están con un desarrollo increíble y probablemente tengamos rendimientos de las malezas más altos de los que estamos acostumbrados a tener”, precisó el empresario.
La gran diferencia en este protocolo firmado entre el gobierno y China, respecto a los años anteriores, es básicamente que en el protocolo anterior “teníamos solamente al sorgo de Alepo, pero actualmente son 10 malezas y un hongo, integrantes de plagas cuarentenarias, los que el nuevo protocolo declara estar libre”. Pérez subrayó que “se deben eliminar y asegurar que se eliminen, porque no pueden ir en los barcos que se exporten con soja hacia China”.
El proceso de detección y análisis tiene varias etapas. “La primera es un análisis al momento del recibo del camión en las plantas de acopio. Ahí la operativa funciona --por lo general-- a cargo de los exportadores o de quien esté comprando el grano; se hace el recibo con la empresa encargada de monitorear esos viajes de camión a camión. Además del habitual análisis de materia extraña y humedad, también se va a tener que determinar si hay presencia o no de estas 10 malezas”.
Al momento de salir de la planta de acopio con destino al puerto, “este año se va a volver a analizar camión a camión si se detecta la presencia de esa maleza y, en caso de detectarse, tendrá que ir a reproceso, volver a entrar a las plantas de acopio y pasar por un sistema de prelimpieza para tratar de eliminar esa maleza”.
También tendrá un control al ingreso al puerto, “en donde las terminales graneleras deberán hacer un control en el ingreso al puerto de cada camión para asegurarse de que no entren malezas”.
“Ahí tenemos un problema adicional, que es el de la identidad”, explicó el director de LAAI. “Eso aún está a discusión y habrá que ver cómo lo resuelven las distintas terminales. Hasta ahora, las terminales no dan --por la escala de Uruguay y por los volúmenes de celdas que tienen-- para separarlas y reciben soja de tres o cuatro exportadores a la vez y se están mezclando”.
Explicó que todos estos controles “son costos que se agregan a la soja al momento de prepararla para poder exportar. Ni que hablar que detectar en cualquiera de estas instancias algunas de estas malezas --5 de las 10 son bastante vulgares y presentes en nuestros cultivos-- llevará a un proceso de prelimpieza y que será un sobrecosto que se le cargará a ese grano de soja”.
COSTO ADICIONAL
Esto implica un costo adicional a la soja de Uruguay. “Si se detecta alguna de estas malezas en el viaje del camión, este viaje tendrá que pasar a un proceso de prelimpieza de zaranda o limpieza neumática para sacar la maleza. Ahí aparece un sobrecosto para el productor, al que se le cobrará un servicio de prelimpieza, más allá del sobrecosto que genera ese control, que llevará tiempo, porque ese grano en la prelimpieza va a enlentecer el flujo de ingreso a la planta”, dijo el empresario.
Pérez indicó que realizar “prelimpieza frenará el flujo de camiones que ingresen a la planta, lo que llevará a que se corra todo hacia atrás y complicará la logística del acarreo de grano de las chacras hacia las plantas porque la demora será mayor”. Pero el análisis realizado con gente experimentada no generaría atraso en la operativa. “Al camión hay que calarlo y no se perderá mucho más tiempo de lo que se venía haciendo. Normalmente a cualquier camión cuando llega a planta, se le hace análisis de recibo, que incluye humedad y cuerpo extraño. Ahora se debe determinar, además, la presencia de estas malezas”.
El tiempo del ensayo no es, sin embargo, tan extenso; lo que va a enlentecer y complicará la logística “será el tiempo que lleva procesar ese viaje de 30 toneladas que trajo el camión si hay que prelimpiarlas”. Y acotó que “la capacidad de recibo de las plantas se verá bastante disminuida en comparación con cuando no había que prelimpiar granos”.
MALEZAS
De las 10 malezas que se mencionan en el protocolo, hay algunas que “no son problemáticas porque son fáciles de separar o por el momento vegetativo en que se encuentra la soja están en un estado que probablemente no generen ningún tipo de complicación, como es el abrojo o el revienta caballos (Tutía), malezas no muy complejas para su extracción”.
