Paysandú, Viernes 07 de Abril de 2017
Opinion | 04 Abr Recientemente dábamos cuenta a través de las páginas de EL TELEGRAFO sobre la asunción de un nuevo equipo de dirección en la Escuela Técnica Leonardo Bulanti Ríos, instituto que tiene una larga trayectoria en nuestro medio, y que se ha venido acompasando gradualmente al desafío que plantean los nuevos tiempos para este sector de la enseñanza, que en épocas no muy lejanas estaba “devaluado” en la mirada de una comunidad en la que tradicionalmente se hacía hincapié en la formación para carreras profesionales universitarias, sobre todo, y no se evaluaba en sus justos términos la preparación de técnicos y de mano de obra calificada.
Actualmente el referido centro técnico cuenta con 2.600 alumnos y decenas de profesores para atender sus respectivos cursos y de acuerdo a lo señalado por sus directivos, encara una nueva etapa en la enseñanza de técnicas de trabajo y aplicación de tecnologías. Esta nueva etapa tiene también un nuevo equipo de dirección, integrado por el novel director Mauricio Zarauz y los dos subdirectores Lourdes Pintos y Ruben Bortagaray.
Subrayaron los integrantes de este equipo que entre las metas que se han trazado, figuran potenciar la Comisión de Fomento de la Escuela, que apoye en la práctica con soluciones para problemas edilicios y otras necesidades que se planteen por el alumnado.
Aclararon que existe el denominado "Consejo de participación" donde hay estudiantes, docentes, padres, gente de la comunidad y diferentes instituciones ligadas a la antigua UTU, que tiene una función asesora en la gestión del instituto de enseñanza. La institución educativa tiene su comisión de fomento, a la cual "estamos convocando especialmente a los padres, los exalumnos, las familias, organizaciones sociales, comerciantes y empresarios que pueden apoyar a la comisión fomento no solamente con plata, y que también pueden apoyar con soluciones a otros problemas con sus propias ideas, solucionar cosas con sus propias manos. Necesitamos esa articulación de la institución con la sociedad civil y una visión de afuera del ámbito educativo que nos enriquece".
Puntualizaron que el trabajo de la comisión también es el de desarrollar trabajos concretos en la institución, como "pintar, colocar ventiladores o --tal vez-- un aire acondicionado, o mantener una puerta, o parte de la infraestructura que utilizan diariamente los chicos. Porque, de repente, tenemos la pintura, pero no quien pinte, y necesitamos 20 personas que en dos horas pinten de tardecita un espacio donde al otro día va a haber clases normales. Es gente que permite que los cambios en la escuela se den de un rato para el otro".
Esta visión de integración de la comunidad a la problemática del instituto puede considerarse como un debe de carácter general y no solo con la UTU, y debe partir de una toma de conciencia incluso del ciudadano común, no ya de unos pocos, de la importancia de contar con instituciones que se retroalimenten con aspiraciones, necesidades, proyectos y fines educativos que sean tomados como propios por las comunidad, dejando de lado la prescindencia que surge de considerar que es un tema solo del Estado, de los profesores y los alumnos.
Zarauz explicó al respecto entre otros conceptos que "solo con que el chico sepa que sus familiares están en la comisión fomento y tienen un vínculo directo con los profesores y los directores, el chico lo ve y tiene otra actitud. Hay una relación directa entre el desarrollo curricular del alumno, el éxito en el pasaje de año y la participación de los padres”.
El director evaluó igualmente que el vecino de Paysandú tiene una mirada positiva “y enriquecedora para hacer la educación entre todos juntos". A su juicio, "no es que nosotros somos responsables del sistema educativo y la sociedad civil mira de afuera. Los muchachos vienen ya educados por una familia y nosotros les damos herramientas técnicas y tecnológicas para terminar el ciclo básico, asumir el bachillerato y llegar a la educación terciaria".
Es decir que el docente convoca a asumir una mayor responsabilidad, como señalábamos, y dejar de creer que una vez que se ingresa al sistema educativo la responsabilidad entera se transmite a otros, porque esta es una actitud cómoda, parcial y perjudicial, en una problemática que es mucho más compleja, porque el adolescente está en una etapa de su vida en la que se presenta ante la cruz de los caminos. Es cuando requiere un contundente apoyo que muchas veces se resiste a pedir o que se lo demuestre explícitamente, aunque sí implícita y veladamente pide el espaldarazo y comprensión para decisiones difíciles y en las que sufre la presión distorsiva de los atractivos y tentaciones propias de una juventud que se vive solo una vez.
Es en este aspecto donde es fundamental la célula familiar pero también la participación activa de la sociedad. Lo menciona el director cuando considera que “un chico de 12 años va a 1º de Ciclo Básico y los padres como que ya está”, por lo que reivindica formas de participación como la Comisión de Fomento, para mejorar los espacios educativos desde el punto de vista físico, y el Consejo de Participación, como un órgano consultivo de la institución, que requiere de la acción activa de la sociedad civil.
Y no puede obviarse, sino que por el contrario, debe destacarse, que en un país que apuesta a crecer con desarrollo, como debería ser nuestro caso, las nuevas generaciones deben prepararse para abordar desafíos en los que no hay ninguna experiencia, y porque estamos ante un mundo cambiante que plantea sí la necesidad de formar en el conocimiento de las nuevas tecnologías informáticas, donde asimismo hay muy buenas perspectivas –ya se está haciendo-- de exportar este conocimiento. Pero también de adaptar y adecuar la capacitación a los requerimientos de empresas que trabajan en áreas en expansión, que además se van incorporando por regiones, como la forestal, las inversiones en energías renovables, la logística, entre otras.
La escuela técnica, junto a otros institutos, está llamada a ser piedra angular de esta puesta al día de la formación de los jóvenes, y es plenamente compartible la visión del director de que la educación “no es que la haga el otro, la sociedad civil integrada por los padres, los comerciantes, empresarios, todos pueden dar una mano para construir el futuro y luchar en esta estructura del tercer milenio, en estos valores que cambian, para construir una mejora para la comunidad”, de forma de participar activamente en los cambios desde la nueva perspectiva que imponen los tiempos.
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