Por ejemplo, en el caso del abrojo, “es muy grande y la misma cosechadora muchas veces la logra separar, pero hay otras, como es la Cepa de Caballo, sorgo Alepo o Ambrosía, que son más difíciles de separar”.
Guillermo Pérez entiende que hay plantas de acopio que “hoy están con la incertidumbre y aguardan las primeras trillas para ver realmente qué eficiencia pueden tener para separarla, en particular con el caso de la Cepa de Caballo”.
La experiencia con el sorgo de Alepo establece que se debe trabajar con flujo en la zaranda y flujo en la prelimpieza que son muy bajos. “En el caso de la zaranda superior, tiene un orificio más grande que el tamaño de la soja, que es responsable de retener la chaucha verde y partículas grandes. La soja limpia y malezas más chicas que ese orificio –de 11 a 15 milímetros-- pasan”. Abajo hay otra zaranda que tiene orificio chico. “Con un tamaño de aproximadamente 3 milímetros lleva a que, por ejemplo, el sorgo de Alepo pase ese orificio. Pero la Cepa de Caballo tiene un tamaño bastante similar, por lo que pasaría en la zaranda de arriba junto con la soja y en la de abajo no va a pasar, por lo que queda en el mismo rango de tamaño que el grano de soja. Con la zaranda es muy difícil que se logre ser eficiente con la Cepa de Caballo”.
El director de LAAI explicó que se apuesta “un 100% a que la prelimpieza neumática (que separa por ventilación) logre sacarla, cuya eficiencia es discutible”.
LA MÁS CRÍTICA
La parte más crítica es en el análisis de los barcos cuando se consolidan las cargas. Si se detecta la presencia de alguna de estas malezas, se estará frente a un gran problema; al día de hoy eso genera gran incertidumbre sobre cómo se procederá.
“Más allá de todo, quien emite el protocolo fitosanitario de que el barco está libre de esta maleza son los Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)”, aclaró el empresario.
“Las exigencias de calidad comerciales seguirán siendo las mismas que hasta ahora, generalmente basadas por la norma ANEC 41, pero en ellas se prohíbe algunas semillas venenosas, como de ricino (tártago), pero no estas malezas, incluso bajo norma USDA, Americana. Algunas de estas malezas se deben declarar, pero no son consideradas malezas prohibidas. Los parámetros de calidad que se auditan y rigen el negocio de la soja pasan por los niveles de proteína, niveles de aceite, niveles de ausencia de micotoxinas o parámetros de calidad del grano con sus distintos dañados”.
Lo de las malezas pasa por lo fitosanitario, “certificado sanitario que emite Uruguay como país exportador; que emite el MGAP”.
Sostiene que es un tema “complejo que podría ocasionar un perjuicio importante a la agricultura uruguaya si no se toman las medidas correctivas necesarias. En principio, quienes presentan mayor incertidumbre ante este nuevo protocolo son los exportadores, pero, en caso de haber dificultades, sin dudas va a repercutir hacia atrás y afectará el precio de la soja, por ende, a los productores”.
El inicio y la solución a este tema deben arrancar en la chacra. “Se tendrá que informar y concientizar a los productores de que este tipo de malezas no puede estar presente en las chacras, por el bien de la agricultura nacional, aunque esto no es algo sencillo”, dijo. Este tipo de protocolos fitosanitarios, así como un cuidado cada vez mayor en lo relativo a la inocuidad alimentaria, son exigencias que vinieron para quedarse y, sin dudas, formarán parte de la realidad del negocio agrícola. Y si Uruguay pretende mantener mercados y poder acceder a los más exigentes, tendrá que trabajar mucho en este sentido”.
“Este año, las malezas van a ir a los acopios porque la zafra ya está jugada y la soja será cosechada con malezas. Difícilmente se podrá separar con gran eficiencia en los acopios y es probable que las malezas lleguen a las terminales de carga en puerto”, estimó el director del laboratorio.
“Dependemos de cuán bueno sea el control en recibo de China y si detectan o no las malezas”, aseguró Pérez. “Si deciden aplicar mano dura y ser exigentes aplicando el protocolo 100% o no, en particular lo establecido en el artículo 8, pero en todo caso, sin dudas, la incertidumbre ya está instaurada”.
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